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Hace dos años, a Roberto Veiga González (Matanzas, 1962) no le quedó más remedio que abandonar su país natal. Después de quince años avivando las aspiraciones democráticas del pueblo cubano a través de la revista Espacio Laical o el Laboratorio de Ideas Cuba Posible, este ... abogado empezó a convertirse en un problema para el régimen del presidente Miguel Díaz-Canel. De ahí lo que vino después: «La vida se volvió insoportable. Universidades, medios de comunicación, institutos de investigación... Todo el mundo tenía prohibido tratarme y colaborar con nuestros proyectos. Yo quise quedarme, pero al final tuvimos que salir», relata el también politólogo, residente en España, aunque no por ello despegado de la realidad que padecen sus compatriotas: «La crisis económica y social más grave en la historia de Cuba».
La fragilidad de la dictadura, las «ansias de libertad» latentes entre la población y las vías para construir un Estado de derecho son sólo algunas de las claves que, invitado por la sección de Asuntos de Iberoamérica del Ateneo de Santander, abordó ayer en la capital cántabra. Su coloquio, 'Cuba puede ganarlo todo o perderlo todo', apeló a los vecinos insulares, «desde los presos, los que se han tenido que ir, hasta los jóvenes»; pero también a todo el panorama internacional, «incluida España», sin cuya «ayuda» la república «no podrá ser nunca una democracia de verdad».
A la espera de esa mano tendida, la población cubana muestra cada vez más síntomas de agotamiento: «Es una sociedad muy desesperanzada, con un régimen sin capacidad para responder. Los aparatos de control son eficientes, pero no pueden sustituir a la política». Preguntado por recetas concretas, Veiga aboga por la apertura de un proceso de negociación «sin excluidos» y volcado de manera sincera en la construcción de un nuevo Estado de derecho. Los requisitos, «liberación de presos políticos, reconocimiento de los cubanos que están fuera, libertad de prensa, de asociación, de manifestación, una nueva ley electoral, la convocatoria de una Asamblea Constituyente y la creación de una nueva Carta Magna».
MARGINADO POR EL RÉGIMEN
Pero ninguno de los procesos anteriores se podrá poner en marcha en Cuba si el gobierno no instaura primero unas bases mínimas de normalización. «Primero necesitamos la libertad», reclama el ponente en apelación directa tanto a la dictadura como al pueblo: «Es algo que implica actitudes, que nos costará y que llevará mucho tiempo, pero estamos forzados a la democracia».
RADIOGRAFÍA DE LA REPÚBLICA
Otro de los grandes desafíos pendientes de la república pasa por la resolución de su relación con Estados Unidos. El invitado del Ateneo precisamente fue un actor muy activo en los procesos de acercamiento entre ambos países durante la Administración Obama (2009-2017). Recibida entonces como una «traición» en el entorno del gobierno y como «flojera» en la oposición, la reconciliación de La Habana y Washington D. C. sigue siendo «obligada». Sin ella, zanja Veiga, «no habrá estabilidad para el desarrollo económico».
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