Al cuidado de tus hijos

Entre las numerosas ofertas, todos tienen los mismos objetivos:fomentar el compañerismo y trabajo en equipo, además de la diversión de los niños. Que las jornadas de actividades supongan algo más que un aprendizaje concreto: nuevas experiencias y amistades.

Este tipo de proyectos no solo resultan beneficiosos para los menores, que, gracias a ellos, pasan su tiempo junto a otros jóvenes realizando actividades al aire libre. También echan una mano a los padres que, durante este periodo vacacional, difícilmente pueden acompañar a sus hijos por razones de horario laboral. Conscientes de esto, varios campus añaden la opción para madrugadores, ya sea adelantando o atrasando su horario. De esta manera, buscan adaptarse a las necesidades de quienes solicitan estos cursos.

«Amor por los animales y compañerismo». Esto son los pilares fundamentales que Noelia Rubio (46 años, Piélagos) quiere transmitir a los más pequeños durante las clases del Campus de equitación 'Los Robles'.

La directora del centro, en el que lleva trabajando treinta años, comenzó con este proyecto hace quince, tras la insistencia de aquellos padres que buscaban algo más allá de la típica clase de equitación: «La gente solicitaba el contacto directo con el animal», señala. Por ello, decidió aumentar las horas, ayudando a los pequeños a reforzar lazos, tanto con los caballos como con sus compañeros.

Todas las mañanas, de lunes a viernes, se les enseñan labores como cepillar, bañar, ensillar y limpiar cascos, además de montar. «A los niños se les asigna un caballo y se les divide en relación a su experiencia y nivel», comenta Noelia Rubio. Puesto que algunos han realizado clases durante el curso, ayudan a los más novatos: «Entre ellos se apoyan constantemente, hay mucho compañerismo», explica.

El amor que siente Sergio San Miguel por la enseñanza es el principal motivo que le ha llevado a trabajar como monitor en el 'Campus Rock' de Escenario Santander. «En el verano hay muchas ofertas laborales para las personas a las que nos gusta trabajar con niños», comenta el joven santanderino de 21 años.

En esta alternativa lúdica, los más pequeños disfrutan de todo tipo de actividades, desde aquellas que están relacionadas directamente con la música, como el taller de instrumentos o la grabación de una canción en un estudio profesional, a otras orientadas con el deporte físico y las manualidades. «Al final es imprescindible que los pequeños se lo pasen bien», señala. «Buscamos inculcar ciertos valores de compañerismo y respeto», explica San Miguel.

Por ello, cada mañana de lunes a viernes del periodo estival, los menores encontrarán un espacio en el que aprender y divertirse con otros mientras sus padres cumplen con el horario laboral a sabiendas de que sus hijos están bien cuidados.

Carolina Fuertes, de 29 años, inauguró en enero su escuela 'The Lab Dance Studio', y la santanderina se embarca directamente en el primer proyecto de campus veraniego. «Buscamos una formación más continua», comenta la bailarina, admitiendo como esencial el mantenimiento de la elasticidad, la forma física y la memoria coreográfica que aporta continuar con la actividad durante los meses de parón. «Nosotros presentamos un perfil más adaptado a la danza», indica.

Diferentes actividades enseñan a los niños un aspecto profesional de bailarín, aprendiendo diversos estilos de baile, teoría de la danza o maquillaje de escenario. También se quiere enriquecer el campus y dar una oferta más completa con otro tipo de diversiones: excursiones a la playa, manualidades, juegos en inglés o de agua, etc.

Además, comprendiendo las necesidades del horario de trabajo de los padres y las dificultades, se añade la opción a madrugadores, adaptándose al mismo y permitiendo una ludoteca para los menores.

El baloncesto es la actividad por la que Samuel Benito (26 años, Piélagos) siente predilección. Este motivo le impulsó a participar y organizar diferentes campus de verano para poder llevar ese sentimiento por el ejercicio a los más pequeños: «Quería inculcar mi pasión por el basquet y hacer que se divirtieran a su vez», explica.

Es una forma de dar continuidad con el entrenamiento de aquellos menores que ya realizan este deporte durante el resto del año. A su vez, no solo se desarrollan actividades relacionadas con el baloncesto, sino que buscan la variedad para que los niños que han sido apuntados por sus padres y no sean, de entrada, apasionados de este deporte, no se aburran. «Algunos días vamos a la piscina, hacemos otros juegos con la pelota como el balontiro, etc.», declara.

Samuel Benito considera que es importante mantener el entrenamiento en verano, no solo por los beneficios que conlleva, sino también por el trabajo en equipo necesario para poder desarrollarse de manera correcta.

'Verano de colores' es un programa promovido por el Ayuntamiento de Piélagos, del que Alexandra Lanza forma parte. A sus 34 años tiene una larga experiencia como coordinadora y monitora en diferentes campus de la comunidad. Este año la temática elegida es Cantabria, con manualidades, juegos, gymkanas... Están relacionadas con la región o con aspectos como el Año Jubilar Lebaniego, buscando ampliar los conocimientos sobre su tierra. «Hay niños que no saben acerca del sitio donde viven», explica. Además de enseñar respeto y cooperación entre los alumnos, quienes con el paso del tiempo aumentan, «se ha ampliado el número de plazas y cada vez contamos con más niños», comenta la monitora. Compaginar el empleo con el cuidado de los hijos durante el verano cuando ambos padres trabajan puede resultar complicado. Por ello precisamente nació este proyecto, como apoyo para la conciliación de la vida laboral y familiar de aquellas personas empadronadas en el municipio.