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La costera del bocarte no termina de despegar. En las dos primeras semanas de marzo aparecieron pocos ejemplares y de tamaño pequeño. Fue como un espejismo. El resto del mes no ha habido ni rastro de la anchoa, a excepción de contadas y muy ... escasas descargas en los puertos de Cantabria. Ha sido un arranque de campaña al ralentí, que, ahora mismo, sufre un brusco frenazo.
Las alarmas en el sector pesquero no se han encendido. De momento, en las tripulaciones se respira calma a la espera de ver cómo vienen las mareas en abril, cuando ya sí que sí, la norma no escrita, es que el bocarte de calidad dé la cara. El codiciado por el sector conservero para desarrollar su labor artesanal.
«El bocarte de costera aún no se ha capturado», sostiene el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cantabria, César Nates. Tal y como siempre ha ocurrido, la campaña se ha estrenado con lo que el sector denomina 'bocarte de abra', lo que ocurre es que este año estas piezas han sido pocas y se han pescado solo dos semanas. Otros años, estos ejemplares que van para fresco dan para más descargas. «Si comparamos los datos actuales con los del año pasado la costera está siendo muy floja», sentencia el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Santoña, Miguel Fernández. «No están encontrando bocarte». Y en 2023 no fue así. «En marzo del año pasado se subastó bocarte grande y en cantidades importantes prácticamente todos los días». Pero en la mar no hay nada seguro.
Ante la falta de anchoa, la flota de cerco ha centrado sus esfuerzos la segunda quince del mes en la costera de verdel que ha transcurrido «bien», con un precio medio de 1,25 euros el kilo. El grueso de las embarcaciones prácticamente ha consumido ya la cuota y la caballa da sus últimos coletazos para este arte. Los barcos de anzuelo se mantendrán en su búsqueda, aunque, de momento, el balance es negativo. Fernández lamenta que «han capturado muy pocas cantidades y con precios malos si se compara con los de cerco. A una media de 1,10 euros».
Ahora que los ingresos por el verdel desaparecerán, la flota volverá a centrarse en la anchoa y si no aparece en abril ya podría ser un problema. Pero aún hay margen de sobra. «La costera se está desarrollando como tiene que ser: primero aparece el 'bocarte de abra, luego viene el verdel y después, el bocarte propio de costera», describe Nates. «No hay nadie que esté nervioso. Somos conscientes de que este año ha quedado poco bocarte en el abra y además, nos hemos autoimpuesto también para marzo capturas de hasta 66 granos (piezas por kilo). Se ha juntado también con la llegada de numerosos temporales, que han enfriado el agua en vez de subir la temperatura. Hay que ser pacientes. Un año la anchoa viene antes que otros. Igual, lo raro es lo que ha pasado los dos últimos años».
El buque oceánico 'Rio Miño' del Servicio Marítimo de la Guardia Civil se encuentra en Cantabria para prestar labores de apoyo y control a las embarcaciones que actualmente se encuentran faenando en las costeras de la caballa y la anchoa. Atracó el pasado 14 de marzo en la región, donde permanecerá hasta el día 31 de este mes.
La delegada del Gobierno, Eugenia Gómez de Diego, ha visitado este martes el barco junto al general de brigada Javier Moscoso y el coronel jefe de la Guardia Civil en Cantabria, Antonio Orantes, así como personal del Instituto Hidráulico Ambiental de la Universidad de Cantabria.
Gómez de Diego ha mantenido un encuentro con los tripulantes y ha conocido el trabajo que se lleva a cabo en la embarcación, informa la Delegación en una nota en la que destaca que el Servicio Marítimo de la Benemérita vela por la conservación del medio ambiente, además de hacer cumplir las leyes de tráfico marítimo y pesca.
La presencia del 'Río Miño' en aguas marítimas cántabras se enmarca en las costeras de la caballa y la anchoa y los servicios de control se prestan de forma conjunta con inspectores de pesca del Gobierno de España. El fin es que se cumplan normativas relacionadas con cupos, embarcaciones autorizadas o artes permitidas.
Además, los guardias civiles que prestan servicio en el buque realizan labores de seguridad de los barcos que faenan en el norte peninsular, atendiendo posibles emergencias que puedan producirse.
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