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Candela Gordovil
Santander
Miércoles, 14 de julio 2021, 06:59
«Conseguí contactar ayer con mi familia de Cuba por teléfono fijo porque no tienen internet», declara Leyvi Alonso, una joven cubana residente en Cantabria que lleva casi 5 años fuera de su país. «Hasta que logré hablar con ellos estaba muy preocupada, la incertidumbre ... me dio una ansiedad terrible». Leyvi llegó en septiembre de 2016 a Las Palmas de Gran Canaria junto a sus padres. Cuatro años más tarde se mudaron a Cantabria. Tomaron la decisión de emigrar pensando en su futuro y especialmente en el de Leyvi. «Iba a tener más oportunidades laborales aquí, porque en mi país un universitario no cobra prácticamente nada», dice la chica, que tiene al resto de su familia en la isla caribeña. De hecho, su madre se fue de vacaciones y actualmente se encuentra allí.
También May Hernández vive con angustia desde el pasado domingo. Al enterarse de las protestas, llamó a su madre para saber qué tal estaba y en un momento dado, «de buenas a primeras», se cortó la conexión y no han podido volver a hablar con ella. May aterrizó en Cantabria hace cuatro años también buscando mejorar su situación y darle más calidad de vida a su familia. «Lo mismo que cualquier cubano que tiene que irse», confiesa.
El colapso sanitario y económico que vive el país fruto de la pandemia ha sido la gota que ha colmado el vaso de los cubanos. Pero Leyvi asegura que todo esto viene de antes. «La crisis en la que está inmersa la isla es aún mas grave que la de los años 90», explica. La pandemia no ha hecho más que incrementar una situación sin precedentes. «En los hospitales no hay camas, casi no existe comida, muchos cubanos dependen de los familiares que viven en el extranjero», destaca.
Leyvi y su familia son un ejemplo de los 681 cubanos que eligieron Cantabria como segunda oportunidad para empezar de cero y que ahora viven, con resignación y dolor, la situación que atraviesa Cuba. También es el caso de un matrimonio cubano que reside en Santander desde hace cuatro años y que, por miedo a posibles represalias, prefiere no dar sus nombres, porque parte de su familia vive allí. Ambos lamentan que las consecuencias de las decisiones políticas siempre recaigan sobre el pueblo. «Los palos los reciben ellos», afirman. Creen que hay gente que tiene una venda en los ojos y no ve la realidad. Argumento que comparte Leyvi, que opina que la gente se cree la historia que les cuentan porque no conocen otra cosa. «No han visto un supermercado, un hospital o un colegio en condiciones decentes, no tienen con qué comparar», apunta la estudiante. Y parte de ese desconocimiento se cultiva en el colegio, denuncia: «Desde pequeños nos cuentan una historia, que es muy bonita, pero no es la realidad».
Yeneisi de la caridad
Bárbara Rodríguez
Dayron Castro
May Hernández
Leyvi Alonso
Otra de las cuestiones que asfixian a sus compatriotas es que, aunque el peso sea la moneda oficial, en muchas de las tiendas de alimentos sólo se puede pagar en dólares. ¿El problema? «Sólo pueden recibir dólares del exterior porque no hay manera de obtenerlo en bancos o casas de cambio. Yo no vivo en Estados Unidos y para enviar dólares tengo que convertirlos», se queja Leyvi. Un hecho que tampoco May logra entender, porque «el sueldo de los trabajadores es en moneda nacional, que está perdiendo valor, pero para ir a comprar tienen que pagar con dólares americanos».
Los cubanos que viven en Cantabria han querido mostrar su apoyo a sus compatriotas organizando una concentración pacífica frente al Ayuntamiento de Santander. Al grito de «patria y vida», el lema que tomó las calles cubanas, pedían la libertad «para los ciudadanos de su pueblo». Uno de los manifestantes, Dayron Castro, comenta que no ha podido ponerse en contacto todavía con su familia. Califica de dictadura la situación de Cuba y exige libertad para el país. «Los cubanos no tienen derecho a nada, todos sus derechos están controlados por el régimen», lamenta.
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Bárbara Rodríguez acudió con su hermano a la concentración y ambos reconocían su preocupación por las posibles represalias que van a darse de ahora en adelante. La última noticia que tienen es que los policías deben actuar contra cualquiera que no piense como el Gobierno. El miedo y la inquietud es el sentir de todos los allí presentes, también el de Yeneisy de la Caridad. A pesar del temor, ella se alegra de que las personas salgan a la calle a manifestarse por sus derechos. «Si estuviese en Cuba saldría a la calle y me daría igual morir luchando por mi país», asegura la joven. No logra entender la actuación de la policía que, «cobrando una miseria, está matando a sus paisanos sabiendo que tienen razón».
Este periódico se ha encontrado con numerosos obstáculos para hablar con cántabros residentes en Cuba. Uno de los que ha querido hablar tiene ascendencia cántabra y ha preferido que no se revele su nombre. Se encuentra realizando el Servicio Militar y es por ello por lo que no puede salir a protestar como el resto de la gente, ya que si le detuvieran le juzgarían como militar, no como un civil. «Me podrían acusar de ir en contra de la patria». Él y su familia han estado incomunicados hasta ayer, que logró responder conectando una red privada virtual.
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Ana del Castillo
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