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Si está pensando en comprar un coche nuevo tenga paciencia, lo más seguro es que deba esperar entre seis y ocho meses para recibirlo. Si ha decidido renovar algún electrodoméstico de su casa es más que probable que llegue con cierto retraso. Y si tiene ... en mente comprar un ordenador la espera puede ser aún más larga. Son algunos ejemplos de los efectos que está teniendo la crisis económica mundial en los consumidores.
Una vez que se ha dejado atrás lo peor de la pandemia y que se está recobrando la normalidad, las empresas centran sus esfuerzos en la recuperación de la economía, aunque la realidad es que están teniendo más dificultades de las previstas porque son muchos los factores que juegan en su contra en estos momentos. Es lo que denominan como la 'tormenta perfecta'. Por un lado, el sector industrial está teniendo que hacer frente a un incremento en el precio de las materias primas que emplea en sus procesos de transformación, al que se suma otro aumento de los costes de la energía, como es el caso de la electricidad, y el de los combustibles (gas natural y el petróleo). Pero no solo eso, porque también están asumiendo un mayor desembolso por el transporte de esa materia prima, que en el caso de los contenedores que vienen por mar se ha multiplicado por cinco.
Materias primas El acero, el cobre y el aluminio han experimentado una fuerte subida de precios
Energía y combustibles El precio de la electricidad y el del gas natural está generando más costes a las empresas
Transporte marítimo Los contenedores que llegan por mar escasean y su precio se ha multiplicado por cinco
Mano de obra Las empresas también tienen elevados costes de mano de obra cualificada porque escasea
Escasez de suministros El consumidor tiene problemas para adquirir ciertos productos, que además son más caros
Todo esto está provocando que estas grandes industrias tengan que repercutir ese sobrecoste a sus clientes, las pequeñas y medianas empresas, que, por su parte, se enfrentan a un problema de escasez de suministros. La carencia de microchips es la problemática que más está castigando a estos negocios, ya que son muchos los productos que dependen de estos componentes, como los vehículos, electrodomésticos, ordenadores... Además, hay otros artículos que también escasean como la ropa, los juguetes, las bicicletas, y ciertas bebidas. En algunos casos debido a la dependencia de las importaciones procedentes de Asia y en otros por el simple hecho de que la demanda supera a la oferta. A todo esto se suma otro problema, la falta de mano de obra cualificada, que escasea tanto en la industria como en la construcción y el turismo. Con lo que la poca mano de obra de este tipo tiene un mayor coste para las empresas.
Enrique Conde, presidente de CEOE-Cepyme, muestra su preocupación por uno de los problemas que está afectando a las empresas como es la falta de mano de obra cualificada, lo que está provocando que asuman más costes por la poca que hay. «No hay mano de obra cualificada y tenemos entre un 35 y un 40% de jóvenes en el paro. Los métodos de formación están desfasados. El sistema educativo no funciona y la comunicación con el mundo joven falla». Conde asegura que llevan «tres o cuatro años» demandando a la Administración un cambio en el modelo educativo para evitar esta problemática.
Si metemos todos estos 'ingredientes' en una coctelera el resultado final es que el consumidor está teniendo serios problemas para adquirir ciertos productos y, de hacerlo, está viendo como debe asumir un mayor coste por ellos.
El Diario Montañés ha recabado la opinión de diversas empresas de Cantabria, tanto del sector industrial como del sector servicios, con el objetivo de saber cómo les está afectando esta crisis. «Nuestra principal preocupación está en las paradas de producción de los fabricantes del sector del automóvil por la escasez de semiconductores», apunta Iñaki Calvo, director general de SEG Automotive (Treto). Ademas, el incremento del coste de las materias primas y de los fletes marítimos son otros 'cuellos de botella' que viene sufriendo este sector tras el tercer trimestre del 2020. «Materiales como el acero, el cobre o el aluminio han experimentado fuertes subidas de precio que han encarecido la logística y la propia producción. Asimismo, el transporte marítimo se ha convertido en un grave problema para toda la industria, con escasez de contenedores, aumento del coste de los fletes y un sector que se ha visto desbordado por la fuerte demanda, la inestabilidad provocada por el covid en muchos países clave y el crecimiento del comercio electrónico».
El Grupo Solvay, que desarrolla su actividad en el sector químico, se está viendo afectado por el incremento de los costes como consecuencia de la subida del precio de los combustibles. En su caso, sobremanera, por el aumento en el coste del gas natural, «que se ha multiplicado por cuatro respecto a los valores habituales e históricos», según señala Fernando Cohnen, director de operaciones de la fábrica ubicada en Torrelavega. «También estamos acusando incrementos enormes en otras materias primas como el carbón, la antracita, el amoniaco, el ácido, además de tener dificultades para conseguir contratos». Cohnen asegura que la previsión de la empresa era acabar el año con una producción del 100%, «pero hemos tenido que reducir la marcha desde este verano por el elevado coste del gas natural». Además, los cuantiosos costes que asumen les han obligado a aumentar el precio de su producto, el carbonato de sodio, con el que se elabora el vidrio.
Francisco Javier Fernández, director general de Saint-Gobain PAM, con factoría en Santander, destaca la «inédita subida de precios en las materias primas, en la energía y en el transporte» a la que están haciendo frente. Según señala, las materias primas para la industria llevan subiendo desde finales de 2020, y las que entraron más tarde en el proceso inflacionario han subido incluso más. «Son escaladas del 40% al 70% y, en el caso de la chatarra, incluso de un precio que se ha duplicado». Además, Fernández afirma que el parón de las fábricas chinas de magnesio, un componente imprescindible para los tubos de fundición de Saint-Gobain, «dificulta el acceso a este mineral y dispara su precio, que se ha multiplicado por siete». Por otro lado, comenta que el problema de la energía es más reciente, del verano, y afecta no solo a la electricidad, sino al gas. «Ambos representan del orden del 15% de sus costes de producción», añade.
La falta de microchips también está afectando a otros sectores con componentes electrónicos, caso de los electrodomésticos. Pero no es el único problema de estos productos. El hecho de proceder mayoritariamente del extranjero hace que su llegada a España dependa de los contenedores, cuyos precios se han disparado ante la escasez de productos. «Además, el poco producto que hay se va a mercados más potentes con mayor poder adquisitivo que España», comenta Manolo Zubieta, gerente de la tienda de electrodomésticos Cenor-JVM, ubicada en Colindres. «La demanda es la misma, pero como hay poco producto, se encarece. Entonces estamos viendo como el precio de un producto sube una media de un 10% de un mes para otro», comenta. Lo preocupante de esta coyuntura, según resalta este comerciante, es que la previsión que maneja el sector en estos momentos «indica que la situación no mejore hasta finales del próximo año».
La venta de vehículos en Cantabria ha caído un 31,8% en el último año y la matriculación de turismos y todoterrenos, un 12,3% en lo que va de año, lo que muestra la situación en la que se encuentra el sector del automóvil por la falta de los microchips. Natalia de los Arcos, presidenta de la Asociación Empresarial de Concesionarios Oficiales de Vehículos y gerente de Hercos Parayas, explica que, a la falta de vehículos por la crisis de los semiconductores, se unen los efectos económicos de la pandemia, así como el alto precio de los contenedores para las importaciones. «En Cantabria las ventas han caído en octubre 10 puntos por encima de las nacionales y esto nos preocupa. Algunas marcas no tienen vehículos para vender por el desabastecimiento de los microchips y hay pedidos con plazos de entrega de seis a ocho meses», apunta De los Arcos, que recuerda que aún hay personas teletrabajando, con lo que utilizan menos el coche para moverse.
La madera es otro de los productos que escasea en estos momentos en Cantabria. Al menos la que se importa desde el extranjero. Todo ello producido por un incremento mundial de la demanda. Siguiendo la cadena productiva, esto está provocando que haya también una carestía de palés y de muebles, que se suelen construir con madera de fuera, sobre todo de roble procedente de Francia. «Está todo muy raro, se está produciendo una inflación. Está subiendo mucho el precio en origen», apunta Itxaso Saiz, coordinadora de gestión de Maderas José Saiz, con sede en San Vicente de Toranzo. Ahora mismo, esta empresa no tiene problema de stock porque hacen el ciclo completo con la madera. Es decir, desde su tala hasta el momento al que llega al almacén. «El problema que tenemos es que no damos abasto para atender la elevada demanda que hay de gente o empresarios que no ha podido conseguir la madera fuera de España».
Marcos Díaz, director general de Maflow Spain Automotive, asegura que la situación del sector de la automoción es tan delicada que algunas marcas han suscrito ERTE hasta mediados del año que viene, como es el caso de Seat. «El problema de Europa es que ha puesto todos los huevos en la misma cesta», apunta Díaz, en referencia a la gran dependencia de los países de la UE respecto a los asiáticos, donde se producen la mayoría de los microchips.
En el sector del metal su principal problema tiene que ver con las materias primas. «Hay escasez y un aumento de precios. La situación se está prolongando y no se prevé una recuperación a corto plazo, más allá del 2022», asegura Tomas Dasgoas, director del Grupo FAED (Fundiciones de Aceros Especiales).
Por su parte, el sector químico está acusando, sobremanera, el incremento del precio de los combustibles. Al menos así lo traslada Fernando Cohnen, director de operaciones de Solvay, empresa dedicada a la producción del carbonato de sodio, con el que se elabora el vidrio. «El coste del gas natural se ha multiplicado por cuatro. El incremento de los costes en combustibles es tan alto que hemos tenido que reducir la marcha de la producción porque no sale rentable».
Otro de los productos que escasea en estos momentos en el mercado es la bicicleta y la previsión es que este problema no tenga una solución al menos en el corto plazo. En la tienda Bike Sport Santander dan buena cuenta de ello. «Tenemos mucha carencia de bicicletas y no va a mejorar ni en 2022», advierte Eduardo Peña, al tiempo que asegura que esta falta de suministro viene motivada porque «la demanda supera a la oferta». «El origen está en el parón que hubo durante la época de confinamiento. Después, cuando nos dejaron salir, la gente empezó a demandar bicis y ahí empezó la falta de stock. Al final habrá una burbuja que explotará, como la inmobiliaria, provocando que luego haya más oferta que demanda». Eduardo asegura que esta situación ha provocado que las ventas de la tienda hayan bajado un 50% y ahora mismo los principales ingresos vienen de las reparaciones, «aunque también hay carencia de piezas».
Además de afectar al sector de la automoción y el de los electrodomésticos, la falta de microchips también está provocando una falta de suministros de ordenadores y otros materiales informáticos. Rafael Aires, gerente de C-System Laredo, asegura que llevan tiempo padeciendo este problema. En concreto, desde que comenzó la pandemia, momento en el que empezó a escasear el material de oficina, como, por ejemplo, las impresoras. «Ahora tenemos un problema con las tarjetas gráficas. No hay y las pocas que quedan han cuadruplicado su precio (de los 150 euros han pasado a valer más de 600)». Aires comenta que las ventas no se ven «muy afectadas» porque «el cliente se adapta a lo que hay», pero la 'gama gaming' se «está dejando de vender». De cara a la campaña del Black Friday, la previsión de este informático es que haya «poco stock» y lo que quede para Navidad esté «muy caro». «Hay carencia hasta de esponjillas de los cascos con micro».
Los juguetes están siendo otro de los bienes que desde hace semanas están escaseando y se desconoce qué pasara a lo largo de este mes, teniendo en cuenta que la campaña navideña está a la vuelta de la esquina. Belén Hierro, empleada de la tienda de Juguettos en Colindres, asegura que ahora mismo tienen su almacén con un 50% de stock, lo que supone un 30% menos respecto a lo que tenían hace un año. Y eso que han sido previsores y han ido almacenando productos, conscientes de la escasez que existe a nivel mundial. «Los mayores problemas los estamos teniendo con los juguetes que vienen de fuera, no con los nacionales», comenta Hierro, al tiempo que recomienda a la gente que, si quiere algún producto concreto, que no espere más tiempo porque puede que después no lo consiga. «La gente ya ha empezado a hacer las compras navideñas. Mercancía hemos recibido, pero de algunos productos menos de lo que quisiéramos».
El sector del textil también se está viendo afectado por el incremento de precios de los contenedores procedentes de Asia, que han quintuplicado su precio en el último año. Fernando Portero, responsable de la tienda de ropa Tatano, en Laredo, traslada los «retrasos» que está habiendo con el género en los últimos meses, un problema que este comerciante prevé que se incremente de cara a la inmediata campaña de Navidad e, incluso, durante la próxima primavera. «No es que me falte género, pero el último pedido que he realizado ha sufrido un retraso y la previsión es preocupante. Yo compro a proveedores nacionales, pero ellos, a su vez, importan la ropa desde Asia y el precio del contenedor se ha incrementado considerablemente». Según este comerciante se ha producido el denominado 'cuello de botella'. «Animo a que la gente adelante sus compras de Navidad por si pudiera haber algún problema de stock después».
La apertura total de los establecimientos de hostelería y restauración de la región ha provocado que aumente la demanda de bebidas. El problema con el que se ha topado este sector es la carencia de algunas marcas muy conocidas de ginebras, whiskys y rones. José Campos, gerente de Galería Culturas, asegura que tiene falta de stock en Beefeater, Seagram's, Jack Daniels, Four Rouses... «Ahora la gente se está acostumbrando a la bebida de antes: Gordon's, Larios...». La previsión es que «en un mes y medio o dos» se solucione esta falta de mercancía. «No es culpa nuestra, bastante hemos sufrido hasta ahora con el covid y las restricciones que hemos tenido como la limitación de aforo». Campos tampoco se muestra muy preocupado porque el cliente «si no toma una cosa, toma otra» y aboga porque se consuma producto regional como, por ejemplo, la ginebra Siderit. «Habrá que tirar con las marcas nacionales y de Cantabria», apunta.
Desde el Grupo GOF, especializado en la logística, productos para nutrición animal y productos digitales, Andrés Gómez-Bueno, director general, explica otra de las problemáticas de las empresas con el transporte marítimo y el elevado coste de los contenedores, por su escasez, que se subastan en el puerto. «Ni el mundo se ha quedado sin barcos ni estamos transportando más material que hace un año o dos. Esta situación es una consecuencia de la inyección de liquidez y de lo que tarda el sistema de pasar de un crack (cuando se paró el mundo allá por marzo de 2020) a una situación más normal».
En el caso del sector servicios, la principal dificultad que están teniendo tiene que ver con la escasez de productos, que incrementa los precios. Hay carencia en ropa, material tecnológico, juguetes, bicicletas... «Esto se debe al cierre de algunas empresas productoras de China, al encarecimiento de los costes de producción y a que la logística se ha disparado», explica Gonzalo Cayón, secretario general de la Federación del Comercio de Cantabria. Como consecuencia de ello, «los comercios están anticipando sus pedidos de cara a la campaña navideña, la de primavera e incluso a la de verano» y recomiendan a su vez a los clientes que adelanten sus compras.
Respecto a la incidencia en las ventas, Cayón asegura que, por el momento, «no es alarmante, es algo puntual que esperamos se resuelva pronto».
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