«No nos damos cuenta de que nos jugamos la vida por coger el móvil mientras conducimos»

«Perdí la movilidad de las piernas en un accidente de moto, en el que falleció mi novia». Es el contundente mensaje con el que el vicepresidente de Apemev (Asociación de Personas Educadoras y Monitoras de Educación Vial), Rodolfo Castillo, hace reflexionar a los conductores sobre el peligro de descuidar la conducción. Es uno de los tres hombres con lesión medular que ayer participaron en la presentación de la nueva campaña de vigilancia y concienciación de la DGT en Marina de Cudeyo. Mientras varios agentes de la Guardia Civil paraban coches en un punto de la carretera, los voluntarios explicaban en primera persona todo lo que puede desencadenar un pequeño despiste al volante.

Las distracciones durante la conducción suponen una de cada tres muertes en la carretera. Una cifra que ha aumentado drásticamente en los últimos años y que ya supera el número de accidentes provocados por el exceso de velocidad y el consumo de alcohol. El uso abusivo del teléfono móvil, según Tráfico, es el causante de este gran incremento. La campaña, que se presentó ayer, se desarrollará a lo largo de la semana en toda Cantabria. Las vías interurbanas las controlará la Guardia Civil, con «cerca de 180 efectivos», mientras los ayuntamientos se ocuparán de los cascos urbanos, describía el jefe provincial de Tráfico, José Miguel Tolosa.

La campaña, que se desarrolla todos los años, hace especial hincapié en esta ocasión en el uso desmedido de las nuevas tecnologías. «No nos damos cuenta de que nos jugamos la vida por coger el móvil mientras conducimos», se lamenta Castillo. La DGT ya está tomando medidas para evitarlo y, en caso de accidente, «se comprobará si se estaba haciendo uso de un aparato electrónico».

El testimonio en primera persona de los voluntarios en silla de ruedas es fundamental para hacer reflexionar a los conductores. Así lo aseguró el delegado de Gobierno, Pablo Zuloaga. «Sus declaraciones nos hacen entender que los accidentes ocurren y que nos puede tocar a cualquiera», añadió. Zuloaga hizo hincapié en el peligro de atender una llamada «que puede parecer urgente, pero que no merece arriesgar la vida». «No sólo está en juego nuestra integridad, nuestra supervivencia y nuestra salud», también la de terceras personas que pueden sufrir un accidente por «nuestra culpa».

La clave para conseguir que el número de accidentes descienda está en la educación. «Muchos padres están constantemente utilizando el WhatsApp delante de sus hijos. Se lo inculcan desde que son pequeños sin darse cuenta. Muchas veces, los adultos necesitan aprender más que los niños», expresa Castillo. Él, desde Apemev, ofrece charlas de educación vial en los colegios, a partir de los 4 años. «Para enseñarles desde el primer momento a actuar mejor que nosotros». Sabe bien de lo que habla. Cuando tenía 22 años, en un adelantamiento arriesgado en el que debía reducir la velocidad, perdió el equilibrio de su moto, precipitándose sobre el asfalto y perdiendo la movilidad de las piernas y uno de sus brazos. Estuvo un año en el Hospital de Parapléjicos de Toledo. Su novia, que iba con él, falleció.

La presentación de la campaña coincidía ayer con el Día Europeo Sin Accidentes, un proyecto que pretende concienciar sobre la seguridad vial, la siniestralidad y la repercusión de los accidentes de tráfico. En el ámbito europeo, hay 70 fallecidos al día en la carretera. «Es muy difícil llegar a una cifra cero, pero es el objetivo de este tipo de celebraciones y de campañas como la que estamos desarrollando esta semana», concluía Tolosa.