![El curso mantendrá sus fechas en Cantabria, pero se adaptarán los contenidos y las evaluaciones](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202004/15/media/cortadas/educacion-k7vD-U100922734844kI-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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Los estudiantes de Cantabria ya saben cómo terminarán el curso, totalmente mediatizado por el estado de alarma decretado por la expansión del coronavirus. Entre las principales decisiones que ha adoptado este miércoles la Consejería de Educación, destacan que la repetición de curso, que acabará en junio, será este año algo «muy excepcional»; que la tercera evaluación sólo podrá tenerse en cuenta si es para subir la nota que el alumnado hubiese obtenido en las dos primeras; y que se flexibilizarán los currículos y las programaciones didácticas, adaptándolos a la situación actual de docencia no presencial, ya que la vuelta a las clases se antoja cada día más complicada cuando apenas restan dos meses para el final del curso y, en cualquier caso, dependerá de las instrucciones del Ministerio de Sanidad.
La consejera Marina Lombó (PRC) ha explicado las medidas tras participar en la Conferencia Sectorial de Educación, presidida por la ministra Isabel Celáa, junto al resto de representantes autonómicos. En Infantil y Primaria la docencia se enfocará a la recuperación, repaso, refuerzo y ampliación de aprendizajes ya impartidos, mientras que en Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato, si se produce avance en contenidos, será centrado en elementos esenciales, adaptado a la situación actual y a las dificultades derivadas de la docencia no presencial. Todo ello con la vista puesta en que lo importante ahora es «acompañar» al alumnado y sus familias y a los docentes, sin añadir más tensión a la comunidad educativa, y generar certezas en el ámbito académico.
Según ha detallado la titular de Educación cántabra, el Ministerio ha planteado un documento que, ha dicho, han aceptado en su mayor parte las comunidades autónomas, y que constituye un «paraguas» para que las decisiones que adopte cada territorio sigan el mismo criterio.
Siguiendo el 'espíritu' de ese texto, le corresponde a cada administración educativa autonómica planificar el desarrollo del tercer trimestre y el final de curso en su territorio. Cantabria ya tiene este proceso en marcha, tras el envío a los centros de unas instrucciones provisionales, a las que se sumarán las definitivas, previsiblemente este próximo viernes. «A pesar de la premura, y cerrados los aspectos más generales con el Ministerio hoy mismo, nuestra intención es que toda la comunidad educativa tenga esta información lo antes posible», ha dicho Lombó.
Según ha resaltado, todas las decisiones adoptadas por la Consejería para trasladar el documento acordado con el Ministerio a Cantabria se han tomado teniendo en cuenta las aportaciones realizadas durante estos días por el Consejo Escolar de Cantabria, los comités de directores de Primaria e Infantil, Secundaria y Educación Concertada, el servicio de Inspección, los asesores de los Centros de Profesores de Cantabria (CEP) y los asesores técnicos de Atención a la Diversidad, Evaluación, Innovación y TICs.
El final del curso se mantendrá en las fechas establecidas en el calendario escolar vigente, el 23 de junio en Educación Infantil y Primaria y el 25 para ESO, FP y Bachillerato. «Los docentes están trabajando, los alumnos están estudiando, es excepcional, sí, pero lectivo», ha explicado la consejera.
Además ha anunciado que se está valorando la conveniencia de abrir los centros en julio para el alumnado que quiera participar, voluntariamente, en actividades de refuerzo. Como otras comunidades autónomas, Cantabria está analizando ese escenario, «pero lo prioritario ahora mismo es cerrar este curso», ha señalado Lombó, quien ha dejado claro que esa posibilidad dependerá de una actuación coordinada de los tres niveles de la Administración: el Estado, que deberá aportar financiación, las comunidades autónomas y los ayuntamientos.
En relación a la evaluación, ha precisado que cada autonomía la adecuará de forma ligeramente distinta. Cantabria mantendrá la evaluación del tercer trimestre, además de la evaluación final, pero «ningún estudiante se verá perjudicado por la crisis sanitaria actual». Por esa razón, todo lo que se realice se tendrá en cuenta solamente para subir la nota final.
La repetición de curso será «aún más excepcional» de lo que era ya en el sistema educativo actual, regido por la Lomce. Los porcentajes en Cantabria el pasado curso revelan que la media de repetición en Primaria está en el 2,4%;la media de los cuatro cursos de ESO se sitúa en el 7,27%, y en Bachillerato, las cifras oscilan entre el 4,22% de repeticiones en 1º, y el 11%, el más elevado de todos, en 2º. Se presupone, por tanto, que, en estas circunstancias excepcionales, los porcentajes caerán al mínimo. De hecho, la Consejería ha destacado que, «en el caso que la evolución del alumno durante el curso haga necesaria esa repetición, será una decisión muy motivada y consensuada entre todo el equipo docente».
En definitiva, no se puede decir que habrá un aprobado general para todo el alumnado, y la Consejería rechaza de forma tajante utilizar este término, pero la realidad indica que la promoción del curso va a ser la norma general y que los estudiantes que repitan serán casos mínimos y muy excepcionales, argumentados, y, cuando se den, tendrán que ir acompañados por un plan de recuperación.
En relación a los contenidos, Ministerio y comunidades autónomas han coincidido en la necesidad de adaptar los currículos y las programaciones didácticas a la «realidad actual», con las «lógicas» dificultades derivadas de la suspensión de la docencia presencial. En este sentido, el actual es un «curso excepcional» y, por eso, recoge el documento consensuado hoy, se revisarán los currículos y las programaciones didácticas para centrar las actividades lectivas del último trimestre en los aprendizajes y competencias imprescindibles, renunciando a un cumplimiento exhaustivo de los propósitos iniciales. «El criterio es la flexibilidad y estamos todos de acuerdo», ha dicho Lombó, quien ha explicado también que en las instrucciones provisionales ya se les trasladó a los docentes la necesidad de identificar aquellos aprendizajes que se consideran esenciales.
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En concreto, y tal y como propusieron los directores de Infantil y Primaria de Cantabria, en esos niveles la docencia se centrará en reforzar o ampliar aprendizajes anteriores. Por su parte, en la ESO y el Bachillerato sí se podrán ver nuevos contenidos, tal y como había solicitado el Comité de Directores de esta etapa, pero siempre teniendo en cuenta tres premisas: garantizar la equidad, la igualdad de oportunidades y el carácter inclusivo de la educación; el avance que se produzca se centrará en aquellos aspectos esenciales de cada curso; y, finalmente, que se haga de una manera adaptada a estas circunstancias, es decir, priorizando un enfoque práctico, mediante trabajos, investigaciones o cualquier otro método que decidan los docentes. «Se verá sólo aquello que se considere imprescindible y se enseñará teniendo en cuenta que el alumnado no está en las aulas», ha explicado la consejera.
El objetivo compartido, ha recordado Lombó, es «no dejar a ningún alumno atrás» y en eso trabajan docentes, la Consejería de Educación y también los ayuntamientos. En todo caso, el documento también establece que se adaptará el currículo y las actividades educativas del próximo curso, 2020/21.
Finalizada la Conferencia Sectorial, la consejera ha informado, vía videoconferencia, a la Junta de Personal Docente sobre estas decisiones.
Priorizar la adquisición de competencias: ése es uno de los planteamientos marco de Educación, que también ha incluido en las instrucciones provisionales giradas a los centros. En Bachillerato, plantea la posibilidad de sustituir los exámenes tradicionales por trabajos, proyectos de investigación, esquemas y resúmenes, o cuestionarios, o que en la valoración final tengan más peso esas tareas y la actitud del alumnado. En ESOtambién apunta a la adaptación:supresión de aspectos que puedan adquirirse en cursos inmediatos, incidir en competencias y «objetivos de la etapa», o que se prioricen contenidos menos complejos o que requieran menor grado de intervención del profesorado.
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