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«Esta mujer ha tenido una hija por gestación subrogada y la están poniendo a bajar de una burra, cuando no debería juzgarse a nadie, porque hay que ponerse en los zapatos de los demás. Esto debería debatirse en serio, pero en el lugar ... correcto y no en un programa de televisión donde parece que tiene razón quien más grita». Mónica, una madre cántabra de un niño concebido mediante esta técnica reproductiva, asegura que existe un gran desconocimiento sobre el tema, lo que no impide que se digan barbaridades ahora que el 'caso Ana Obregón' está en boca de todos. «La gestación subrogada es algo que la mayor parte de la gente desconoce. Se mezclan cosas y se repiten cosas que se oyen, se ven y se leen, pero la verdad es que se trata de algo en lo que nadie obliga a nadie y nadie utiliza a nadie».
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Después de siete años intentado por todas las vías posibles ser padres, y de invertir todos sus ahorros en tratamientos que no dieron resultado, Mónica y su marido, Manuel, se pusieron en contacto con una empresa especializada en gestación subrogada. Si todo salía según lo previsto, su hijo –al final fue niña– nacería en Ucrania y no tendrían que afrontar mayores complicaciones. Lo cierto es que los problemas no tardaron en aparecer, primero con un cambio de legislación que complicaba la inscripción del bebé y que adquiriese la nacionalidad española, y, después, con el estallido de la pandemia, que dificultó la llegada a casa del nuevo miembro de la familia. Mónica no olvida que mientras el Gobierno se esforzaba por repatriar a nacionales que se encontraban de vacaciones por todo el mundo, no se molestó por ayudar a traer a España a los niños nacidos por gestación subrogada en Ucrania, Georgia o Estados Unidos.
Mónica
Madre por gestación subrogada
«Es algo que se asocia popularmente con gente rica, con gays o chicos solos, y no es cierto: la gran mayoría que recurre a ello son parejas heterosexuales con problemas médicos de la mujer para gestar –y lo tenemos que demostrar–, y nadie va por gusto. Las familias de gestación subrogada están señaladas por el Gobierno que tenemos ahora: no es que esté prohibida, está sin regular, y debe hacerse en un sentido o en otro, no puede quedar en el limbo. Lo mismo que se ha regulado el aborto o la eutanasia, asuntos por los que se ha puesto el grito en el cielo, esto debe regularse también».
«Parece que se está vendiendo que hay dos bandos, uno malo y otro bueno, cuando en realidad se habla de personas que sufren mucho por tener hijos, y parece que se olvidan de que esto afecta también a los niños, que oyen, entienden y saben cómo han nacido. A ver si todo esto sirve para que quienes tienen responsabilidad se sienten y hablen en serio, sin decir burradas».
Laura Fernández Echegaray, profesora de Derecho Civil en la Universidad de Cantabria y experta en la materia –especialmente en sus aspectos legales–, también cree que ha llegado el momento de afrontar el hecho de que «la gestación subrogada ha llegado a España, y lo ha hecho para quedarse».
Antes, unos datos: hasta 2021 se habían inscrito en España unos 2.350 bebés nacidos por este método, y fueron denegadas unas 300 solicitudes, sobre todo en Ucrania, país del que procede la mayoría de estos niños y donde el proceso cuesta unos 50.000 euros. En EE UU, donde la regulación varía según el Estado, permitiendo o no que el proceso lo lleven a cabo parejas homosexuales o solteros, los costes superan los 100.000 euros. Por norma general, las mujeres que recurren a esta vía lo hacen porque sufren un problema médico que les impide llevar a término un embarazo. Para algunas, hacerlo supondría poner en riesgo su vida o la del feto. La mayoría de las familias que recurren a la gestación por sustitución, el 52%, son heteroparentales; el 29,9%, homoparentales y el 17,3%, monoparentales.
Laura Fernández Echegaray
Profesora de Derecho Civil de la UC
«Cada año se inscriben en España entre 800 y 1.000 niños –en el mundo son 20.000–. La gestación subrogada ha superado a la adopción internacional porque es tal la burocracia exigida en aras de proteger al menor que se ha vuelto imposible: mucha gente que recurre a esta técnica reproductiva ha estado antes en listas de adopción, pero acaban desistiendo, tanto por los complicados trámites como por el largo tiempo de espera».
Esta doctora en Derecho Civil opina que gran parte del revuelo causado por la sorprendente maternidad de Ana Obregón se debe a la elevada edad de la artista, aunque recuerda que cuando otra famosa, Tita Cervera, baronesa Thyssen-Bornemisza, tuvo dos hijas empleando igual método ya pasando la sesentena, no hubo tanto alboroto. «¿Cuál es la pregunta entonces? ¿Si debiera haber un tope de edad para ser madres? En realidad, la cuestión principal en este tema no es pronunciarse sobre si estás a favor o en contra, sino que la gestación subrogada ha llegado a España y lo ha hecho para quedarse. Teniendo en cuenta que no pueden ponerse puertas al campo, y si se quiere impedir que exista un turismo reproductivo, creo que el planteamiento protagonista sería preguntarse si realmente en España ha llegado el momento de regularlo, siempre con una serie de límites, pautas y garantías que aseguren en la medida de lo posible los derechos de la gestante y de los menores».
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Explica que, desde 2010, España permite la inscripción de estos niños siempre y cuando hayan nacido en el extranjero, que al menos uno de los comitentes –quienes se van a hacer cargo de la criatura– sea español, y con la condición de que en el país donde se ha celebrado el acuerdo exista una sentencia judicial de admisión de la filiación en favor de los padres de intención. Y esto, prácticamente, solo es posible en EE UU, donde un contrato de gestación por sustitución oscila entre los 120.000 y los 150.000 euros.
«Ana Obregón ha ido a Florida, uno de los Estados que permiten la gestación subrogada –el preferido es California, por ser el que más garantías ofrece y menos requisitos exige–. Lo que allí se exige es que, desde el momento del nacimiento, la madre tiene que hacer una declaración por la que se compromete a asumir las responsabilidades parentales ante un juez. Además, en los tres días siguientes al nacimiento del bebé, se tiene que obtener una declaración judicial de paternidad o maternidad en favor de la persona comitente. Hay que indicar que lo usual es que, previamente, durante el último trimestre de embarazo, se realiza una vista judicial donde se comprueba que tanto la gestante como la madre comitente cumplen los requisitos exigidos, emitiéndose entonces a la clínica una orden de transmisión de filiación del futuro bebé, a favor de los padres de intención».
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«La legislación de Florida contempla la gestación subrogada de manera residual, de forma que hay que acreditar la imposibilidad de gestar por parte de la madre comitente. En este caso resulta evidente por la edad de la madre. En resumen, Ana Obregón ha ido a Florida y, a través de una agencia, ha suscrito un contrato de gestación subrogada por el que se le ha buscado una gestante y una donante de óvulos. En el último trimestre ha tenido una vista judicial, en la que se ha comprobado judicialmente, por un lado, que la gestante presta un consentimiento consciente, libre y voluntario, y, por otro, que la futura madre tiene la capacidad de hacerse cargo del bebé. En el mismo momento del parto, ese niño ya tiene esa madre intencional porque la gestante ha renunciado a todos los derechos sobre él. La peculiaridad de Florida reside en que se regarantiza de nuevo el futuro bienestar del bebé, al exigirse que, a pesar de todos los trámites anteriores, en los tres días posteriores al nacimiento se debe emitir ese documento judicial».
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