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La televisión pública en Cantabria está de celebración.Su centro territorial cumple cuarenta años y en todo este tiempo ha sido testigo directo de la actualidad. Más de medio centenar de personas trabaja en las instalaciones que la entidad pública tiene en el polígono de ... Raos. De ellas, la mitad en la televisión y la otra mitad en la radio, medio que lleva ya 52 años en la región. Jaime Aja es desde hace tres años el director del centro territorial. «La llegada de la tele cambia la vida de los cántabros en cuanto a su actividad cotidiana, que pasan de escuchar el parte por la radio a poner la tele», asegura este profesional que comenzó en los micrófonos de Radio Nacional en 1979. Aja incide en ese punto y lo explica: «Nuestras audiencias son bestiales. Nuestro informativo ronda el 40% de share». Todo ello en el siglo XXI, en el que«todo ha cambiado gracias a internet».
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Destaca también que son «el archivo sonoro y gráfico de Cantabria». «La tele –añade– ha servido para dar una identidad a nuestra comunidad autónoma. Hemos informado, hemos entretenido, pero por encima de todo hemos puesto en valor nuestra cultura». Aja explica que, en este momento, la televisión que dirige, «está atravesando un cambio generacional. Se están jubilando los compañeros que pusieron en marcha la sede, mientras llega gente nueva».De hecho, apunta que en diciembre contrataron a once personas.
Pedro Miranda también es un veterano de la televisión pública. Se trata de uno de los dos realizadores con los que cuenta el centro, que tiene también tres ayudantes de realización.Se incorporó a la casa en 1986, como montador. Miranda echa la vista atrás para describir cómo fueron los comienzos: «Entonces la realización era una locura. Se hacía todo a mano. Los grafismos se pintaban píxel a píxel».
«La llegada de la tele cambió la vida de los cántabros en cuanto a su actividad cotidiana»
«La realización era una locura.Se hacía todo a mano. Los grafismos se pintaban píxel a píxel»
El productor Fernando González, que inició su andadura profesional en 1989, también constata diferencias sustanciales. «Lo que más ha cambiado de este trabajo ha sido en el lado técnico. Cuando yo vine aquí no existían ni los teléfonos móviles». En este sentido, recuerda que la sede de RTVE en Cantabria se ubicaba entonces en un piso en la calle Juan de la Cosa. «En una habitación un poco grande compartíamos espacio redactores, reporteros, producción... Era todo distinto». Muy diferente a la sede que ahora tiene en el polígono de Raos, que cuenta con salas de redacción y realización, cabinas de edición y un nuevo plató de informativos, similar al que hay en los estudios de Prado del Rey –un poco más pequeño–, que fue estrenado el año pasado.
Marisa Sopeña lleva trabajando en RTVE casi 35 años. Comenzó en el departamento de realización y en 2008 cambió de tercio, ya que desde entonces es redactora. «Siempre me ha gustado contar historias a través de la imagen», reconoce. Sopeña también tira de memoria profesional para rememorar «las horas y horas de directo que hemos hecho» y otras «aventuras» como la de «entrar en una cueva, subir en un helicóptero o hacer un abordaje desde una lancha rápida de la Guardia Civil a una patrullera en la bahía». Y es que, tanto ella como sus compañeros, recuerdan durante estos días lo vivido y compartido a lo largo de esos cuarenta años de la televisión pública en Cantabria.
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