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El Covid-19 pone nuevo rostro a la pobreza
CÁRITAS ·
El número de familias asistidas se ha duplicado entre marzo y abril y el 40% acude por primera vez tras quedarse en paro o estar afectado por ERTESecciones
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CÁRITAS ·
El número de familias asistidas se ha duplicado entre marzo y abril y el 40% acude por primera vez tras quedarse en paro o estar afectado por ERTEDesde que se inició la situación de pandemia por el coronavirus, Cáritas Diocesana de Santander ha redoblado sus ayudas, especialmente en productos de alimentación y primera necesidad. Entre marzo y abril la organización ha dado asistencia a 2.200 familias, destinando un total de 88.000 euros. Este dato supera en más del doble los receptores de ayudas en relación a meses anteriores y rebela que el 40% de estas familias demandantes acudían por primera vez a Cáritas a consecuencia del desempleo y los ERTEs registrados estos meses.
Francisco Sierra, secretario general de Cáritas Diocesana de Santander, destaca que el número de solicitantes de ayuda «supone más del doble que los meses anteriores a la crisis sanitaria, con un notable incremento (40%) de familias nuevas, que no acudían previamente». Y explica que «se trata de personas vulnerables que se han visto afectadas por el desempleo o ERTEs recientes, sobre todo provienen del sector servicios, hostelería y limpieza de hogares, empleos que dependen de la temporalidad».
Otra dato registrado entre el 15 de marzo y el 15 de abril ha sido el incremento de intervenciones con las familias, que han sido 2.713. La organización calcula que las ayudas a cada unidad familiar repercuten sobre tres personas de media (entre adultos y niños), por lo que aproximadamente la estimación se eleva a 10.000 beneficiados.
Francisco Sierra | Secretario Cáritas Santander
A pesar de que con el estado de alarma se han paralizado muchas actividades, «en Cáritas no hemos parado nuestra actividad sino que la hemos intensificado y desarrollado con creatividad maneras de seguir aportando asistencia de manera telemática, salvo la distancia social obligatoria», resalta Sierra.
Casi el 70% de la ayuda que ofrece la organización fue destinada a alimento y ayuda asistencial. A los nuevos perfiles que han surgido, se han sumado aquellas familias que «habían conseguido salir adelante por su cuenta, al superar los años duros de la crisis económica de 2008. Muchos de ellos han vuelto a ser solicitantes de ayuda», añade.
Sierra también subraya que «la entrega de alimentos en especie no es la única ni la mejor manera de responder a estas necesidades básicas, y la situación actual nos ha dado la razón». En este sentido, la organización entrega a las familias la tarjeta monedero para que puedan comprar ellos mismos los productos del supermercado en base a sus criterios personales.
«Desde Cáritas hemos querido romper con ese estereotipo cubriendo la necesidad, pero no con la entrega en especie. Para proteger la dignidad, intimidad y permitir la responsabilidad de las familias de forma más autónoma. Se trata de que puedan elegir qué comer», explicó Sierra. «Las personas a las que ayudamos están en situación de pobreza, pero no son menos competentes que nosotros para hacer su compra y, en el caso de que precisaran ayuda, se les puede acompañar también».
Luz | Beneficiara de ayuda
Luz es una de las beneficiarias de la tarjeta monedero. Llegó a España hace tres años con sus dos hijos y sus dos nietos para emprender una nueva vida. «Huimos de un país en guerra (Colombia). Conseguimos asilo político y la Policía nos protegió para abandonar el país». Todavía con tristeza en su mirada, esta mujer explica lo difícil que es dejar atrás una vida y empezar de cero. «Aquí nos sentimos seguros», dice, aunque ante determinados sucesos vividos no se pueda pasar página del todo.
Como solicitantes de ayuda, primero recibían alimentos, cajas con distintos productos que «cuando tienes necesidad aceptas y agradeces lo que te dan, pero a veces no es lo que necesitas», explica Luz, que recuerda que en una ocasión le dieron 18 berenjenas, una verdura que ni había visto ni sabía cocinar; o cuando le dieron muchas latas de tomate pero no tenía nada qué añadirle. Desde que ha recibido la tarjeta monedero se siente autónoma y libre. «Poder entrar a un supermercado y escoger aquellos alimentos que quieres para tu familia y los enseres de higiene personal que necesitas, es sentir libertad y ser dueño otra vez de tu vida».
Lo primero que compraron fueron yogures, gelatinas y pan de molde para sus nietos, que llevaban tiempo sin tomarlo. Lo segundo, fueron los productos de limpieza personal, que no suelen venir en las cajas de ayudas. «Realmente, veníamos de nuestro país cargados de lágrimas, y aquí no ha sido fácil hasta que hemos encontrado en Cáritas una verdadera familia que nos tiende una mano y nos devuelve la dignidad».
Otra de las líneas de trabajo de Cáritas es el proyecto educativo Anjana para dar apoyo extraescolar a los niños de familias con problemas socioeconómicos. Los centros juveniles donde acuden están cerrados por la pandemia, pero los voluntarios se las ingenian para estar cerca de los niños y sus familias. «Se lo merecen», explica Isabel Terán, educadora de Cáritas, que subraya que «la brecha digital hace más grandes las desiguales educativas. El 90% de estos niños desfavorecidos no tienen ordenadores ni tableta o red wifi a la que conectarse. Hacemos un seguimiento escolar y les acompañamos con las actividades para que no pierdan el hábito de estudio y su rutina».
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Rocío Mendoza | Madrid, Lidia Carvajal y Álex Sánchez
Álvaro Machín | Santander
Guillermo Balbona | Santander
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