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Miguel Ángel Revilla (Polaciones, 1943) inicia este mes de junio dos viajes: el que le llevará de lleno a la segunda parte de su mandato al frente del Gobierno regional y otro por los platós de televisión de toda España para promocionar Cantabria como destino ... turístico. Ya lo hizo el verano pasado. Aquella vez, para intentar que la llegada de visitantes compensara la profunda crisis generada por la pandemia y esta, para que esa inyección económica propulse más la recuperación que anticipa con un optimismo desbordado.
–Decía la ministra de Trabajo en su primer acto como líder de Podemos que es ahora cuando arranca verdaderamente la legislatura tras el paréntesis de la pandemia. ¿Se lo aplica?
–Marzo de 2020 marcó un antes y un después. Todo lo que teníamos planificado, todos los proyectos se vinieron abajo por una situación que nos cogió a todos por sorpresa. Por el desconocimiento de la evolución de la pandemia de los primeros momentos, cuando el objetivo era tener el menor número de muertos y cada día hacíamos un parte de guerra. En junio pensábamos que ya estaba todo controlado y vino la segunda ola, y la tercera y la cuarta. Hasta ahora, con una situación en la que parece que vemos la salida del problema gracias a la vacuna.
–¿En los dos años que le quedan de mandato hay tiempo para recuperar el impulso y los planes que no se han podido hacer hasta ahora por la pandemia?
–Visito empresas todos los días y veo un optimismo que me hace pensar que vamos a tener un segundo trimestre del año muy bueno y el año que viene igual. Siempre con la incertidumbre de que aparezca alguna variante. Pero si en verano, como espero, estamos con inmunidad en España y en Cantabria… La gente tiene una ilusión enorme por seguir adelante. Hay cantidad de proyectos encima de la mesa, cantidad de empresas que quieren invertir en Cantabria. Tantas como yo no he visto nunca.
–Más allá de la agenda de la empresa privada, ¿en qué se va a centrar el Gobierno regional?
–Estamos con la incertidumbre de ver si los proyectos importantes que hemos presentado al Gobierno de España para los fondos europeos salen adelante. Hay más de cien proyectos, algunos fundamentales para que esta región pegue un cambio importante. Conocemos el proyecto estrella de La Pasiega, que incide en un sector dinamizador de la industria. Cantidad de empresas quieren instalarse ahí. Queda una parte, pero ya tenemos lo más importante, con la idea de que en el año 2022 empiecen las obras. Y tenemos el tema de los protones, también con dinero de Europa, que le va a dar a Valdecilla, que ya es un emblema nacional en muchos ámbitos, la posibilidad de ser el único hospital público de España que trate el cáncer con este sistema revolucionario.
–En ambos casos dependemos del dinero que nos asigne Madrid. ¿Qué hay de la iniciativa regional? ¿De lo que depende sólo de aquí?
–En lo de Valdecilla no, porque ese dinero ya lo tenemos asignado y nosotros seleccionamos esa inversión y no otra. Diría que ni La Pasiega depende de Madrid, porque la vamos a hacer de cualquier manera, pero esperamos que tenga financiación. Y otra importante para la dimensión cultural de Santander es que a finales de año podemos adjudicar la obra del Mupac. Vamos a tener el mejor patrimonio prehistórico del mundo en un lugar emblemático. Y hay un gran número de proyectos privados que el Gobierno de Cantabria apoya. El año que viene empezará la obra de la mayor inversión de nuestra historia con la transformación de la central de Aguayo para que produzca más de 1.000 megavatios de energía limpia. Inversión privada de 700 millones que será un antes y un después. El proyecto de sostenibilidad energética de Solvay, el proyecto eólico de El Escudo, los planes de inversión SEG en Treto, Dynasol, Ferroatlántica, Sidenor… Tenemos ya programado el relanzamiento del Seve Ballesteros, que va a tener las 26 rutas de antes.
momento de «optimismo»
–¿Cómo afectará todo eso a la recuperación económica?
–Yo espero crecimientos por encima del 7%. Podemos recuperar la situación que teníamos previa a la pandemia, recuperar la caída del PIB, en año y medio. Vamos a crecer más que España. Viene un periodo de crecimiento económico y ansias de invertir por la cantidad de proyectos que llegan. Lo que mueve la economía son los 47 millones de consumidores y ahora hay un ahorro familiar como nunca.
–Ha mostrado su confianza en el equipo de Sanidad. Más allá de lo general, en cuanto a las restricciones concretas, ¿ha estado de acuerdo con todas las medidas que se han tomado?
–Creo que en este tema no he sido capaz de explicarme. En una pandemia, por ley, yo como presidente no tengo capacidad de tomar resoluciones de tipo sanitario. De cerrar o abrir, de limitar los interiores o los exteriores… Son resoluciones de Sanidad. Yo eso lo he respetado y acatado siempre. Naturalmente, a nivel privado, siempre he intentado convencer de que había que conciliar la salud, lo primero, y no cerrar del todo la economía. Siempre como una recomendación.
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–Dice que ha acatado las decisiones de Sanidad. ¿Y las ha compartido?
–Una vez adoptadas, las he compartido. Lo que pasa es que cuando yo he recibido a los colectivos, he trasladado sus argumentos a Sanidad para que los considerara. Y luego Sanidad tomaba las decisiones que consideraba.
el límite horario del tsjc
–¿Nunca ha impuesto una dirección a Sanidad? La hostelería le pedía explicaciones a usted.
–No. Es que no podía. La única capacidad que tenía, si no me hubiera gustado la línea de Sanidad, era cesar al consejero. Pero no podría ni siquiera, afortunadamente, cesar a los funcionarios que hacen los informes. Son expertos en la materia y a mí eso me llena de tranquilidad. Me he limitado a trasladar la opinión de los afectados, que yo entendía que en su angustia pedían que se dulcificaran las medidas. Ojo, que Cantabria es la única comunidad que siendo dura en los interiores, nunca cerró los exteriores, que eran menos peligrosos..
– Y Cantabria es la única comunidad sin límite horario a la hostelería por decisión judicial. ¿Se equivocan los jueces?
–De momento, a acatar la resolución. Vendrá al Consejo de Gobierno un informe jurídico para que nos digan si se puede recurrir. Pero yo me siento tranquilo de estar en un país en el que sabemos que, si algo hace mal el poder legislativo o el ejecutivo, hay un poder judicial que toma decisiones. Y para un demócrata son de obligado cumplimiento. Entiendo que tienen que valorar no sólo el aspecto sanitario, también los derechos de las personas. Hay jueces que en unos territorios están tomando unas decisiones y en otros, otras. Ahí ha habido un fallo del Gobierno central. Yo estaba de acuerdo en el levantamiento del estado de alarma, pero dije que tenía que hacer algún requerimiento al Supremo para marcar unas pautas que permitieran a las autonomías no tomar decisiones sin que se las echan atrás al día siguiente.
–Más allá de lo político, ¿cómo ha vivido la campaña de «acoso» que ha denunciado y su cuestionamiento por el incidente del restaurante?
–Ha sido duro, pero yo intento ponerme en la situación de los otros. Cuando recibí al ocio nocturno y veía gente que lleva más de un año sin ingresar nada y con riesgo cierto de no poder pagar las rentas… ¿Cómo esta gente no va a estar angustiada si en su familia no entra nada? Entiendo el cabreo y que en una situación de desesperación no puedes ir a protestar más que al que aparentemente manda. Y todo esto también azuzado por algunos grupos políticos a los que les interesa deteriorar la figura del presidente.
–Al principio de la pandemia se felicitaba por la actitud de la oposición.
–En esto sí que ha habido un cambio. Al principio no recibía más que llamadas de los grupos con mensajes de ánimo y apoyo al Gobierno. Yo les informaba de todo y se lo agradecí. Pero en la última etapa ha cambiado. Han visto un filón para deteriorar al Gobierno. Y supongo que esto ocurrirá en todas las comunidades. A mí sí me ha molestado que no se reconozca que si hay alguien que ha apoyado la hostelería y el turismo de Cantabria soy yo. ¿Cuánto pueden valer en campañas publicitarias lo que hice el año pasado, que me recorrí todos los platós de televisión? No sé en qué medida influyó, pero bastante, porque muchos turistas me lo decían por la calle.
descarta cambios de gobierno
–Las crisis, o unen más a los matrimonios con problemas o aceleran la ruptura. ¿Qué ha pasado con el bipartito?
–El Gobierno funciona muy correctamente. Hemos hecho piña en apoyar las decisiones que cada uno tenía que tomar. Sanidad es competencia socialista y yo he estado con ellos sin fisuras. He salido varias veces a defender al consejero cuando se le ha pedido la dimisión, creo que sin justificación. El pacto ha ido muy bien.
–El descontento por algunos proyectos eólicos se ha centrado sobre el PRC, no sobre el bipartito.
–La postura del PRC es clarísima. Apostamos por ir sustituyendo las energías contaminantes por renovables. Es una pena que ahora estemos tan cojos y por eso apoyamos proyectos de todo tipo de renovables. Ahora, siempre con todos los requisitos legales de preservar el territorio. Las empresas han planteado proyectos por 3.000 megavatios, pero no se van a aprobar más de 700. Las resoluciones de Medio Ambiente se ha visto que tienen muy en cuenta que hay zonas que no nos podemos cargar paisajísticamente y donde sí se pueden poner. Esto no es una tómbola en el que cada uno ponga un molino donde quiera.
–¿Habrá PROT y Ley del Suelo esta legislatura?
–Claro. Esas dos leyes saldrán adelante. Y además esperamos tener el consenso del Parlamento.
–Con la vuelta de Marcano, ¿valora hacer algún cambio más en el Ejecutivo tras pasar el ecuador de la legislatura?
–No. Yo me siento orgulloso del Gobierno que tengo. De todos y especialmente de los del PRC, que no sólo los nombro, sino que los escojo.
balance a mitad de mandato
–¿No recomienza cambios al PSOE por prudencia y respeto, o porque cree que lo que está ya funciona bien?
–Si tuviera la sensación de que hay alguna consejería que no funciona, se lo diría. Pero por lo demás yo tengo que respetar el pacto de Gobierno. Respetar las consecuencias de cada uno es sagrado. Creo que tenemos un gran equipo.
–Muchos de los desencuentros con el socio tienen que ver con la gestión del Gobierno central. Reparto del dinero, los recursos judiciales y el lobo, últimamente.
–Lo del lobo es una incursión de la ministra Ribera. Ella tendrá sus presiones de los ecologistas, pero es que se ha metido en un terreno en el que no había problemas. Ha conseguido unirnos a las cuatro comunidades implicadas, con distinto signo político y vamos a ir hasta las últimas consecuencias. Había una gestión del lobo equilibrada: queremos mantener la especie, porque es un activo de la biodiversidad, pero tenemos que tener un control. No es compatible pregonar que la gente se quede a vivir en Polaciones, Valderredible o en los valles pasiegos y esto. La única forma de vivir allí son los jubilados, dos bares y la ganadería. Nosotros no queremos cacerías de lobos. Lo que se hace es una saca de exceso de animales cuando vemos que hay un riesgo para la cabaña ganadera. Y lo hacen los funcionarios. Que digan que es una especie en riesgo de extinción cuando hay diez veces más lobos que hace veinte años... Queremos defender al sector primario. A nuestros ganaderos. En nuestra escala están antes las personas que los lobos.
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