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Daniel Martínez
Santander
Martes, 25 de febrero 2020, 07:11
Cantabria representa poco más del 1% del territorio nacional y casi la misma proporción de la población española. Sin embargo, la presencia de políticos de la comunidad autónoma en la mesa del Consejo de Ministros no ha sido ni mucho menos excepcional. Sólo en la ... actual etapa democrática la región ha tenido hasta cuatro representantes en lo más alto de las carteras ministeriales: Alfonso Osorio (UCD), el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba –tanto en los equipos de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero– y los populares Isabel Tocino e Íñigo de la Serna, el último como titular de Fomento con Mariano Rajoy. En el actual Gobierno de Pedro Sánchez (PSOE-Podemos), a pesar de ser uno de los más amplios desde la caída de la dictadura, no ha habido hueco para los cántabros. En cambio sí hay cuatro voces de origen montañés en los siguientes niveles del Ejecutivo.
No hay que buscarles en la segunda línea del ministerio, sino en organismos autónomos o entidades dependientes de los mismos. Dos de ellos se incorporaron ya en la legislatura anterior de la mano del PSOE tras la moción de censura. Se trata de los directores del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), José Félix Tezanos, y del Instituto Nacional de Estadística (INE), Juan Manuel Rodríguez Poo. A ellos hay que sumar un 'fichaje' personal de Pablo Iglesias, Luis Alberto Barriga, que ya está al frente del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso). Por su parte, Manuel Díaz Mendoza ejerce como alto asesor de la Secretaría de Estado para las Entidades Públicas, en el Ministerio de Transportes.
Político y sociólogo, Tezanos era ya el más conocido de todos ellos por su trayectoria profesional, pero su llegada al CIS y las polémicas por sus métodos a la hora de 'cocinar' las encuestas le han llevado a ocupar titulares de la prensa nacional. Militante socialista desde antes de la muerte de Franco, nació en Santander en 1946 y es suegro de la actual delegada del Gobierno en Cantabria, Ainoa Quiñones.
Más discreta ha sido la trayectoria en Madrid de Rodríguez Poo. El máximo responsable del INE es catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la UC y entre 2004 y 2011 fue director del Instituto Cántabro de Estadística (Icane).
Luis Alberto Barriga Martín (Torrelavega, 1966) es, directamente, un desconocido en la comunidad autónoma. Ni siquiera sus compañeros de partido en Podemos Cantabria tenían referencias de su existencia, porque el nuevo director del Imserso ha pasado gran parte de su vida fuera, más concretamente en Castilla y León. Funcionario de carrera, es trabajador social de profesión.
Todo lo contrario ocurre con Manuel Díaz Mendoza, que ha ocupado distintos puestos en la Administración regional. El ahora asesor del antiguo Ministerio de Fomento estuvo a las órdenes del exconsejero Ángel Agudo como director general de Tesorería, Presupuesto y Política Financiera del Gobierno de Cantabria. En etapas más recientes se puso al frente del Instituto Cántabro de Finanzas.
Dentro del Gobierno son cuatro, pero la ascensión de Pedro Casares (PSOE) a la portavocía de Economía del grupo parlamentario le convierte, en la práctica, en uno de los principales defensores de las políticas del Ejecutivo en el Congreso de los Diputados.
No hay apellidos cántabros en las secretarías de Estado o direcciones generales. Allí, los ministros han colocado a personas de su máxima confianza, en muchos casos colaboradores con los que llevan años trabajando. En varios casos, han o ptado por técnicos o políticos de su mismo lugar de origen. Y como no hay representantes de la región en lo más alto del escalafón, tampoco en los peldaños inferiores. Entre los cargos de confianza que tenían despacho antes de la formación del Gobierno de coalición, la única baja es la socialista Ruth Carrasco, que cesó al pasar las competencias del Instituto de la Juventud (Injuve) que dirigió durante algo más de un año a manos de Unidas Podemos.
La nueva ministra de Política Territorial y Función Pública es canaria y se llama Carolina Darias. Su segundo apellido es San Sebastián, el del patrón de Reinosa y el que da nombre a la iglesia en la que fue entregado recién nacido su abuelo Blas, que «se pasó buena parte de su vida buscando sus orígenes por los montes de la zona». El niño creció en la capital campurriana en el seno de una familia de labradores que le acogió. Allí también se casó con Milagros Calleja antes de que la pareja se trasladara a Tenerife. Ese es el vínculo con Cantabria al que recientemente hizo referencia en el Congreso de los Diputados la responsable de, entre otros asuntos, la relación del Estado con Cataluña.
Fue la propia Darias, entonces presidenta del Parlamento de Canarias, la que contó su historia familiar en 2016 a los miembros de la Casa de Cantabria en las islas: «Mi abuelo, al que nunca conocí, pero al que, según dicen mis tías, me parezco en la actitud ante la vida, forjó la suya, al igual que mi abuela, a base de sacrificio, de principios y de valores; valores de una tierra cántabra que comparten con esta tierra canaria. Quienes hemos nacido aquí y allí, sabemos que nadie nunca nos ha regalado nada, lo hemos peleado siempre: en la mar, en la montaña. Quizá, por eso, aunque seamos norte y sur, nos entendemos tanto». Blas –guardia civil– y su familia dejaron Reinosa. Pasaron por cuarteles de Laredo, Arredondo y Astillero antes de emigrar a Canarias.
En aquel encuentro con descendientes de cántabros, la ministra recordó las visitas de los primos de Santander y presumió de su abuela montañesa, a la que definió como «el auténtico motor familiar»: «Cuidaba a los suyos como si le fuera la vida en cada atención o en cada caricia. Quizá haber parido once hijos, sobrevivir sólo seis y enviudar con bastante vida por delante, te hace querer con más intensidad».
Darias ha mantenido vivo ese vínculo con la región. Es el destino que elige de forma periódica para descansar junto a los suyos, especialmente en fechas navideñas. En concreto, la comarca de Liébana:«El destino me trasladó a la montaña, donde encuentro en el frío del invierno y el calor amoroso de los pueblos que serpentean el río Deva: Potes, Cosgaya, Camaleño, Las Ilces, Espinama, Fuente Dé, Mogrovejo y, especialmente, Tanarrio».
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