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El primer cliente de la historia de El Corte Inglés de Santander fue Jesús Andérez Garallar, de Torrelavega. «He venido a ver lo que hay, a mirar los precios y a comprobar si es tan grande como dicen. No está mal. Es bonito», fueron sus ... palabras nada más atravesar las puertas de una superficie que cambiaría para siempre el comercio de Cantabria y que ahora cumple sus bodas de plata. Eran las diez en punto de la mañana del 7 de mayo de 1999 cuando los altavoces del Bahía de Santander, como fue bautizado, empezaron a anunciar rebajas en joyería mientras las mujeres que pisaban el centro comercial por primera vez recibían una rosa como regalo de bienvenida y un enorme pez espada se exponía en la pescadería, tal y como recogen las crónicas de entonces.
La apertura de El Corte Inglés en Santander hace 25 años causó una enorme expectación, pero también fuertes protestas entre los vecinos de Nueva Montaña y el comercio local de la ciudad, temeroso de la competencia que podía suponer para sus negocios la llegada de ese titán.
Pero el desembarco de El Corte Inglés no solo supuso un impacto comercial en Cantabria, también actuó como locomotora del desarrollo urbanístico en el barrio de Nueva Montaña. Donde antes solo vivían un puñado de vecinos en terrenos de marismas y de uso industrial se construyeron cerca de 1.800 viviendas en torno al centro comercial en los años posteriores, triplicando la población en esa zona.
Una expansión que los comerciantes del centro de Santander llevaron a los tribunales para intentar, sin éxito, tumbar el centro comercial, con el apoyo de algún partido político, como el PRC, que rectificaría después dando luz verde al proyecto tanto en el Ayuntamiento de la capital como en el Gobierno regional.
La historia de la construcción de El Corte Inglés de Santander es el relato de un aluvión de cifras que siguen impactando un cuarto de siglo después. Las obras, que costaron 10.000 millones de pesetas –60 millones de euros–, arrancaron después del verano de 1996 y, en algunos momentos, llegaron a coincidir 600 empleados trabajando en turnos durante 24 horas. La cantidad de hormigón, hierro y ladrillo que se utilizó fue comparable al usado para levantar 4.000 viviendas.
El diseño del centro comercial, obra del arquitecto Pablo Muñoz, fue tan metódico que el bar y el restaurante tuvieron que rehacerse tres veces. Todo eso para convertir al Bahía de Santander en El Corte Inglés más grande de España en aquel momento, con aparcamiento para 2.400 vehículos y más de 150.000 metros cuadrados de superficie, con la particularidad de su planta horizontal y no vertical, como sucedía en otras capitales. Además, era el único en todo el país que contaba con el supermercado Hipercor integrado.
Otra de las innovaciones que trajo El Corte Inglés fueron las doce salas de cine que se inauguraron en otoño de 1999. Las 2.700 butacas llegaron en un momento especialmente complicado para el cine en Santander, inmerso en una reconversión que había supuesto el cierre de muchas salas en la ciudad, donde solo quedaban abiertos en el centro el Capitol y Los Ángeles.
Impulsor y primer director entre 1999 y 2005. Falleció en 2017.
Llegó en 2005 a Santander y estuvo una década en el puesto.
Actual director del centro comercial, al que llegó en 2015.
Los meses previos a la inauguración fueron de locura. Los encargados del centro comercial recibieron más de 26.000 solicitudes para optar a uno de los 900 puestos de trabajo que se crearon. Y en enero, cuatro meses antes de abrir sus puertas, ya se habían repartido 40.000 tarjetas de crédito para clientes. Unas cifras que no han dejado de crecer durante la gestión de los tres directores que ha tenido El Corte Inglés de Santander: Eduardo Zaldívar (1999-2005), José Luis de la Fuente Patiño (2005-2015) y el actual, Pedro José Duplá.
La importancia de aquella inauguración, no solo para Santander, sino también para la propia marca, lo evidenció la visita del propietario de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, por aquel entonces uno de los empresarios más importante del país y muy poco dado a aparecer en actos públicos. Junto a él inauguraron el centro comercial el entonces presidente de Cantabria, José Joaquín Martínez Sieso; el alcalde de Santander, Gonzalo Piñeiro; el delegado de Gobierno, Alberto Cuartas, y representantes de todos los ámbitos, desde la Universidad a la abogacía, la cultura, la empresa, la banca, la empresa, y numerosos políticos.
En total, 3.000 personas que quisieron pisar el centro comercial un día antes de que los clientes entraran por primera vez y para evitar, como ocurrió, la factura del éxito: el atasco aquel día saturó los accesos y llegó hasta las rotondas de entrada al aeropuerto. 25 años después eso ya no es una novedad para los que lo sufren cada Navidad.
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