El Covid-19 golpea al sector de la dependencia, con 194 usuarios y 89 profesionales contagiados

Su voz, al otro lado del teléfono, se escucha por encima del sonido de timbres y llamadas, de las instrucciones, del ruido del ajetreo... Estos días la actividad en las residencias de atención a la dependencia es dura, agotadora, revelan sus responsables, y «aquí nos vamos a quedar, no vamos a dejar a nadie solo», dice Rubén Otero, presidente la Federación Empresarial de la Dependencia (FED). Atiende la llamada tras ayudar a descargar un camión y antes de continuar con la logística en Cadmasa, el centro que dirige en Las Caldas del Besaya, donde el coronavirus ya ha irrumpido. «Luchamos al máximo», dice.

Las residencias de atención a personas dependientes y con discapacidad sufren las consecuencias de la crisis sanitaria. Según los últimos datos del Gobierno de Cantabria, 194 residentes y 89 profesionales han resultado casos positivos de Covid-19 tras someterse a los test realizados por el Servicio Cántabro de Salud. Estas cifras se revelan después de realizarse 1.115 pruebas, de las que casi 800 se hicieron entre usuarios de estos centros.

Las residencias son un reflejo a menor escala, pero muy intenso, de la situación general. El personal lidia con ello, explican sus responsables, con esfuerzo, con turnos de hasta 14 horas, con renuncias personales. Hay casos en Luey, Las Caldas, Santoña, Limpias... Ayer, el Patronato de San Cándido reveló también su «preocupante» situación y su incertidumbre tras identificar positivos.

Muchas residencias cántabras, al igual que por todo el país, atraviesan situaciones difíciles. Julia Gurruchaga, directora de Pro Maiorem, en Limpias, indicó ayer que la situación en este centro, aunque complicada, se mantiene estable. Con ello desmintió esa parte de las últimas declaraciones del presidente Miguel Ángel Revilla en la que dio a entender que todos sus residentes estaban contagiados. Ayer por la mañana, Gurruchaga y su equipo atendieron llamadas telefónicas de muchas familias intranquilas: «Se ha generado mucha alarma, mucha preocupación», lamentó. Precisamente, las palabras de Revilla motivaron un comunicado de la FED y Lares en el que el sector reinvindicó su implicación.

«Los centros de mayores de la región atraviesan esta crisis realizando extraordinarios esfuerzos para prestar el servicio en las mejores condiciones, a pesar de que adolecen de falta de equipos y medios», señalan. E incidieron en que la propuesta de que los residentes volvieran al domicilio -en Cantabria, 64 familias se adhirieron a la misma- ha sido un «fracaso» porque «nunca fue una solución».

La mención del presidente a la intensificación de las inspecciones en los centros también dolió al sector, que reclama apoyo material pero también aliento al Gobierno: «Necesitamos que nos animen ahora que estamos justos de personal, que algunos están durmiendo donde no es su casa, que no ven a su familia... Si encima tenemos desánimo es el no va más. Si el señor Revilla tiene algún problema con el cuidado de las personas mayores o con discapacidad, que venga y lo compruebe: tiene a tres mil profesionales como la copa de un pino trabajando en el sector. Y lo que más necesitamos ahora, además de 'epis' y otras cosas, es ánimo desde fuera para hacer bien nuestro trabajo», incidió ayer Otero.

Ayer, a última hora, Revilla brindó ese ánimo en un vídeo: «Quiero mandar todo mi apoyo a unos profesionales que trabajan como auténticos titanes», dijo; «estamos haciendo todos los esfuerzos para hacer llegar a vuestras manos el material que necesitáis». Hay necesidades. Gurruchaga indica una prioridad: «Necesitamos personal». Su compañero de sector, Tomás Pandal, coordinador en Fuente Ventura (Luey), celebra la ayuda de la ciudadanía, Ayuntamiento, Policía Local, del Icass.., y lamenta las «dudas» que sembró el presidente. Es prudente, pero reivindica al sector: «El sector de la dependencia en Cantabria ha hecho siempre un gran esfuerzo. No somos perfectos, pero se hace un trabajo bueno, coordinado, con supervisión».

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