¿Qué cuenta Revilla en su nuevo libro?

Una noche de abril de 2021, Miguel Ángel Revilla tuvo la pesadilla «más terrible que ha tenido jamás». De hecho, su pensamiento onírico ocupa quince páginas del nuevo libro que publica el presidente cántabro y en el que vuelve a sacar a relucir sus confesiones y vivencias, reflexiones y alegatos, esas que otras veces hemos oído, visto y leído, pero que esta vez están influenciadas por dos lentes: la primera, la edad, ya que Revilla acaba de cumplir 80 años, y la segunda, el covid y la pandemia, cuyo drama social y económico provocó en el presidente no solo la peor pesadilla de su vida sino también enfrentarse a un escrache que por primera vez le hizo sentir «pánico».

'Toda una vida' (Espasa, 2023) es un ejercicio narrativo que se mueve entre la entrevista y el diario personal, y que asume por momentos un tono confesional que podría confundirse con el de poner las cosas en su sitio antes de irse. Porque despedida no es. Uno de Revilla no puede despedirse, pero sí asomarse a lo que ha ido pasando en este país a través de sus ojos. Es lo que lleva haciendo con los libros desde que en 2012 publicó el primero, 'Nadie es más que nadie'. Desde entonces, cada tres o cuatro años, un nuevo título se ha ido sumando a su particular bibliografía para gozo de sus editores, que los definen como «auténticos bestsellers». El primero, de hecho, supera las 25 ediciones. ¿Por qué vende tanto? «Porque hablo claro», dice el presidente en las páginas de su nuevo libro –el sexto– que salió a la venta el pasado 18 de enero con el sello de la tercera edición en la solapa, algo que, según su editorial, es porque las dos anteriores se habían agotado en preventa.

En este libro es como si Revilla hubiera esperado 'Toda una vida' para contarse. Y lo hace desde la actualidad marcada por el covid, la guerra de Ucrania, la corrupción, La Moncloa de Pedro Sánchez o su amistad con personajes famosos. Todo ello convive con un álbum de fotos en las que recorre su vida, así como con dos jugosos epílogos en los que cierra la edición hablando de por qué se presenta a la reelección con 80 años, y otro en el que da cuenta de algo mucho más personal que no merece aquí un 'spoiler'. Revilla aprovecha para repasar lo que le rodea, pero también para repasarse a sí mismo. ¿Le quieren menos en Cantabria?, cuestiona el epígrafe de un capítulo: «Lo niego rotundamente», responde, y explica que concurre a las elecciones desde 1983 y cree que, cuando deje de hacerlo, el afecto será «unánime». «Y no digamos cuando palme», añade.

Tampoco deja pasar la oportunidad de repasar también los días malos, como aquel del «escrache más humillante», cuando las limitaciones a la hostelería por la pandemia tenían al sector en pie de guerra. «Siete jóvenes fornidos» entraron en la terraza cubierta donde comía y fumaba un puro, algo prohibido entonces, y le grabaron con el móvil increpándole: «Confieso que llegué a sufrir instantes de pánico» y, fruto de ese terror, confiesa que mintió «por la tensión y la presión del momento».

«La mayor decepción de su vida», esa vida que repasa en 302 páginas, es el caso del rey emérito. «Es difícil ser demócrata y defender instituciones tan poco democráticas como la monarquía, pero durante muchos años sentí admiración por el rey Juan Carlos», ese «español ejemplar» al que ahora ve como un «patriota de pacotilla» y que si no fuera por el artículo 56.3 de la Constitución (La persona del Rey es inviolable), «en vez de en Abu Dabi estaría en Soto del Real». Es tajante Revilla en su desprecio: «No quiero volver a verle jamás». El presidente se despacha a gusto porque del emérito pasa a su yerno Urdangarín, y lo mismo hace con la Gürtel y Bárcenas; habla del caso Kitchen, Miguel Blesa y Caja Madrid, del comisario Villarejo, la operación Lezo o los ERE del PSOE.

En su repaso por la política nacional reciente, va como siempre de las intimidades que uno nunca podría llegar a saber, como la comida que dejó sin pagar Pedro Sánchez «por descuido», al episodio en el que el propio dirigente socialista es hundido por los suyos en su campaña del 'no es no' contra la investidura de Rajoy. Su defensa en directo en un programa de televisión estuvo argumentada porque para él «lo más sagrado es la promesa de un partido a los electores sobre el destino de los votos que reciben», dice, y añade, «por eso es importante que los partidos aclaren previamente a los electores con quién van a pactar», algo que más de un periodista le sacará a relucir este año electoral en el que vuelve a presentarse. «Soy consciente de que no voy a cambiar el mundo, pero hablando claro me quedo en paz con mi conciencia, y sé que miles de personas me apoyan por actuar así», dice el presidente trasmutado en autor. ¿Y cómo es así? Como un 'robin hood' que se enfrenta «a los que roban, los que nos toman por tontos, nos humillas y nos imponen un mundo tan injusto».

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