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Sari Arponen (Ruokolahti, Finlandia, 1977) está en continuo aprendizaje. Su curiosidad por la salud y el cuerpo humano le hizo especializarse en Medicina Interna en el Hospital Universitario de La Princesa, en Madrid. A partir de ahí se abre un mundo en el que el ... sistema inmune es el centro de todo. Ella lleva años llamando la atención sobre la importancia de cuidarlo y mimarlo. Advierte de que factores como la pobreza, la obesidad, la falta de vitamina D, entre otros, desequilibran al sistema inmunitario y pueden hacer que la respuesta frente a un patógeno cualquiera (como el covid) no sea la óptima. Doctora en Ciencias Biomédicas, presenta hoy en el Ateneo de Santander su último libro, 'El sistema inmunitario por fin sale del armario', a partir de las 19.30 horas.
-La mayoría pensamos que para tener un buen sistema inmune debemos de tomar un zumo de naranja y poco más. Sin embargo, su importancia ha salido del armario durante la pandemia.
-El sistema inmunitario tiene muchas funciones además de defendernos de infecciones. Para cuidarlo, precisamente los zumos no son la mejor opción; tomar uno natural de forma puntual tampoco es que sea malo, claro, pero la optimización nutricional a través de la inmunonutrición va mucho más allá.
-Afirma que maltratamos nuestro sistema inmune con nuestra dieta y estilo de vida sedentario. ¿Cómo se puede corregir?
-Lo principal es comer comida real, sin etiquetas, de temporada y proximidad, y huir de los ultraprocesados; y no pasarnos de cantidades ni frecuencia. Además, debemos huir del sedentarismo. Esto va mucho más allá del ejercicio físico: debemos romper el tiempo que pasamos sentados cada 30 minutos y realizar movimientos intensos de cuerpo entero. Por supuesto, también es fundamental la conexión con la naturaleza y con otras personas, el descanso y la desconexión digital.
-¿Cuáles son los síntomas de un mal sistema inmune?
-Por ejemplo, no reparar bien las lesiones musculoesqueléticas o articulares y que se cronifiquen dolores y molestias de todo tipo. Las alergias y las enfermedades autoinmunes son otra señal de un desequilibrio del sistema inmunitario. No tener fiebre cuando se tiene una gripe, en realidad, tampoco es una buena señal. Y claro, sufrir problemas intestinales, enfermedades periodontales, niebla mental, resistencia a la insulina, enfermedades cardiovasculares y otros problemas de salud crónicos también están asociados a una inflamación crónica de bajo grado en la que el sistema inmunitario está activado de forma continua e inadecuada.
-La microbiota juega aquí un papel fundamental. ¿Qué es?
-La microbiota es el conjunto de microorganismos que tenemos en nuestro cuerpo: en la boca, la piel, el tracto genitourinario y, sobre todo, en el intestino. Si está en desequilibrio, también el sistema inmunitario estará alterado, con una tendencia a generar inflamaciones, tanto en las barreras donde se encuentra la microbiota como a nivel sistémico.
-¿Cómo puede cambiar nuestras vidas (para bien y para mal)?
-Si entendemos bien cómo es nuestro sistema inmunitario y qué necesita para un funcionamiento óptimo, podremos cuidarnos mejor y, de esta manera, prevenir muchos problemas de salud crónicos, o incluso mejorar los que ya podamos tener. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, enel cáncer también hay problemas de funcionamiento del sistema inmunitario, al igual que en otros cuadros graves como las enfermedades neurodegenerativas.
-Los nutricionistas llevan décadas diciendo que hay que hacer cinco comidas al día. Usted es partidaria de que solo dos, tres como mucho.
-Efectivamente, lo dicen desde hace algunas décadas, aunque no todos ellos, ni mucho menos, pero realmente no hay evidencia científica que sustente esa recomendación de forma general ni tampoco es algo que se hiciera antes de los años 60-80. Un adulto sano no necesita comer a todas horas, y a uno enfermo (salvo algunas excepciones puntuales) tampoco le suele venir muy bien. Cada vez que comemos, se genera una pequeña inflamación, lo que repetido al cabo de muchos años puede acabar generando problemas.
-Hágame un menú con productos cántabros que haga las delicias de nuestro sistema inmune.
-En Cantabria hay cientos de setas comestibles diferentes. De primero, un plato a base de setas y aparte unas anchoas, seguido de un guiso a base de marisco y pescado, nos dará grasas saludables con omega 3, además de fibra prebiótica de tipo betaglucanos de las setas. También las almejas a la marinera son una opción fantástica. Como postre, una fruta entera de temporada es la mejor opción, por sus polifenoles y de nuevo, su fibra.
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