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Mascarillas, confinamientos, reducción de aforos, vacunación generalizada de la gripe, gel hidroalcohólico... todos los muros de contención levantados frente al covid en este último año ... y medio han frenado de rebote la propagación de otros virus habituales. Muchos de ellos responsables cada año de que los alérgicos crónicos sufran crisis asmáticas y otros problemas respiratorios. Sobre todo por estas fechas, con la primavera en apogeo, se notan los beneficios de que la mascarilla filtre el aire que se respira. Dicen los expertos que se han reducido las crisis asmáticas hasta un 40% y es algo que da qué pensar acerca de la conveniencia de que algunas costumbres higiénicas prevalezcan una vez se le haya ganado la batalla al coronavirus.
«Este año ha habido muchas menos condiciones para la transmisibilidad de infecciones respiratorias y eso ha mejorado la calidad de vida de los asmáticos crónicos, que han estado mucho mejor que otras veces». Fernando Rodríguez es jefe del Servicio de Alergología del Hospital Valdecilla. En su trabajo diario ha podido constatar la reducción de estas crisis respiratorias. «La gente ha estado más en espacios abiertos. Muchos han permanecido más tiempo en casa y hasta en los colegios ha habido ventilación a diario. Y respecto al polen, la exposición este año ha disminuido muchísimo», explica el experto. «Si se usan las mascarillas FFP2, se puede filtrar la mayor parte de las partículas. Las quirúrgicas funcionan peor en este sentido, la filtración es mucho menor», pero en todo caso cualquier filtro, por pequeño que sea, ha minimizado el impacto de la alergia este año.
Mucha menos gente acude a las consultas con problemas. «Los enfermos asmáticos son los mismos de siempre, porque son crónicos;pero los problemas de descompensación de esa afección, que se producen cuando entran en juego las infecciones respiratorias, han sido muchos menos», concreta Miguel Añó, responsable de Alergocantabria.
El problema lo tienen especialmente los más pequeños. Tienen el sistema inmune inmaduro, porque es en esas edades tempranas cuando necesita 'entrenarse' combatiendo infecciones de diferente naturaleza. «Es lo que han denominado la teoría de la higiene. Todas estas protecciones que utilizamos para no contagiarnos llevan a que exista una disminución significativa de presencia de virus respiratorios que nos infectan», explica Fernando Rodríguez. «Esas infecciones, en un estado normal de las cosas, lo que hacen es promover esa respuesta inmune. Pero si no sucede así, si no las pasamos, se produce una respuesta diferente que desencadena la aparición de reacciones alérgicas de origen respiratorio». Es posible que este exceso de higiene termine desencadenando un aumento de la presencia de alergias de origen respiratorio.
Por esta misma razón se explica que en el campo haya menos afecciones de este tipo, «precisamente porque los vecinos de las zonas rurales tienen más contacto con estos agentes infecciosos que estimulan la respuesta del sistema inmune»;y sin embargo en las ciudades sucede lo contrario.
Cosa diferentes son las dermatitis. Las manos y la cara están siendo las zonas más dañadas. «Por un lado el uso excesivo de hidrogel termina por eliminar el manto protector natural de la piel, y eso puede desencadenar problemas cutáneos, y el uso continuado de mascarillas hace tiempo que está causando problemas irritativos en el rostro», detalla Rodríguez.
Un catarro al uso puede causarle siete días de malestar a una persona sin patologías previas;pero supone un serio trastorno para un paciente que sufre de asma. «Puede descompensarle la afección y desencadenarle una crisis que hay que tratar. Por eso ha sido tan importante, este año, que mucha más gente se haya vacunado de la gripe y que hayamos ido con la boca cubierta, porque estos problemas se han minimizado», destaca Añó.
¿Significa esto que deberían aprenderse lecciones de cara al futuro? ¿Podría implantarse la mascarilla cuando la gripe cobra mayor fuerza, o cuando llega la primavera? «En este último caso la medida está adoptada hace tiempo», recuerda Rodríguez. «En el sur de España, donde existen mayores problemas que en el norte con el polen, hace tiempo que las personas más sensibles llevan mascarilla en esta época» detalla el jefe del servicio en Valdecilla. «También sería conveniente, por ejemplo, empezar a pensar que no es descabellado que fuera preciso ponerse la mascarilla en interiores cuando lleguen los meses de mayor incidencia de la gripe, o de cualquier virus que pueda desencadenar problemas como en ese caso. Es, quizá, algo que deberíamos aprender de esta pandemia, y que hace tiempo que se contempla en otros países, como en Japón».
F. Rodríguez | Alergología de Valdecilla
Miguel Añó | Alergocantabria
La protección no sería tanto hacia uno mismo como hacia los demás. Es más importante tener la responsabilidad de no contagiar –especialmente cuando aparecen síntomas o cuando hay sospechas de que uno mismo es portador de un virus– que pensar solamente en la defensa de uno mismo frente a las agresiones infecciosas que puedan llegar del exterior.
«Luego está la pregunta de qué le sucede a los alérgicos con el coronavirus. Pues aunque a mucha gente le resulte sorprendente, ellos están más protegidos por la medicación que toman», argumenta Rodríguez.
Los corticoides y otras medicinas pueden ayudar a minimizar la inflamación que es la causante de los mayores problemas respiratorios en los pacientes que sufren covid. Algo que, también en ese sentido, beneficia en este contexto de pandemia a los alérgicos crónicos.
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