«Nos cuesta más el litro de gasoil que lo que nos pagan por el kilo de bocartes, esto no compensa»

El litro de gasoil estaba ayer en el puerto santoñés a 1,17 céntimos. «Una cifra histórica», según apuntaba José Luis Lobato, encargado del surtidor que tiene allí Repsol. «Durante el inicio de la pandemia llegó a estar a 22 céntimos; el año pasado, a 50, y hace diez días, a 80». Desde el pasado lunes hasta ayer la subida ha sido de 22 céntimos. «Y tiene pinta de que seguirá subiendo».

Conscientes de esta situación, los patrones de algunos de los barcos que ayer subastaron bocarte en el cabildo santoñés abogaban por sumarse al parón que prevén los transportistas. «Lo más justo sería parar. En Galicia ya han amarrado. Si queremos lograr algo habría que reivindicarse para que lo bajen o nos den algún tipo de ayuda», aseguraba Manuel Haro, patrón del Padre Joaquín (Santoña).

Su caso es un buen ejemplo para entender la situación de la flota cántabra. «Si gastas 2.000 litros de gasoil al día y traes 2.000 kilos de bocarte no pagas ni el carburante, porque la mitad es para la gente. Tendrías que pescar siempre bien para igualar los gastos, y la empresa se crea para tener un beneficio, no para pagar el gasoil», explicaba Haro, que ayer subastó 2.700 kilos de anchoa a 1,06 euros, con lo que «no cubrimos ni los gastos».

Y eso que no tuvieron que ir muy lejos para pescar el bocarte. «Hemos estado detrás del monte, pero otros días estás a treinta millas y aunque estés cerca, tienes el motor arrancado y vas de este a oeste, veinte millas a un lado, veinte a otro, y consumes... Hemos estado casi pasando Bilbao, luego en el cabo de Ajo y aquí. En total, media noche navegando», relata.

60céntimos es lo que ha subido el precio del gasoil para los barcos desde el 1 de enero

En idéntica situación se encuentran los 16 tripulantes del Nuevo Aires Asón. «De momento no nos estamos planteando nada, pero la subida del gasóleo nos está afectando muchísimo. A día de hoy, con los precios del pescado, necesitamos subastar alrededor de tres toneladas para cubrir gastos y esa cantidad no se pesca todos los días», señalaba Cacho, patrón de este barco colindrés.

«Esto es insostenible, no solo para nosotros sino para todo el mundo. Si pescas seis horas descansando en tierra tienes un ahorro. Pero la costera de la anchoa es salir el lunes y volver el viernes. Suerte es estar cerca, pero no se soluciona así el problema. Y luego los que vamos a bonito pasamos a tener dos toneladas de gasto. Es cambiar pescado por dinero», lamenta este veterano pescador.

En su opinión, la solución no es cuestión de un incremento del precio de venta del bocarte. «El pescado tiene un precio mas o menos estable, dependiendo del tamaño y la calidad. Lo que no asumimos es el precio del gasoil porque a 50 céntimos el litro hicimos hace años una huelga general y ahora estamos por encima de un euro y aquí parece ser que no movemos ficha. Deberíamos parar todos los que estamos afectados y creo que, a día de hoy, todo el país está afectado».

Aunque los representantes de los pescadores cántabros no han decidido nada, «ya hay rumores» de un posible parón, según apunta el patrón mayor del Cabildo de Santoña, Miguel Fernández. «Hay malestar porque la poca rentabilidad que había con la campaña del bocarte se está esfumando con el gasoil. Creo que vamos a acabar con bastante problemas».

Rubén Martín, tripulante del Creador (Santander), era partidario de «parar» o «buscar una solución». Dice que no pueden ir a buscar la anchoa grande (la que mejor se paga): «Esta es la costera que nos resuelve el año y así no se puede continuar».