«No creo que haya muchos ejemplos en el mundo con el apoyo social del Centro Botín»
Íñigo Sáenz de Miera - Director General de la Fundación Botín ·
Tras el primer semestre de funcionamiento del edificio de Piano, la Fundación asegura que «la relación entre el continente y el contenido es uno de los grandes aciertos del proyecto»
«Contribuir al desarrollo social de Cantabria y potenciar la creatividad en nuestra región» son los retos a los que se enfrenta el Centro Botín, una vez superada con éxito la etapa fundacional y su efecto llamada. Iñigo Sáenz de Miera Cárdenas, director general de ... la Fundación Botín, cargo que desempeña desde el otoño de 2009, expresa un objetivo de equipo que siempre estuvo en las señas de identidad del proyecto, «que el posicionamiento global del Centro tenga que ver con su integración local».
Tras la apertura del edificio de Renzo Piano, se muestra convencido de que la imagen de la Fundación santanderina –la primera fundación privada de España– «se ha reforzado mucho». El responsable de la institución cree que «muchas de las decisiones que se tomaron durante la ejecución del proyecto han sido muy positivas» .
–Antes de mirar al pasado, ¿cuáles son los retos que le esperan al Centro Botín en este 2018?
–El presidente de la Fundación, en todos los actos inaugurales, insistió en que lo importante empezaría precisamente después de la inauguración, en que aquello no era sino el principio. El reto, tanto de 2018 como de los próximos años, será lograr que la actividad artística, formativa y cultural del Centro Botín logre contribuir al desarrollo social de Cantabria, y específicamente a potenciar la creatividad en nuestra región. También a aportar el punto de vista original y diferente del Centro al mundo internacional del arte, en el que se está produciendo una reflexión muy interesante sobre la misión social de los museos y centros de arte.
–¿Cómo definiría la personalidad del Centro Botín más allá de la potencia visual e integración arquitectónica en el paisaje?
–Creo que, en su discurso de apertura, su Majestad el Rey definió muy bien esta personalidad cuando dijo que el Centro Botín nacía con ‘ánimo participativo’. Quiero pensar que es el modo en el que toda la sociedad cántabra está participando en el Centro Botín, y haciéndolo suyo, lo que mejor define su personalidad. Es algo que, además, siempre dijimos que nos gustaría lograr, que el posicionamiento global del Centro tuviera que ver con su integración local.
–En este sentido, ¿admite que durante este semestre claramente el continente ha devorado al contenido desde su apertura?
–Creo que precisamente la relación entre el continente y el contenido es uno de los grandes aciertos de este proyecto. Ya en el primer ‘briefing’ que en 2010 mandamos a Renzo Piano le dijimos que nos gustaría tratar de un modo innovador el concepto de límite, en concreto que queríamos que de algún modo la gente no supiera si estaba dentro o fuera del Centro, que toda la intervención fuera un foco de atracción para que se convirtiera en un lugar de encuentro en torno a las artes. Una de las cosas de las que más orgullosos estamos es de cómo eso ha sucedido, de cómo los habitantes y visitantes de Santander han hecho suyo todo el espacio. Y más aun de cómo los espacios que el Centro genera invitan a mirar Santander, el arte, e incluso mirarse a uno mismo de forma diferente, que es en el fondo en lo que consiste la creatividad. Y nos encanta que tanto el continente como el contenido logren lo mismo.
–Desde la autocrítica, ¿se arrepiente de algunas decisiones?
–No. Todo lo contrario, ahora estamos viendo que muchas de las decisiones que se tomaron durante la ejecución del proyecto, en buena medida gracias a la participación ciudadana que se produjo, han sido muy positivas. El caso más paradigmático es la decisión de hacer el túnel y, por tanto, de ampliar los Jardines de Pereda de modo que lleguen hasta la bahía.
–Emilio Botín, baluarte de este proyecto, estableció unas premisas claras de identidad y proyección del CB. ¿Considera que se están cumpliendo?
–Sí. Lo que el Centro Botín es y quiere ser no ha cambiado en absoluto, si acaso se han reforzado esas ideas iniciales. De nuevo, nuestro presidente, Javier Botín, insistió mucho en ello durante la semana inaugural: Emilio Botín fue el gran impulsor de este proyecto, y nuestra labor no ha sido sino desarrollar las ideas y los objetivos que le llevaron a crear el Centro Botín.
–¿En qué tiene previsto la Fundación hacer hincapié para lograr una mayor integración e interacción entre el CB y la sociedad que lo acoge?
–A día de hoy hay 118.000 cántabros que tienen el pase permanente del Centro Botín y contamos con el apoyo y la confianza de más de 6.500 amigos, la práctica totalidad de ellos cántabros. No querría entrar a hacer comparaciones con otros museos o centros de arte, pero no creo que haya muchos ejemplos en el mundo de este nivel de apoyo social. Lo dijimos en la presentación que hicimos en Fitur (esta semana), estos datos de amigos y de pases permanentes son de los que más orgullosos estamos. Y más aún que orgullosos, agradecidos y conscientes de la responsabilidad que supone.
–El acuerdo firmado con el Gobierno regional ¿en qué se plasmará realmente más allá de las buenas intenciones?
–Tanto con el Gobierno Regional como con el Ayuntamiento de Santander, y con otras muchas instituciones públicas y privadas, estamos trabajando desde mucho antes de la inauguración, y son ya muchas las cosas concretas que se han hecho. En el caso de Cantur, evidentemente, las acciones están encaminadas a que el Centro Botín ayude al reforzar el posicionamiento de nuestra ciudad y de nuestra región dentro del sector turístico.
–En los meses de lanzamiento del Centro Botín la potente y masiva campaña de publicidad por todo el Estado no mostraba la palabra Santander asociada a la imagen del edificio de Renzo Piano. ¿A qué se debió esa elusión?
–En más de la mitad de los anuncios que se pusieron sí salía la palabra Santander. Sobre todo, lógicamente, en los de fuera de Cantabria. En este aspecto la Fundación siguió las recomendaciones de la agencia de publicidad, y estamos muy contentos con el resultado de esa campaña.
–¿Qué le ha dicho el arquitecto sobre su primera obra en España que pueda compartir ahora?
–Renzo y todo su equipo, con quienes seguimos manteniendo un contacto cercano, están muy contentos, sobre todo, de cómo la gente está haciendo suyo el edificio y los diferentes espacios que genera.
–La experiencia demuestra que también se puede morir de éxito. Las cifras del reciente balance certifican el efecto llamada. Pero, ¿y después? ¿Irá la Fundación incorporando nuevos caminos de actuación?
–Desde el principio la Fundación dijo, y lo seguimos manteniendo, que nos importa más la calidad que la cantidad. Y en cualquier caso, insisto en que lo importante es el largo plazo. Es compatible estar agradecidos y orgullosos por esta acogida con ser conscientes de que esto no ha hecho más que empezar. Respecto a la actividad y al contenido del Centro, se mantendrán las líneas de actuación que la Fundación lleva desarrollando desde hace ya decenios para lograr que las artes tengan una influencia positiva en nosotros y contribuyan, por tanto, a generar desarrollo social y económico. Por el momento lo que ya se está logrando es llegar a mucha más gente y a nuevos públicos, manteniendo esas líneas pero en muchos casos con actividades y formatos nuevos. En cualquier caso este hecho de que el Centro Botín no sea sino la continuación de una larga trayectoria es uno de los que más solidez puede dar al proyecto.
–La construcción del CB en algunas fases con sus problemas y convulsiones, ¿ha dejado un serio lastre económico a la Fundación y muchos litigios por el camino?
–Este es otro de los asuntos que muestran que decisiones complicadas que se tomaron el año pasado han sido acertadas. En este caso, en concreto, la decisión de priorizar la calidad y el coste sobre el plazo. La Fundación durante todos estos años ha trabajado para lograr, en lo que se refiere al coste, un equilibrio, de modo que se lograra la calidad necesaria y al mismo tiempo una utilización responsable de los recursos.
–La Fundación Botín es la primera entidad de España en muchos aspectos y factores. Y, sin embargo, ¿qué opina de esa sensación generalizada de que otras fundaciones venden mejor su ‘marca’ o quizás tienen mayor transparencia?
–No creo que exista esa sensación. Precisamente la apertura del Centro Botín ha reforzado mucho la imagen de la Fundación, pues el impacto que ha tenido en medios de comunicación tanto nacionales como internacionales ha superado con mucho las máximas expectativas que pudiéramos tener, y con mensajes siempre muy positivos.
–¿Qué destacaría de los programas innovadores en el ámbito formativo?
–En primer lugar precisamente eso, su carácter innovador, pero al mismo tiempo con una innovación asociada a unos resultados cada vez más contrastados desde el punto de vista científico. Pero sobre todo, la gran demanda que están teniendo y la satisfacción de quienes participan en ellos.
–En febrero comienza el primer programa de desarrollo del pensamiento creativo a través de las artes para universitarios (C! Program). ¿Cómo es este proyecto desarrollado con la UC?
–Es un programa de formación experiencial, absolutamente pionero, que responde muy directamente a la misión social del Centro Botín, contribuir al desarrollo de la creatividad. En este caso, de la creatividad de todos los alumnos de la UC, estudien la carrera que estudien, que durante toda su carrera universitaria quieran tener una relación intensa con las artes que les ayude a mirar su etapa formativa, su futura profesión, y en general los retos de su día a día, de un modo diferente. Es un proyecto por el que estamos especialmente ilusionados, también porque es muestra de la colaboración de la Fundación con una institución de la importancia de la UC.
–¿Cuál es el vínculo con la Universidad de Yale plasmado en Reflejarte?
–Con Yale tenemos desde hace ya más de 5 años un convenio en marcha y una relación muy intensa. Conjuntamente diseñamos cursos, actividades y acciones para el desarrollo de la creatividad, y evaluamos y publicamos en revistas especializadas sus resultados, que también nos ayudan a continuar mejorando cada iniciativa que se pone en marcha. Ahora estamos especialmente centrados en la organización conjunta del primer Congreso Internacional de Artes, Emociones y creatividad, que tendrá lugar en el Centro Botín a finales de este año o comienzos del año que viene.
–¿Se ha entendido bien la esencia de apostar por promover la creatividad y la imaginación a través de las artes?
–Creemos que sí, mejor incluso de lo que esperábamos. Cada vez de una forma más natural todo el mundo identifica el Centro Botín con esta idea. En cualquier caso, será con el tiempo cuando no sólo se logre una mayor identificación, sino, lo que es verdaderamente importante, resultados. Estamos ya trabajando en un proyecto de largo plazo de evaluación externa de este objetivo.
–En estos meses ha asomado alguna polémica como la del mantenimiento de la fachada en relación al estado de la delicada ‘piel de cerámica’ del Centro. ¿Se han adoptado especiales medidas técnicas y jurídicas?
–Desde antes incluso de la inauguración del Centro la Fundación y todos los equipos involucrados están siguiendo de una forma cercana e intensa el funcionamiento de todo el edificio, no sólo de la envolvente cerámica. Tanto esa envolvente como otros muchos elementos del Centro son innovadores, y ya sabíamos que este seguimiento cercano iba a ser necesario.
–¿Existe un método eficaz que sirva para buscar la excelencia?
–Tener los objetivos claros, medir el impacto social de cada programa y usar los resultados de esa medición para seguir innovando y mejorando siempre.
–En lo personal, ¿se ha marcado metas y plazos al frente de la Fundación?
–No, no a título personal; mis metas son las mismas que las de todo el equipo de la Fundación Botín. Nuestra prioridad ahora es trabajar para que el Centro Botín cumpla su misión social, y seguir haciendo el máximo esfuerzo para que el resto de programas logren el mayor impacto posible con la máxima eficiencia.
«El sello local del Centro contribuirá a su posicionamiento global»
–¿Cuál es la finalidad y funcionalidad real ahora de la sede de Pedrueca?
–La Fundación Botín, al margen del Centro, sigue desarrollando sus programas de Educación, Ciencia y transferencia tecnológica, Desarrollo Rural, Becas, Acción Social…. Todo esto se desarrolla tanto desde la sede de Pedrueca como desde la de Madrid. Pero en cualquier caso, sí estamos reflexionando, ya con el Centro abierto, sobre cuál puede ser el modo de utilizar los recursos de la forma más eficiente posible. Y en ese sentido es previsible que se concentren en Pedrueca y en el Centro Botín las actividades que tenían lugar en Villa Iris y en la antigua sala de exposiciones.
–¿Cree que hay suficientes interrelaciones y sinergias con el resto de instituciones y agentes culturales para que el CB sea parte viva del tejido cultural?
–Creo que son muchas. Como le decía, cuesta imaginar un centro de arte con un mayor grado de integración social. Pero al mismo tiempo, siempre se podrán crear nuevos lazos y poner en marcha nuevas iniciativas. Siento insistir en que esto no es sino el principio, lo más importante está por hacer y tenemos tiempo para hacerlo. Lo que es muy positivo es que lo tenemos muy claro: será el carácter local del Centro lo que mejor contribuirá a su posicionamiento global.
–Al margen del manido efecto Guggenheim de Bilbao, mal entendido y poco exportable a otras ciudades, ¿cuál diría que ha sido el ‘efecto Centro Botín’?
–El efecto del Centro Botín, si es que lo tiene, como esperamos, se producirá a largo plazo. Y ojalá consista en que cumpla su misión social, contribuir al desarrollo social y económico de nuestra región, y específicamente de su creatividad, y aportar su punto de vista original y diferente al mundo del arte, mostrando la capacidad que tienen las artes para hacernos mejores.
–¿A qué atribuye que las fundaciones sigan provocando suspicacias?
–No creo que en términos generales eso suceda. Un reciente estudio de Sigma Dos muestra que la confianza que los españoles tienen en las fundaciones supera, por ejemplo, a la que tienen en el sector público o las empresas. Creo que esto se debe a que las fundaciones españolas no sólo están desarrollando una magnífica labor social, sino que además cada vez están logrando comunicar mejor la labor social que desarrollan.
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