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El reciente cambio de postura de la Comisión Europea, que ahora se abre a la posibilidad de relajar la protección del lobo en todo el territorio comunitario, ha abierto un pequeño resquicio para Cantabria. Desde que el Gobierno de España lo incluyó en la ... lista de especies protegidas en septiembre de 2021, tanto el Gobierno regional anterior (PRC-PSOE) como el actual (PP) han estado de acuerdo en que hay que sacarlo «cuanto antes» para que pueda volver a ser cazado y así controlar su población y reducir los ataques al ganado. Algo en lo que están de acuerdo, lógicamente, tanto los ganaderos como los cazadores. Bruselas ha pedido datos concretos antes de tomar una decisión. Y la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca y Alimentación los ha reunido, desmenuzado y enviado a la presidenta Ursula Von der Leyen. En el documento, le informa de que Cantabria ha sufrido en los ocho primeros meses de este año 1.319 ataques, que se han traducido en la muerte de 1.627 animales.
El giro de Europa ha sorprendido al sector agroganadero. Hasta ahora se había mantenido férrea. El lobo debía ser protegido porque su población estaba en riesgo. De hecho, a finales del año pasado Suiza ya intentó rebajar esa protección, pero se topó con la oposición de los países con derecho a voto. Las esperanzas del Gobierno cántabro se esfumaron. El Ministerio para la Transición Ecológica pudo así reforzar su justificación ante las cuatro comunidades autónomas que se oponían a la inclusión del lobo en el catálogo de especies protegidas: Cantabria, Asturias, Castilla y León y Galicia. Dijo que lo hacía por las exigencias europeas.
En septiembre del año pasado, un lobo alemán se ensañó con Dolly, el poni más querido de la presidenta de la Comisión Europea, que llevaba más de 30 años con ella en una finca que posee en la Baja Sajonia. Una muerte que consternó a toda su familia, reconoció la propia Comisión. Justo un año después, a principios de este mes de septiembre, Von der Leyen calificó de «peligro real» el número actual de manadas en toda la Unión Europea, por lo que pidió datos actualizados de población y ataques. Parece que busca un asidero al que aferrarse para relajar la protección del lobo. Una decisión tan aplaudida como criticada por los afectados ya que se produce tras un episodio personal y no tras las miles de quejas recibidas en Bruselas.
Lo que censuran los perjudicados es que lo que ha hecho Europa con el lobo es 'café para todos'. En España, también. Las comunidades al norte del río Duero, entre las que se encuentra Cantabria, llevan dos años bramando contra el Ministerio para la Transición Ecológica por aumentar incluso la protección requerida por Europa al incluirlo en el Lespre. En el resto de autonomías, aseguran, la presencia de cánidos salvajes es testimonial.
El plazo dado por Von der Leyen para que los interesados le remitiesen toda la información expiró ayer. La Consejería de Desarrollo Rural que dirige Pablo Palencia le ha remitido un «completo informe». En él se recoge que la región sufrió la muerte de 2.456 animales el año pasado. En lo que va de este, ya son 1.627 -hasta septiembre- producidos por 1.319 ataques (en todo 2022, se registraron 1.921).
65,7% del territorio de Cantabria
tiene «presencia permanente» de lobos.
20 manadas
«mínimo» tiene ubicadas en la región la Consejería de Desarollo Rural.
Lo que Bruselas también quiere conocer, además de los daños a la ganadería, es el espacio por el que se extiende la población de lobos. En Cantabria, hay ejemplares «de manera permanente» en el 66% del territorio. Según la información de Ganadería, deambula de manera habitual por «3.497,65 kilómetros cuadrados» de los 5.321 de extensión total que tiene la comunidad autónoma. Además, tiene constatado que en otros 584 kilómetros cuadrados se le ve «muy frecuentemente». Incluso hay «apariciones puntuales en las zonas costeras», advierte el documento. En cuanto al número de manadas, el informe de la Consejería advierte de que «se ha multiplicado por siete, al pasar de solo tres a un mínimo de veinte». Además, más de la mitad de los ayuntamientos cántabros han sufrido ataques: 59 de los 102 (el 58%).
Las organizaciones agroganaderas respaldan los datos del Gobierno regional. UGAM-COAG publicó este pasado jueves los suyos: «En las comunidades autónomas con mayor presencia de manadas (Asturias, Cantabria, Galicia, Castilla y León y La Rioja) se han registrado 2.338 cabezas más de ganado muertas por ataques de lobo el año pasado que en el mismo periodo de 2021: de 10.560 a 12.898». Además, incluía un gráfico con los datos cántabros: 1.994 en 2021 y 2.456 en 2022. Los cazadores han hecho lo mismo y, además, se lo han remitido a la presidenta de la Comisión Europea. «La población de lobo ha aumentado en España un 26% desde 2014, que se han traducido en la pérdida de cerca de medio millón de cabezas de ganado extensivo, un 18,9% en Cantabria, Asturias, Galicia y Castilla y León», afirma la Fundación Artemisán, integrada por organizaciones del ámbito cinegético, federaciones de cazadores, propietarios privados, empresas y particulares.
Artemisán habla en su informe de que la presencia del lobo en Cantabria es incluso mayor de la que constata la Consejería de Desarrollo Rural y Ganadería. Recoge en el estudio que hay «27 manadas, veinte exclusivas y otras siete compartidas con otras comunidades autónomas limítrofes, frente a las ocho, la mitad también compartidas, del censo de 2012-2014».
La inclusión del lobo en el Lespre hace dos años quitó a los territorios la herramienta de la que disponían para hacer «extracciones», que no dejaba de ser un eufemismo para que los gobernantes y representantes políticos no tuvieran que pronunciar el verbo 'matar'. Un divertimento para los cazadores que servía a los ganaderos para controlar la «superpoblación» de lobos. Desde entonces, solo pueden hacer lo que denominan «intervenciones quirúrgicas». Es decir, cazar unos pocos, los que les permite el Lespre.
Más de la mitad de los ayuntamientos cántabros (59 de 102) ha sufrido ya ataques este 2023
En el primer año de la inclusión del lobo en el Lespre, hubo 1.921 ataques y 2.456 muertes
Esta es una medida que el anterior consejero de Ganadería, Guillermo Blanco (PRC), llevó a los tribunales por su «escasa» eficacia. «Antes de entrar el lobo en el Lespre se hacían entre 22 y 33 extracciones y había un cierto equilibrio con la ganadería extensiva», afirmó recientemente su sucesor en el cargo, Pablo Palencia (PP), en una entrevista publicada en El Diario Montañés.
También relató que el Ejecutivo saliente- él llegó al cargo tras las elecciones de mayo de este año- se gastó «dos millones de euros en abonar las pérdidas ocasionadas». Un hecho que no satisface del todo a los ganaderos, que no solo contemplan las pérdidas económicas. Tras el fallecimiento de un animal, explican, «hay cientos de horas de trabajo y dedicación» que en muchos casos incide incluso en la evolución y mejora genética de su cabaña.
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