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Dinamarca ha sido el primer país de la Unión Europea en dar carpetazo al covid. El pasado 1 de febrero dio por finalizada la pandemia ante la alegría de unos y el estupor de otros, como algunos de los cántabros residentes en el país ... escandinavo. Y es que no es la primera vez que el Gobierno danés hace este anuncio. En septiembre del año pasado ya se aventuró a pronosticar el fin de este mal que asola al mundo. Por ello, los cuatro cántabros con los que ha hablado El Diario Montañés se muestran algo escépticos y prudentes ante la noticia.
Desde el inicio de la pandemia a todos les llamó la atención la diferencia entre las restricciones de España y Dinamarca, «aquí nunca estuvimos confinados en casa», recuerda Juan María García-Lastra, catedrático del departamento de Energía de la Universidad Técnica de Dinamarca.
En cuanto a las mascarillas, Diego Caviedes, investigador en la empresa de auriculares Jabra, explica que «solo han sido obligatorias en lugares cerrados, y no siempre», motivo por el cual «el sentimiento de extrañeza al no llevarlas no es tal, como entiendo que pueda pasar en España». A diferencia que para García-Lastra, su reacción ante la noticia del fin de la pandemia ha sido positiva, «Aquí por lo general se han seguido las indicaciones del Gobierno y la gente confía».
Esta confianza, precisamente, es uno de los aspectos que más le gusta de los daneses a Sofía Porras, coordinadora de ensayos clínicos en la empresa Lundbeck: «Los daneses están deseando volver a la vida normal, por ello no reaccionan mal ante el anuncio y no piensan en que lo del otoño pasado pueda volver a repetirse. Si así es, bueno, pues tiempo ganado a la 'normalidad'.
Los primeros días sin ninguna restricción, García-Lastra confiesa que se sintió «un poco inseguro. Un día, todos en mi clase estábamos con mascarilla. Al día siguiente, nadie. Es chocante y a veces, un poco incómodo. Los alumnos se me acercan a consultar temas y estamos a muy poca distancia. Pero la verdad es que al final te acabas dejando arrastrar por ese sentimiento de libertad y ya pocas veces me pongo yo también la mascarilla».
A Gorka Mendiguren, investigador en el Museo Nacional de Dinamarca, no le hubiera importado haber esperado un poco más para fin de las restricciones porque «la noticia ha llegado en el momento el que el número de infectados estaba al máximo y en el que notabas que cada vez había más gente conocida que se estaba infectando. Pero por otro lado, estoy muy tranquilo, ya que Dinamarca ha manejado la pandemia de manera ejemplar a nivel mundial».
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