«Creo que ya se vislumbra luz al final del túnel en las residencias»

-En la actualidad hay tres brotes en residencias y otro en un centro de dependencia para personas con discapacidad. ¿Le inquieta?

-Lógicamente, seguimos de cerca los que más positivos acumulan, sobre todo los de las residencias de Puente Viesgo y Vega de Pas. Son los que más me preocupan. El de Bimbiles, en Sancibrián, por fortuna, va camino de resolverse. Cada día disminuyen los afectados. Los dos centros de dependencia de la Obra San Martín están en observación. Esperamos, aunque en el Icass también estamos atentos, que pronto estén controlados porque son edificios completamente indepdendientes.

-Una vez que entra el virus, ¿qué se puede hacer?

-Si el brote es grande, lo mejor es sacar cuanto antes a los primeros positivos para que las residencias se puedan organizar mejor y asumir menos riesgos. En eso, el centro covid de Suances ha jugado un papel fundamental. Pero también es cierto que entra en juego el factor suerte. Si tienes la mala fortuna de que se desate un foco y no lo detectas a tiempo, porque muchas de las personas puedan ser asintomáticas, es más complicado. Por eso hacemos barridos frecuentes.

-Hay residencias que, ante la virulencia de la tercera ola, se preguntan si la variante británica no tendrá algo que ver.

-No tenemos datos que lo constanten. Creo que en las anteriores, cuando el virus se coló en las residencias, también fue muy expansivo.

-¿Qué objetivo se fija el Icass a corto plazo?

-Desde luego, finalizar la vacunación de la segunda dosis sin incidencias. Para ello estamos colaborando codo con codo con Salud Pública. El objetivo es poner el mayor número de vacunas a los residentes. Estamos convencidos de que es la mejor solución.

-¿Hay plazos concretos?

-Eso depende del Servicio Cántabro de Salud, aunque nos ha pasado un cronograma detallado. El CAD de Cueto y Padre Menni inauguraron la segunda tanda de vacunación. Después continuaremos, si no hay sobresaltos, con el resto de centros. Según ese calendario, más o menos, para el 10 de febrero estarán vacunadas todas las residencias. Y para el día 13, los alojamientos supervisados y los centros pequeños de discapacidad con pocos usuarios.

-¿Qué sucederá después?

-Tenemos mucha esperanza con la vacuna porque, salvo los brotes, no están surgiendo casos de importancia. Tenemos la intuición de que algo ya está teniendo que ver la primera dosis. Así que entendemos que con la segunda, que cuenta con rigor científico, habrá un porcentaje de anticuerpos muy alto. Eso permitirá dar un respiro a las residencias, que podrán recuperar su vida propia y las actividades de atención al usuario anteriores a la pandemia.

-¿Se puede hablar entonces de resultados esperanzadores?

-Es una impresión nuestra, pero también es verdad que puede ser fruto de la casualidad. Si no han aparecido nuevos positivos, la probabilidad de que aparezcan nuevos brotes en las residencias con las segundas dosis se va a minimizar. Desde que comenzamos la vacunación sólo han surgido los de Puente Viesgo, Vega de Pas y Obra San Martín, porque el de Bimbiles ya estaba en marcha. Entendemos que estos tres centros ya estaban infectados cuando recibieron la primera dosis. Puede ser también que a la vacuna no le diera tiempo a hacer efecto.

-Por tanto, ¿ya vislumbra la luz al final del túnel?

-Creo que sí, pero debemos ser cautos. El miedo que teníamos con la segunda y ahora la tercera ola es que hubiera excesivos brotes, que los recursos no alcanzasen... y eso no está ocurriendo. En fin, lo vivido desde marzo ha servido para que todos aprendamos.

-¿Se ha hecho algo mal?

-Todos, incluidas las residencias, estamos en un proceso de examen continuo. Los complejos de culpabilidad los tenemos que dejar de lado. Ahora ya lo vemos a un año vista, pero esto ha sido un terremoto. Además, hay que tener claro que las residencias no son centros sanitarios, son centros sociales donde las personas viven y lo hacen de forma lo más parecida posible a un entorno domiciliario.

-La Fiscalía ha abierto diligencias penales a tres residencias cántabras. ¿Le preocupa?

-Que se han podido cometer errores, seguro. Pero sinceramente creo que no ha habido mala praxis en ninguna. Esto ha sido un terremoto para todos. No contábamos con los medios, ni con la formación , ni tampoco con la información adecuada. Es cierto que, efectivamente, hay residencias denunciadas, aunque puede ser por muchos motivos. Entendemos que los trabajadores se quejen de que, en algunos casos, no ha habido el material de protección adecuado. Pero también somos conscientes es de que si no lo hubo fue porque había desabastecimiento en el mercado.

-¿Han sido suficientes las ayudas desde el Icass?

-La Consejería de Políticas Sociales y el propio Icass sacamos subvenciones directas por unos 960.000 euros y ya se han pagado cerca de 800.000. Y vamos a sacar otras nuevas para cubrir aspectos que en las anteriores no se contemplaron.