![Okuda: «Las críticas al proyecto del faro son una cuestión más de política y de ignorancia»](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202006/10/media/cortadas/55966687-k52-U110460783472EjF-1248x1400@Diario%20Montanes.jpg)
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«El color es un idioma universal que nos permite llenar la vida de energía positiva. Un instrumento de cambio revolucionario». Esta es una de las señas de identidad de Okuda, Oscar San Miguel (Santander , 1980). El artista, que este martes presentaba en Madrid ... su cuarto libro, 'Colouring the world', el más personal, confiesa sentirse «perplejo y sorprendido» por las críticas que ha desatado el proyecto destinado a pintar el faro de Ajo. Okuda, que prefiere mantenerse al margen y no entrar en detalle sobre los argumentos que han convertido el proyecto en una confrontación mediática, dice que es la primera vez que vive algo parecido pese a haber realizado obras y viajado por todo el mundo. A su juicio, según declaró ayer a este periódico, las críticas tienen un cariz más de carácter «político y de ignorancia».
El artista rechaza la utilización y el concepto de patrimonio que prima en este país y asegura que no se echará atrás. Además, anuncia que, al igual que aplicó en su creación de París, diseñará tres bocetos para el faro de Ajo con el fin de que la gente vote su preferido antes de pintar la edificación portuaria en julio.
Uno de los terrenos que más le interesa como primera línea de trabajo «es el de la arquitectura diferente que conlleva espacios a los que se pueda dotar de nueva vida, muchas veces con lenguajes enfrentados». Okuda, que se define «una persona muy positiva, enérgica y libre», confiesa sentirse perplejo no ya por las críticas como por el hecho de que se generan en su tierra. El artista santanderino, aunque elude entrar en el cuerpo a cuerpo con los detractores, se ha planteado abordar el proyecto a través de un 'modus operandi' que ya utilizó cuando pintó su Gioconda en la periferia parisina. «Voy a proponer tres caminos distintos de boceto y que la gente vote cuál elige. En unos días lo anunciaremos en las redes».
En realidad, enmarca su intervención en Ajo en la misma filosofía que ha presidido toda su trayectoria: «Intentar hacer un mundo distinto, cambiar los espacios, por otros llenos de color y de vida». En este sentido, subraya, «para gustos, los colores, nunca mejor dicho; yo no puedo obligar a que a todo el mundo le gusten mis obras. Pero que esto suponga un problema no lo entiendo». Okuda no deja de salir de su asombro: «La verdad es que es la primera vez que me ocurre y eso que viajo por todo el mundo. Procuro quedarme al margen, pero en realidad creo que es una cuestión más de política y de ignorancia. Muchas veces se expresan argumentos sin conocer bien las cosas. Es el caso de la preparación de un espacio para pintarlo y la pintura que hay que utilizar y otros elementos, lo que puede suponer muchas veces la mitad o incluso casi el total del presupuesto que puedas manejar», matiza.
Al artista, que tras el confinamiento ultima ya proyectos en China y Los Ángeles, le sorprende, sobre todo, «por algo que no deja de ser poner color sobre algo blanco que es un poco lo que he hecho siempre». A propósito de las críticas que hacen hincapié en la protección de la edificación y su entorno, Okuda sostiene que «la palabra patrimonio en este país no se sabe muy dónde empieza y dónde acaba. Tiene unas leyes escritas hace más de cien años y unas estructuras políticas igual de antiguas. No hay más que ver lo que sucede en ciudades como Madrid y Barcelona, donde es difícil realizar obras de gran formato. Cuando lo que hay que facilitar es el arte en la calle y que inspire a la gente».
En su opinión, lo mínimo que hay que abordar es «revisar y reeditar todo esas leyes. No me asusta la palabra patrimonio. Evidentemente no voy a pintar encima de la catedral de Salamanca, por ejemplo, pero creo que esto es muy diferente. Además, yo me he formado con los grandes artistas, con la historia del arte».
Okuda, pese al clima que rodea al proyecto, lo tiene claro: «No, para nada, no me voy a echar atrás. Este es un encargo y ahora estoy con el libro, y ya el próximo martes comienzo a pintar un mural en la fachada del Ayuntamiento de Fuenlabrada, lo que me permite salir por fin a la calle».
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