Unesco incluye el «tesoro natural» de Costa Quebrada en su red mundial de geoparques

Cantabria se estrena en la red mundial de la Unesco con un geoparque que comprende ocho municipios (Santander, Santa Cruz de Bezana, Piélagos, Miengo, Suances, Santillana del Mar, Polanco y Camargo) y 345 kilómetros cuadrados de superficie –270 de ellos en tierra y 75 en áreas marinas–, «constituyendo una unidad territorial perfectamente definida y homogénea desde el punto de vista geológico, geográfico, histórico, ambiental y paisajístico». Gracias a su singularidad y a la forma de presentarla y proyectarla ante el Consejo de la Unesco, el enclave pasará a formar parte de un club en el que la Unesco reconoce ya 213 territorios de 48 países distintos, todas áreas donde se combina la conservación ambiental y el desarrollo sostenible, y donde sus vecinos se involucran activamente en la protección y difusión de sus valores patrimoniales. El reconocimiento será totalmente efectivo en la primavera del año próximo, por lo que Cantabria tiene ahora un nuevo margen para seguir desplegando su estrategia de conservación y proyección de este pedazo de territorio.

La candidatura cántabra ha logrado la aprobación de los evaluadores de la ONU tras presentarse por segunda vez ante la Unesco. Para ello, ha cumplido con los «deberes» y recomendaciones que le impuso Naciones Unidas. Roberto Media, consejero de Fomento y Medio Ambiente, recordó el trabajo emprendido tras la «decepción» sufrida hace un par de años, cuando la candidatura no pasó el corte de Unesco, a saber: aumento de la financiación –200.000 euros anuales en los próximos cuatro ejercicios–; mejora de la señalización en los municipios implicados; creación de «una hoja de ruta» –Plan Estratégico–; visibilización del geoparque entre la ciudadanía, así como la puesta en marcha de un órgano de gestión. «Hoy por fin se hace realidad un sueño» y a ello ha contribuido el «apoyo sin fisuras» del Gobierno, dijo Media.

Y en el origen de esta andadura que culminó con «una extraordinaria noticia» para Cantabria está la asociación Costa Quebrada, que desde hace dos décadas «ha perseguido y peleado concienzudamente este éxito», destacó Buruaga. Lucía Dirube, secretaria del colectivo y coordinadora de Geoparque Costa Quebrada, evocó este «arduo trabajo» de décadas sin olvidar el liderazgo de Jesús Mojas, fallecido en marzo, y cuya huella en este proyecto no puede borrarse. Junto con Dirube, comparecieron la investigadora de la Universidd de Cantabria y directora científica del proyecto, Viola Bruschi; Javier Álvaro, su responsable educativo, y Ángel Trujillano, presidente de la asociación.

El Gobierno seguirá trabajando «codo con codo» con todos para transitar por una nueva etapa que supone «un antes y un después para Cantabria como patrimonio natural», subrayó Buruaga. Este patrimonio, recuerda el Ejecutivo, está contenido en un territorio enmarcado en el Sinclinal de San Román-Santillana; y que «afecta a materiales del Cretácico superior y del Paleógeno, que ofrecen gran variedad de formaciones que ilustran siglos de historia geológica». El área incluye los espacios protegidos del Parque Natural de las Dunas de Liencres y Costa Quebrada, las Áreas Naturales de Especial Interés de Pozo Tremeo y de las cuevas del Pendo y Peñajorao, y los espacios de la Red Natura 2000 de las Dunas de Liencres y Estuarios del Pas, Espacio Marino de los Islotes de Portio-Isla Conejera-Isla de Mouro; las Dunas del Puntal y Estuario del Miera; la cueva Rogería y el tramo final del río Pas.

Lucía Alcolea

Potenciar el vínculo del ser humano con el territorio que habita. Es una de las premisas de las que parte la designación de Geoparque Mundial de la Unesco. En el mundo hay 213 territorios con esta nomenclatura, áreas geográficas únicas y unificadas en las que se gestionan sitios y paisajes de importancia geológica internacional a través de un concepto holístico de protección, educación y desarrollo sostenible. Tipificar un enclave como geoparque implica la confluencia de los valores naturales, patrimoniales y culturales y supone crear estrategias en torno a un fin común, como el uso sostenible de los recursos, la reducción de los efectos del cambio climático o la disminución de los riesgos vinculados a desastres naturales.Además, tal y como se puede ver en la página web de la Unesco, los geoparques «contribuyen al desarrollo de las comunidades locales, la promoción de los territorios; de los tiempos geológicos significativos y de los temas históricos relacionados con la geología». Designar determinadas áreas como geoparques sedimenta la idea de que el patrimonio geológico está vinculado al legado cultural, natural e inmaterial de la zona. Los geoparques nos recuerdan que las diferentes culturas se desarrollan de una forma o de otra por la tierra en la que nacen. Se trata de «reconectar a todos los niveles la sociedad humana con el planeta que habita».

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