Secciones
Servicios
Destacamos
Marta San Miguel
Santander
Domingo, 25 de abril 2021, 07:44
El último episodio de acoso que sufrió su hija de 14 años fue por redes sociales hace un par de meses. Pero esta vez, y por primera vez desde que empezaron las agresiones cuando la pequeña tenía 4 años, han ido a la Guardia Civil. ... «Los denunciados son menores de 14 años, así que la denuncia se ha archivado», dice Ana (nombre ficticio) al otro lado del teléfono sin levantar la voz. En su voz, la tristeza suena lenta. No hay exageraciones ni hipidos. Hace pausas extremadamente largas entre las frases, como cuando termina de contar esa vez que iba por la calle y la insultaron los de su clase, y luego retoma la conversación para intentar narrar cómo empezó «esto». Dice 'esto' y se ve el tamaño de las comillas. «Era una niña extrovertida, siempre riéndose, una niña normal», dice, y se ofrece a mostrar el vídeo que guarda en el teléfono móvil desde el que concede esta entrevista. Hay un pasado que solo existe ahí, en la tarjeta SIM. Y en su memoria. Porque después, cuando empezó el colegio –«sin necesitar periodo de adaptación»– dejó de ser para siempre esa niña de los vídeos. «No quería ir a clase. Empecé a ver que las piernas las tenía cubiertas de golpes, de patadas, que en la cabeza le faltaba pelo, tenía calvas». Su hija enmudeció. «Varios niños de su clase me dijeron que algunos compañeros se metían con ella, que la obligaban a hacer cosas y que, si ella no querían, la pegaban entre cuatro o cinco. No sé las veces que hablé con profesores y con el colegio: me dijeron que estarían atentos y que no se iba a volver a repetir; otros decían que eran cosas de niños. Pero hemos estado así muchos años». Diez años, en concreto, una década que ha dejado secuelas en la niña: «Como dejó de hablar, la etiquetaron de niña rara. Con seis años empezó a terapia con psicólogos y ahora tiene diagnosticado depresión y ansiedad», dice su madre. El acoso escolar se mezclaba con una convivencia enrarecida, hasta que llegó al instituto y sus antiguos compañeros añadieron además las redes sociales como forma de violencia. Así fue cómo Ana y su hija terminaron en la Guardia Civil. ¿Por qué justo ahora?
Ana | Madre de una niña víctima de acoso escolar
La clave del cambio fue el apoyo de la Asociación Tolerancia 0 al Bullying Cantabria, que desde hace cuatro años atiende las peticiones de ayuda de familias que no saben qué hacer ante la «inacción que les rodea». Lo explica su presidenta, Lourdes Verdeja: «En la sociedad en general y en los centros educativos en particular hay mucho que hacer aún. Debe haber mayor implicación de las instituciones y organismos educativos en un tema del que ya llevamos hablando mucho tiempo y donde vemos muy poca proactividad de los encargados de legislar y dirigir la enseñanza», explica. La asociación nació impulsada por un equipo multidisciplinar (psicólogos, educadores, psicopedagogos) y familias que veían cómo el acoso sucedía sin una respuesta efectiva que le hiciera frente. «Mi propia hija fue víctima de acoso y tenía que hacer algo», matiza Verdeja: «Nuestro objetivo es la prevención ante esta situación, hacer detección e intervención si fuera necesario». Desde su fundación, la Asociación ha recibido 1.876 llamadas de familias de menores que han sufrido acoso y que buscan hacer frente al problema desde un punto de vista afectivo y legal. Ahora con la pandemia, el problema «ha ido a más» ya que el aislamiento está poniendo la violencia al servicio de las redes sociales: «En lo que llevamos de año ya hemos recibido 110 llamadas». ¿El 'bullying' se está agravando? «Sí, es una lacra social que se agrava con las redes sociales», afirma Verdeja. «El acoso ha existido siempre, pero las nuevas tecnologías hacen que no pare, que siga en tu casa y que llegues a más gente en poco tiempo. Y si encima al acosado le dan un 'like', le refuerzan, es como darle una palmadita en la espalda como si lo estuviera haciendo bien».
El acoso iba por rachas, dice Ana. «A veces pasaban semanas, pero entonces volvía a suceder. Estábamos tranquilas en vacaciones, pero entonces el acoso empezaba por las redes sociales. Le decían «eres adoptada, no te quiere nadie, das pena, estás sola, y barbaridades mayores». Ana se planteó cambiar a su hija de centro educativo. ¿Por qué nunca lo hizo? «Porque mi hija no quería, no se atrevía. Hemos ido aguantando», dice, aguantando ser víctima de acoso y lo que conlleva: el rechazo social: «En vez de posicionarse con ella, la víctima, los compañeros se unían para humillarla con tal de ser aceptados». ¿Y los padres? «La gente se aparta de este problema», dice lentamente, para luego enumerar esos padres del colegio que sí «actuaron correctamente», pero otros, «aún tenía que oírles que la culpa era de mi hija, que la tenía que controlar».
Javier Lastra | Decano Colegio de Psicología de Cantabria
Silencio. Entonces continúa serena. Triste: «Mi hija no se atrevía a salir de casa sola por miedo a cruzarse con los que la insultaban». Eso la empujó a llamar a la Asociación, con quienes lleva casi dos años. Ellos han sido quienes le aconsejaron denunciar. ¿Ha servido de algo? «En el instituto han activado el protocolo, y aunque se ha archivado la denuncia, ellos lo saben, y no han vuelto a acosarla por las redes. Y así espero que siga, porque volveremos a denunciar las veces que haga falta». ¿Qué debería cambiar del sistema para que hubiera una respuesta? «Lo primero, por parte de los padres: muchos lo veían y eran conscientes, pero nadie hizo algo por evitarlo. Y después, en los propios centros: deben estar más pendientes y no tirar balones fuera porque no les interesa admitir que en su centro hay acoso. Pido que se actúe antes y rápido con estos niños que sufren acoso, que no se espere como en el caso de mi hija, porque con las secuelas que tiene va a ser muy complicado».
Lourdes Verdeja | Asociación Tolerancia 0 Bullying Cantabria
Según la Consejería de Educación, en el primer trimestre del año Cantabria ha activado once protocolos por acoso escolar y ha constatado dos casos como acoso, según el informe sobre convivencia que recoge además la apertura de 44 expedientes disciplinarios, tres más que el año pasado, y 24 de ellos en ESO. Pero los expertos consultados por este periódico niegan que estos datos muestren la realidad: «Estos datos enmascaran mucha información sobre las situaciones de acoso dado que sólo tienen en cuenta procesos que pasan por el protocolo de acoso al uso y, generalmente, cuando se llega a la instrucción de este proceso, la situación de acoso está muy cronificada», dice Javier Freige, decano del Colegio de Psicólogos de Cantabria: «Desde mi punto de vista hay que actuar antes, mucho antes, en la prevención y en los momentos iniciales de esa violencia escolar».
Según un estudio de la Asociación NACE (No al Acoso Escolar) 1 de cada 5 niños escolarizados sufre bullying en España y sólo el 15% de las víctimas se atreve a contárselo a familiares o profesores. El testimonio de Ana es la prueba de ese silencio: «Ahora mi hija empieza a hablar».
Santander acogerá del 6 al 9 de mayo el primer Congreso Internacional de acoso y ciberacoso, una cita presencial y online organizada por el Colegio de Psicología de Cantabria y que reunirá a más de 700 especialistas para abordar esta problemática y cómo enfrentarla a través del programa TEI. ¿Qué son estas siglas? Tutoría entre iguales es un programa que «pretende mejorar la convivencia actuando en la prevención de la violencia y el acoso escolar». ¿Cómo? Mediante la «tutorización del alumnado mayor hacia el alumnado más pequeño con modelos de comportamiento aprendidos y con el diálogo, la empatía y la ejemplaridad social como ejes de la intervención práctica de la mejora de la convivencia», explica el director del Congreso y decano del colegio, Javier Lastra Freige. Y pone cifras para evidenciar el grado de penetración de este proyecto que parte de la premisa de Tolerancia 0 a la violencia en los centros, implicando directamente a los propios alumnos en su salvaguarda: «En este momento hay más de 1.300 centros educativos y 50.000 profesores que participan en el programa, 1.300.000 alumnos se han formado con la metodología TEI», explica Lastra Freige. A falta de datos que concreten el efecto que está teniendo el uso de las nuevas tecnologías durante la pandemia, el especialistas advierte de que habrá «un aumento exponencial» de casos en ese baremo que cifra en uno de cada cinco niños escolarizados sufre algún tipo de acoso escolar.
El congreso, con aforo limitado la parte presencial en el Paraninfo de La Magdalena, reconocerá con premios a seis centros escolares del país, así como a instituciones y personalidades que se han implicado en la lucha contra el acoso como Atresmedia, la liga ACB, el Ayuntamiento de Santander, el escritor Alejandro Palomas y el exjugador de baloncesto, Iñaki Zubizarreta, víctima de acoso cuando era niño y ahora una activista contra esta lacra.
Premio al IESTorres Quevedo
Buscar la implicación de los propios alumnos en una de las estrategias clave que trabajan los centros educativos como forma de prevención. Si bien es el eje del programa TEI, también lo son los certámenes como '#Somos Más', que busca narrar el ciberacoso desde los pupitres. Promovido por el Ministerio de Justicia, el IESLeonardo Torres Quevedo ha logrado un tercer puesto. Los alumnos Lucía Toraya, Joe McElherron, Habtsh Gutiérrez y David Quintana han quedado finalistas del certamen dirigido a prevenir y sensibilizar sobre el discurso del odio en Internet con el vídeo 'Mensaje borrado'. Un vídeo de hasta 2 minutos compartiendo un selfie usando los hastag #DaleLaVuelta #SomosMás frente a los discursos el odio.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.