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José Luis Arroyo | Director del Banco de Sangre y Tejidos de Cantabria
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José Luis Arroyo | Director del Banco de Sangre y Tejidos de Cantabria
«Es crucial y prioritario conseguir más donantes jóvenes de sangre y médula»Año y medio después de su controvertido cese, el hematólogo José Luis Arroyo vuelve a coger las riendas del Banco de Sangre y Tejidos de ... Cantabria, que dirigió durante 16 años. Ylo hace «sin entender aún» las motivaciones de su salida repentina y convencido de que aún tiene «mucho que aportar» a esta entidad. «Aumentar la población donante joven», «impulsar la donación de plasma para fabricar medicamentos esenciales» y avanzar en el «desarrollo de las terapias avanzadas, que tienen un potencial tremendo», son los grandes retos que tiene por delante.
–¿Cómo ha sido su vuelta a la Dirección del Banco de Sangre?
–Serena, tranquila y con mucha ilusión, aunque nunca me había llegado a ir, pues en este año y medio he estado absolutamente integrado dentro de la organización.
–Después de lo ocurrido, ¿qué le impulsó a volver a intentarlo?
–El apoyo y la confianza de mis compañeros es uno de los motivos fundamentales que me animaron a solicitar mi incorporación. Quiero agradecer a toda la plantilla del Banco de Sangre el compañerismo que me mostraron en el momento de mi cese y durante este año y medio en el que he estado trabajando como hematólogo. Aparte, creo que todavía estoy en un momento en el que puedo aportar mucho a este centro para dar continuidad a los proyectos que iniciamos, retomar los que se frenaron y explorar nuevas iniciativas.
–No es habitual volver al puesto del que uno ha sido cesado...
–Sí, la verdad es que es una situación peculiar, pero siempre me gusta recordar que esto es un puesto técnico, desvinculado a cualquier ideología política. En todo caso, agradezco al consejero de Salud, César Pascual, al gerente de la Fundación Valdecilla y al resto de miembros del Patronato que me den esta oportunidad y que confíen en mi solvencia técnica para retomar la Dirección.
–¿Por qué cree que le apartó del puesto el entonces consejero de Sanidad, Raúl Pesquera (PSOE)?
–No hubo ninguna motivación política porque yo no tengo relación con ningún partido. Fue una decisión absolutamente personal, de desencuentros continuos entre el que era el gerente de la Fundación Valdecilla, y posteriormente consejero, y yo, como director técnico del Banco de Sangre. A día de hoy, sigo sin entender en qué estuvo justificado ese cese y esa pérdida de confianza. Se dijo que se buscaban nuevos líderes para nuevos proyectos pero lo cierto es que en este año y medio no ha habido ningún nuevo proyecto. Me dolió que se cuestionara mi profesionalidad y que no hubiera ni un argumento técnico para cesarme.
–Dentro de esos desencuentros, ¿hubo algún proyecto que motivara una división de opiniones tan importante para desembocar en su salida fulminante?
–Bueno… no. Al contrario, los proyectos que se habían desarrollado antes de que llegara este consejero habían ido fructificando de forma satisfactoria. Habían designado a Valdecilla como centro de terapias CAR-T, habíamos pasado la acreditación de la Agencia del Medicamento... Sí que hubo muchas discrepancias en 2021 por la decisión del gerente en aquel momento (Pesquera) de transferir a Hematología de Valdecilla toda la actividad de aféresis terapéutica y de obtención de progenitores hematopoyéticos, que venía realizando el Banco de Sangre desde hace más de treinta años. Eso supuso, sin duda, un freno en el desarrollo de las terapias avanzadas, aunque afortunadamente el servicio de Hematología ha sido capaz de sacarlo adelante.
–¿Y se prevé revertir ese cambio?
–No, no. Aunque no era un cambio que considerara necesario, eso ya se ha consolidado y está funcionando de forma adecuada.
–¿Afectó a la relación del Banco con el servicio de Hematología?
–No, llevamos trabajando de forma conjunta y en procesos comunes –uno de ellos es el trasplante de progenitores hematopoyéticos– como si fuéramos una sola unidad. No ha habido ningún conflicto nunca. Somos un modelo que ha dado unos beneficios claros, como la acreditación como centro CAR-T.
–En esta nueva etapa, ¿qué proyectos se van a retomar o iniciar?
–No va a haber grandes cambios a nivel organizativo, porque los proyectos que iniciamos son de largo recorrido. Igual que digo que en este año y medio no se han iniciado nuevos proyectos, también tengo que decir que ninguno de los que había ha desaparecido (aunque alguno se ha frenado). En esta etapa sí quiero potenciar la participación activa del personal en el establecimiento de objetivos e incluso en la toma de decisiones.
–La respuesta a los llamamientos que hace el Banco de Sangre suele ser buena, pero ¿se nota la falta de relevo en los donantes?
–Sí, es crucial y prioritario aumentar la población donante joven, porque la mayoría de nuestros donantes están en la franja de 40 a 60 años. Los menores de 30 años suponen el 18%. Aquí contamos con el apoyo de la Hermandad de Donantes de Sangre, una estructura muy necesaria. También haremos acciones específicas para hacer entender a los jóvenes la importancia que tiene registrarse como donantes de médula ósea, porque la edad es uno de los factores que se asocian al mejor pronóstico de esos trasplantes.
–¿Hace falta insistir en la donación de plasma también?
–Sí. Cada vez es más evidente que necesitamos más plasma para producir medicamentos derivados (inmunoglobulinas, albúmina…) que sólo se pueden obtener de él y son esenciales, porque no conseguimos la autosuficiencia, ni mucho menos. Con el plasma de nuestra comunidad solo cubrimos un 30%-40% de lo que se necesita, el resto hay que comprarlo al mercado farmacéutico a un precio mucho más caro. Es un problema a nivel europeo, que con la pandemia se vio que es una gran amenaza. Aún hay un gran desconocimiento de lo que es la donación de plasma por aféresis (el donante se conecta a una máquina, que extrae la sangre, selecciona el plasma y devuelve el resto de los componentes sanguíneos) y por qué es tan importante.
–¿Hay una apuesta clara de Cantabria por las terapias avanzadas?
–Sin duda, hay una apuesta sólida y decidida por el desarrollo de las terapias avanzadas (células CAR-T, linfocitos antitumor, linfocitos antivirales para trasplante de progenitores hematopoyéticos...), tanto de consejerías anteriores como de la actual. Hay que considerarlas como terapias dentro de la investigación clínica, que han demostrado en muchos casos beneficios clarísimos en muchas enfermedades pero que tienen un potencial de desarrollo enorme. Son ensayos muy costosos y que llevan mucho tiempo. El apoyo de la Consejería se ha traducido en que ya contamos con dotación presupuestaria para ampliar nuestras salas de producción (de una a tres) en las instalaciones de Liencres con el objetivo de desarrollar a partir de 2025 nuevos proyectos de terapia celular.
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Ana del Castillo
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