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Consuelo de la Peña
Martes, 28 de mayo 2019, 07:16
En la sede regional del PP se rifan el 'Manual de resistencia' de Pedro Sánchez, ese librito que narra la bajada a los infiernos del líder socialista tras haber cosechado los peores resultado de la historia del partido y su ascenso a los altares. Es ... una metáfora desde luego, pero algunos sólidos dirigentes populares comentan el chascarrillo con peculiar sarcasmo, después de haber perdido cuatro diputados y haber cedido su poder hegemónico consolidado durante más de 25 años al PRC de Miguel Ángel Revilla.
Aun así, la presidenta del PP, María José Sáenz de Buruaga, encuentra múltiples razones para la satisfacción, no teme revueltas internas que desestabilicen la «cohesión», ni halla argumentos que cuestionen su liderazgo. Ha perdido, pero gana. Así lo ven los populares. No lo dice ella; lo cuenta su entorno porque desde la noche electoral Buruaga se ha encastillado en la sede de Joaquín Costa y no dirá una palabra hasta que reúna a su junta directiva, una vez se conozca el resultado definitivo de las elecciones autonómicas y se escrute el voto de los cántabros en el extranjero, cosa que se producirá mañana, miércoles.
Cohesión
«El proyecto de Sáenz de Buruaga está muy vivo a pesar del resultado y no nos planteamos que vaya a ser cuestionado de manera interna. Su proyecto sigue vigente porque el PP de Cantabria ha resistido razonablemente bien en una situación nacional muy compleja». Es Íñigo Fernández, portavoz del PP y diputado electo, quien expresa la situación de la formación azul tras el proceso electoral del 26-M que ha relegado al PP a segunda fuerza política.
No deja de ser paradójico que llegada la derrota después de dieciséis victorias consecutivas, Buruaga reivindique su liderazgo sin contestación interna. Y es que «la cohesión del partido está fuera de duda», subraya el portavoz popular. Las voces críticas surgidas tras el último congreso regional, que partió en dos la familiar popular, están apagadas o, incluso, fuera del partido. El núcleo duro de los díscolos fue laminado o tiró la toalla para buscar cobijo en otras formaciones políticas. Esther Merino está con Ciudadanos en Cabezón de la Sal; Javier Fernández Soberón ha triunfado en El Astillero encabezando la formación liberal; Santiago Recio, uno de los más belicosos, en su casa; y Enrique Bretones y Lorenzo González, alcaldes de Alfoz de Lloredo y Valdáliga respectivamente, tampoco militan ya en las filas populares. Son solo algunos ejemplos que reflejan la desactivación del sector crítico. Por no hablar de que su fuerza en el Grupo Parlamentario Popular es hoy inexistente porque aquellas mesas están vacías.
Fuerza de centro derecha
Así que, con estos mimbres, cuando el jueves o viernes Buruaga se reúna con los órganos directivos del partido no encontrará ninguna oposición y podrá mantener a salvo su liderazgo. «Habrá autocrítica, pero no creo que haya peligro de que se cuestione la cohesión interna que existe, ni el liderazgo de Buruaga. No se trabaja en ese escenario», aclaró Fernández a preguntas de este periódico.
Los populares reclaman prudencia, y tras los sobresaltos y las emociones de la noche electoral actúan con cautela, como un felino a punto de abalanzarse sobre una presa. Solo que, en su caso, el único botín a repartirse es el bastión de Santander, donde en la última fase del escrutinio Gema Igual logró mantener la mayoría y con ello la posibilidad de formalizar un pacto a la andaluza con Ciudadanos y Vox. Lo demás, son despojos. Aun así, hasta que se conozca el recuento del Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA), el próximo miércoles, en el PP optan por la cautela. «Hay un escaño bailando entre el PSOE y PRC, que no se resolverá hasta que se cuenten los votos del censo de españoles en el extranjero, pero también puede variar si como consecuencia de este recuento VOX, que tiene dos escaños, los pierde». Y es que la formación de Santiago Abascal obtuvo un porcentaje de voto del 5,05%, que si baja al 4,99% tras el recuento del voto en el extranjero supondría la pérdida de esos dos escaños, que irían al PSOE y al PP respectivamente. Por lo tanto, en el PP abogan por esperar a conocer los resultados definitivos y a su proclamación para hacer una «primera valoración seria». En cualquier caso, Fernández explicó que el análisis del desenlace electoral y el diseño que pondrán en marcha en la formación popular no se resolverá hasta que se reúnan los órganos directivos.
Sin autocrítica
En cualquier caso, la línea estratégica la marcó la presidenta del partido la misma noche electoral, cuando tras reconocer que «no hemos conseguido el objetivo, que era ganar las elecciones», tendió la mano a las demás fuerzas políticas, y subrayó que el PP está «abierto al diálogo» y «dispuesto al entendimiento». Esa declaración supone un claro mensaje hacia el exterior, pero también en clave interna. Atrás queda aquella noche electoral de mayo de 2015, cuando el entonces candidato a la presidencia del PP Ignacio Diego, aunque ganó las elecciones con trece diputados (uno más que el PRC) anunció que el partido se iba a la oposición porque no tenía nada que hablar con nadie. Cuatro años después, Buruaga descolgó el teléfono para felicitar al ganador, Miguel Ángel Revilla, y abrir los cauces al diálogo. «El PP está ahora en la fase de escuchar, que no es poco porque en algunos otros momentos no llegamos a ello», reflexiona el portavoz del partido en alusión a aquel episodio de 2015. Ahora bien, consciente de que el mandato en las urnas y el reparto de escaños, sea cual sea el resultado definitivo, sitúa como actor principal al PRC y a Revilla, el PP esperará a que la iniciativa la tome «quien ha ganado las elecciones».
Que el músculo local y municipal ha salvado al PP de Cantabria de la debacle lo admitió Buruaga en la jornada electoral y lo refrenda el portavoz popular, al asegurar que su formación ha obtenido un «resultado muy importante» en el ámbito municipal con 90.000 votos a sus candidaturas municipales. Y si en las elecciones generales la presidenta del PP echó la culpa del hundimiento a VOX («nos ha quitado un diputado y se lo ha dado al PSOE»), en esta ocasión los populares consideran que el partido se ha visto arrastrado por «la complicada situación del partido a nivel nacional, donde se ha producido una fragmentación del voto de centro derecha». Pero aun así en Cantabria «no hay duda de que el PP es la fuerza política de referencia en el espacio del centro derecha».
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