Borrar
Cuatro productores cántabros posan con sus productos. David Fontela
Cosechas adaptadas a tiempos de sequía

Cosechas adaptadas a tiempos de sequía

Cambios. Cuatro productores cántabros comparten cómo se han tenido que acoplar a una temporada marcada por el calor y la falta de agua

Domingo, 4 de septiembre 2022, 13:59

Cuando la producción depende de la tierra y del factor naturaleza, la sequía es un elemento que rompe los esquemas. Disfrutar de un bote de miel procedente del valle de Liébana, de las famosas patatas de Valderredible o de una rica mermelada de arándanos cultivados en Cantabria tiene, en tiempos de escasez de agua, más mérito porque el exceso de calor y la falta de precipitaciones conllevan la mayoría de las veces dificultades añadidas para sacar adelante sus cosechas. En este caluroso verano ha habido jornadas por encima de los 40 grados, e incluso de 30 en plena madrugada. Un clima que no ha favorecido a muchos sectores, sino que les ha llevado incluso a introducir cambios para adaptarse a las condiciones del momento. En el caso de la apicultura, la falta de polen no solo ha dificultado la producción de miel, sino que también ha impedido la correcta alimentación de las abejas, debilitando la cadena. Los arándanos se han visto dañados en apariencia, ya que la quema de sus plantas se ha trasladado a los frutos. El sector vitivinícola, en cambio, lo ha llevado mejor. Incluso se ha visto beneficiado por esta circunstancia, al evitar las plagas de la humedad. Cuatro productores cántabros han abierto sus puertas a El Diario Montañés para compartir el efecto sobre sus cosechas de esta temporada de sequía.

Miel - Liébana Dulce

«La sequía ha dañado la flora y la alimentación para las abejas»

Teresa Cuevas dirige el establecimiento Liébana Dulce. David Fontela

Sin polen, una abeja no puede alimentarse y, por tanto, fallece o es incapaz de poder producir miel». Un síntoma evidente de esta sequía ha sido la desaparición de flora en el valle de Liébana, que es imprescindible en ese proceso. Miel Dulce de Liébana, en la localidad de San Pedro de Bedoya, lleva cerca de cuatro años produciendo este producto, que este año se ha visto perjudicado por las altas temperaturas: «El calor no favorece para que las flores polinicen. Sin ellas, poca miel podríamos producir. Además, sin la alimentación del néctar, la abeja nace débil y es mucho más sensible a cualquier enfermedad», explica Teresa Cuevas, una de las dueñas de este establecimiento. Por si fuera poco, junto a la falta de agua, el calor parece haber fomentado la aparición de otros enemigos mortales de las abejas, como la avispa asiática, cada vez más presente en la región. «Estos ejemplares soportan bien el calor y están perjudicando las colmenas», apunta.

«Además de la falta de agua, otro inconveniente es la avispa asiática, que soporta bien el calor y perjudica a las colmenas»

Los recursos naturales son una obligatoriedad en el campo de la apicultura. En concreto en esta zona, siempre se utiliza el agua de la lluvia como elemento de regado. «En otras zonas sí se utiliza el riego automático, pero a nosotros no nos hace falta. Todos nuestros apiarios están situados cerca de lugares donde hay agua», subraya Cuevas. Sin embargo, las precipitaciones son menos habituales en esta zona de la región. «Las temperaturas son más altas que en la costa, y la lluvia no es muy frecuente. No obstante, tenemos agua para poder seguir funcionando durante estas épocas».

Con respecto a la producción, Miel Dulce comenzará a recoger durante este mes de septiembre el resultado de la labor colmenera. «Al principio de verano, antes de los grandes calores, metieron mucho néctar. Eso nos ha ayudado a que la producción de este año sea como en años anteriores». Eso sí, no en todos sus apiarios. «Tenemos varios por esta zona, y en muchos la alimentación de las abejas no ha sido adecuada. Pero, estamos seguros de que esto es circunstancial, y que saldremos adelante», concluye.

Vino - Miradorio de Ruiloba

«El calor nos ha venido bien para evitar las plagas de la humedad»

Gabriel Bueno sostiene un racimo de uno de los viñedos del Miradorio de Ruiloba. David Fontela

No todos los negocios han sufrido las mismas consecuencias por la escasez de agua. El del vino en Cantabria ha sido uno de los que saldrá mejor parado de esta calurosa temporada estival. Desde los viñedos del Miradorio de Ruiloba afirman haber tenido uno de los «mejores veranos» en sus cultivos. «Lo estamos llevando bien. No nos ha afectado mucho siendo sinceros. Es más, me atrevo a decir que nos ha beneficiado, porque al final hemos tenido menos plagas. En lo único que nos hubiera venido bien un poco de agua sería para engordar la uva, pero tampoco ha sido necesario», explica Gabriel Bueno, uno de los encargados del viñedo.

Los viñedos son unas plantas altamente resistentes a la sequía y a los climas más duros: «Nuestros portainjertos, que es lo que está metido en la tierra, aguanta la humedad. Por tanto, la sequía le viene muy bien porque necesita calor para desarrollarse. El principal problema de los viñedos de aquí del norte es el exceso de agua. Por eso aquí están todos ubicados en pendiente. Esta planta no quiere un exceso de agua».

«Ha sido uno de los mejores veranos, el principal problema de los viñedos del norte es el exceso de agua»

Las elevadas temperaturas también han sido de ayuda para combatir uno de los graves problemas a los que se enfrentan los viticultores: «Este calor seco ha ayudado a combatir a las plagas. El año pasado fue terrible, porque no paró de llover en la mayor parte del mes de agosto. Esto imposibilita el poder tratar contra enfermedades como el mildiu, que se aprovecha precisamente de la humedad. Las temperaturas de este verano, en este aspecto, han sido estupendas para nuestro producto». Y es que la época de la vendimia está a punto de comenzar. Octubre es el mes por antonomasia. Sin embargo, para Bueno y su familia parece que será en septiembre: «Este calor que ha hecho ha ayudado a que las cosechas se adelanten. Nosotros solemos vendimiar en el puente del Pilar. En cambio, este año calculamos que vamos a andar sobre el 20 de septiembre. No queda nada para la recogida, y estamos con muchas ganas».

Arándanos - Finca Walden Berries

«El arándano es más dulce, pero de apariencia menos llamativa»

José Cobo sostiene un puñado de arándanos extraídos de su plantación. David Fontela

Walden Berries, situado en Cudón, lleva cosechando arándanos para venta directa, y anteriormente también vendiendo a mayoristas, desde hace cerca de ocho años. Un negocio donde esta baya morada es la protagonista y que, en estos tiempos de sequía, parece haberse adelantado su proceso de cultivo: «Con todo este asunto del calor, muchas de las plantas se han quemado. El arándano que se obtiene de ellas es más dulce, pero de apariencia menos llamativa. Eso para la venta es un problema, ya que la gente no quiere comprar un fruto que no tenga un aspecto óptimo a la vista», narra José Cobo, uno de los propietarios de la finca.

No obstante, y pese a que la sequía ha empeorado la presentación del producto, el establecimiento funciona con varias visitas de turistas y curiosos que acuden a comprar sus arándanos: «Como vendemos de forma directa, la afluencia de público es habitual. Este verano hemos tenido bastantes visitas. Aunque esta situación climatológica nos está afectando de una forma u otra, lo cierto es que nuestra producción no ha cesado y nos está yendo bien, en términos generales». El tamaño de la planta también es un factor importante. En el caso de que fueran más altas, serían más resistentes a las sequías o a los climas más calurosos, pero no al frío. Todo lo contrario que las pequeñas, que aguantan perfectamente las temperaturas muy bajas, pero no las elevadas.

«El calor hace que la planta se queme, y con ella, sus frutos. Eso no es atractivo a la hora de comprar y consumir»

Pese a las olas de calor del verano, la variada gama de arándanos de Walden Berries aparentan estar soportando bien la situación, aunque su salida ya se ha producido: «Las altas temperaturas han hecho acelerar la mayoría de las cepas. Sin embargo, no hemos parado de producir, y por ende las visitas tampoco han cesado», explica Cobo. Eso sí, para hacerlo posible, por primera vez ha tenido que conectar el riego automático. «Jamás utilizo este sistema; sin embargo, este año por todo lo que hemos pasado, me he visto obligado porque peligraba tanto el fruto como la propia planta».

Patatas - Patatas Vallucas

«Hemos tenido que regar las patatas de forma abundante»

El propietario de Patatas Vallucas, David Fernández, muestra su producto. David Fontela

Para comprobar el efecto de la sequía en las cosechas de patatas, qué mejor que viajar a la comarca de Valderredible. Uno de los lugares de referencia es la fábrica de Patatas Vallucas, situada en la localidad de Villanueva de la Nía. Allí, David Fernández, uno de sus encargados, afirma que de cara a la próxima campaña podría encontrarse con algunos inconvenientes. «Los tubérculos de las nuevas cosechas son más pequeños, ya que al final han necesitado de regadío externo. Normalmente, eso no sucede, puesto que las patatas se alimentan de agua procedente de la lluvia. Sin embargo, este año ha habido que regarlas mucho por todo lo que está pasando con la sequía», relata Fernández en el mostrador de su negocio, mientras atiende a unos clientes.

Y aunque el agua sea un ingrediente de pura necesidad en su cultivo, lo cierto es que la patata ya cuenta, de por sí, con una gran cantidad de líquido en su interior. «El 80% de la patata es agua». No obstante, los tubérculos de esta zona de la región parecen no necesitar tanta agua: «Siempre se ha dicho que la patata de secano es mejor, porque apenas hay que regarla. Cuanto menos agua le cae encima, mejor infiltra los minerales. Pero el agua es necesaria para su cultivo, y para poder pelarlas». Hasta ahora, habían trabajado con las patatas de la cosecha anterior. Ahora, parece que en la siguiente fabricación de bolsas de patatas podrían verse perjudicados por la escasez de este año: «Este verano la mata ha crecido menos. Por tanto, los tubérculos se multiplican y se obtienen más. Eso sí, son más pequeñas de tamaño en comparación a las de otras recogidas de años anteriores». Sin embargo, Fernández confía en que este otoño la situación vaya a mejor: «Siempre ha llovido en otoño en esta zona. No creo que vayamos a tener problema en ese sentido, tenemos la experiencia de otras temporadas. Lo más probable es que volvamos a recuperar el nivel de las cosechas de años anteriores. Con las lluvias que vengan en esta estación que entra, va a mejorar casi seguro».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Cosechas adaptadas a tiempos de sequía