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El investigador del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria, Ibbtec, Álvaro Rada Iglesias (Santander, 1978), ha sido merecedor del Premio José Luis Gómez Skarmeta a la excelencia científica en biología del desarrollo que otorga la Sociedad Española de Biología del Desarrollo (SEBD).
-¿Cómo ... se siente al recibir este reconocimiento?
-Es un honor saber que el trabajo termina siendo considerado por los demás. Supone una gran alegría y un orgullo. Me gustaría dedicar el premio a mi esposa y mis suegros, sin cuyo apoyo nada de lo que yo he conseguido sería posible. Tampoco lo habría conseguido sin mi grupo -el de Regulación Transcripcional en el desarrollo y en enfermedades congénitas-. Me hace especial ilusión por las personas que lo componen, los jóvenes que han estado y que ahora pueden ver que su esfuerzo es considerado. Sin ellos no podría hacer nada.
-¿Siente que el covid ha eclipsado en cierta forma a la investigación sobre otras enfermedades?
-Todo lo que estamos viviendo tiene un lado bueno y otro malo. La parte positiva es la visibilidad que ha ganado la ciencia y sobre todo, la percepción de que es útil. Lamentablemente, esa es de las pocas cosas que quedarán buenas tras esta pandemia. Lo malo es que este énfasis en el covid pueda provocar que la financiación pública se enfoque sólo en esta enfermedad. Eso es algo peligroso que ya estamos viviendo en Europa: el abandono de la investigación básica. Y si la abandonamos del todo, sufriremos. La Ciencia básica es fundamental, sobre todo a largo plazo. Ahí es donde surgen los hallazgos.
- Por otro lado, la biomedicina no podría estar más de actualidad.
-Hay muchos jóvenes a los que esta crisis despertará sus vocaciones. Por suerte, esta pandemia seguro quegenerará una estirpe de nuevos investigadores. Sería una gran noticia. La investigación biomédica requiere mucha vocación y es una carrera dura. A diferencia de lo que ocurría años atrás, Cantabria goza de una infraestructura y una visibilidad más potente en este ámbito. La pandemia puede despertar las vocaciones de muchos jóvenes y hacer que el futuro sea mejor para todos.
-¿Qué mensaje enviaría a esos jóvenes que se están planteando ser científicos?
-Siempre digo que, cuando algo te gusta mucho, lo sabes. Hay momentos de frustración, sí, pero cada cierto tiempo hay otros 'momentos eureka': estás solo en mitad de un experimento tedioso y de pronto hallas algo que nadie ha descubierto antes. La satisfacción es enorme. Por eso es clave tener curiosidad y hacerse preguntas. Si te gusta la ciencia harás lo que tengas que hacer para conseguirlo. De ahí la importancia de acercarla a los jóvenes, aumentar las becas, la financiación, etc.
-¿Está abonada la investigación a la colaboración internacional?
-Cada vez está más establecido que la realización de los proyectos debe ser muy colaborativa. Cualquier proyecto es muy complejo y requiere de una elaboración multidisciplinar, con la ayuda de muchos expertos, estén en Santander o en Helsinki. Luego está la financiación. Casi toda, en España al menos, es pública, y hay una rama que nos permite subsistir. Hay que conseguir financiación europea para conseguir más impacto y recorrido. Porque invertir en Ciencia no es tirar el dinero. Al contrario, nos prepara para los desafíos del futuro.
-¿Sale España muy mal parada en las comparaciones con países de nuestro entorno?
-Sólo en el aspecto de la financiación. Lo que nos sobra en Cantabria y en España es talento. Hay gente muy buena: grupos, estudiantes, proyectos... Capacidad hay de sobra y de hecho formamos a un personal muy bueno. La única diferencia es la capacidad económica, que debería situarse al menos en la media europea.
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