El covid-19 provoca una caída del 22% en las escalas previstas en el puerto

Una vez superado el sobresalto que le provocó enterarse de que el Ministerio de Transportes había excluido a Santander de la lista de puertos del norte español seleccionados para que pudieran empezar a efectuar prerreservas con el fin de comenzar a recibir a pasajeros extranjeros -una decisión después rectificada por el Ministerio de Sanidad-, González ha empezado a pilotar la reactivación de un puerto que «ha sufrido caídas ciertamente significativas».

La del tráfico de automóviles ha sido, muy de largo, la mayor. «En abril hemos movido 5.467». La séptima parte que en marzo (39.130). El descenso registrado en este segmento, de un 85%, es de tal calibre que él habla directamente de una «paralización» de la actividad.

Además, al cierre de mayo, «el tráfico de graneles sólidos ha caído un 20,6%, el de líquidos un 34% y el de mercancía general un 12,4%», resume el presidente de la Autoridad Portuaria, que calcula que el descenso global promediado en este sentido «es del 18,2%».

El impacto del coronavirus también ha repercutido notablemente en el número de escalas. El año pasado pasaron por el puerto cántabro 1.614 barcos. Considerando que el acumula- do al cierre de mayo es de 507, «parece razonable pensar que este año no van a pasar más de 1.200 ó 1.300», calcula González, que estima que la caída de las escalas será de un 22%.

Buceando entre los números, hay uno que invita al optimismo. «Hemos incrementado un 59% la cifra de contenedores movidos» gracias, muy en especial, a la apuesta de la compañía CLdN por la transformación de su flota, a la que ha incorporado barcos de mayor calado con los que enfrentar mejor las invernadas en el Golfo de Vizcaya.

No sólo eso. Además, la empresa luxemburguesa, que actualmente opera la línea marítima Santander-Zeebrugge (Bélgica), estrenará el próximo 19 de junio una segunda ruta que conectará Cantabria con Liverpool y Dublín a través de una línea semanal que permitirá al puerto santanderino ofrecer a sus clientes un servicio directo de trailers y, por primera vez, de contenedores a Inglaterra e Irlanda.

«Descontento» por lo que al movimiento de mercancías respecta, el presidente de la Autoridad Portuaria, que espera que la reactivación de la actividad traiga consigo mejores guarismos, prefiere girar la vista al futuro consciente de los dos retos que tiene por delante.

Por un lado, la confirmación de un par de proyectos como este de la nueva línea con Liverpool que se encuentran, afirma, «en fase avanzada de maduración». Si los dos llegan a buen puerto, «probablemente tengamos que plantearnos un segundo y hasta un tercer nivel en el aparcamiento para liberar Raos 8».

Y por el otro, el impulso de los planes trazados para mejorar el servicio. En este sentido, dice, «hemos hecho una redefinición en el cuadro de inversiones para acelerar los procesos en marcha vinculados con el mantenimiento de nuestras infraestructuras y con el incremento de la capacidad operativa del puerto con la continuación de las obras previstas en Raos 9».