Cronología de la salvación del águila pescadora

Son los pájaros más esperados en Cantabria desde hace años y no, no han arribado a nuestras fronteras volando. Porque son dos polluelos de águila pescadora que han venido al mundo aquí, en la Bahía de Santander, así que son tan cántabros como el que más. Culmina así, con el mayor de los éxitos, el principal objetivo del programa de reintroducción de esta especie en la región, que alzó el vuelo hace más de un lustro. El nacimiento supone afianzar la recuperación de estas rapaces en Cantabria, donde dejamos de verlas hace más de siete décadas.

Ha sido una concepción de esas costosas que parecía que nunca iba a llegar. Con más esperanzas marchitas que buenas nuevas por el camino. Y eso que esta historia comenzó con el viento a favor. Sólo unos meses después de que los responsables del programa de reintroducción −la Empresa Bahía de Santander Ecoturismo con voluntarios del Osprey Centre− comenzaran en 2016 a preparar el estuario del Miera con posaderas y plataformas para nidos se asentó en la Marisma del Conde Vanda. A las escasas semanas llegó el macho, Txurico.

La manera tan expeditiva en la que se consiguió el primer logro, al formarse la que fue la primera pareja estable de águilas pescadoras en toda la cornisa cantábrica desde hacía décadas, no se hizo extensiva al resto del vuelo. A partir de ahí comenzó una larga lista de esperanzas que caían en saco roto. Tal vez recuerdan alguno de nuestros titulares: 'Txurico y Vanda, el reencuentro más esperado en la Bahía de Santander'; 'Una oportunidad para Txurico y Vanda'; 'A la cuarta tampoco va la vencida, Txurico y Vanda no criarán juntos'.

En 2021 Vanda no regresó. Sí lo hizo él, y no le guardó el luto demasiado, porque pronto comenzó a merodear por la Marisma del Conde otra águila: Marina. Con ella también hubo compromiso e intenciones por formar una familia. Pero nuevamente no hubo puesta. Esta primavera volvieron ambos a la Bahía, sin embargo para cuando llegó ella, Txurico ya le había echado el ojo a una tercera en discordia, Landa.

«Es una noticia fantástica y muy importante para la recuperación de la especie, ya que implica el inicio de su recolonización en la cornisa cantábrica», valora Carlos Sainz, el naturalista encargado del programa de reintroducción, que al mismo tiempo remarca que «esta población servirá de puente entre las colonias reproductoras de Francia y Andalucía», aunque insiste en la necesidad de que para ello «la administración regional debe elaborar un plan de gestión para el espacio y esta especie».

Por el momento, Txurico y Landa son ya los Adán y Eva de las águilas pescadoras de Cantabria, y es de esperar que su progenie acabe colonizando diferentes estuarios de la zona. Si todo va bien, sus dos primeros polluelos abandonaran a finales de junio sus nidos, con la esperanza de que sean los primeros aleteos de muchos.

Los peligros de la especie

Desde las organizaciones expertas en conservación de las especies en Cantabria alertan de algunos peligros que se mantienen en la Bahía de Santander y que perjudican de manera directa e indirecta a aves como las águilas pescadoras. Por ejemplo, señalan las motos acuáticas. «Con la llegada del buen tiempo y los visitantes se empiezan a ver más embarcaciones, motos o lanchas a gran velocidad o incluso haciendo competiciones y eso es perjudicial para esta especie y otras que viven en el entorno», han recordado en numerosas ocasiones en este medio desde la organización.