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María Ángeles Osorio aprendió a querer y a respetar Cantabria de la mano de su padre, Alfonso Osorio. Este respeto era mutuo (fue condecorado con la Medalla de Oro de la comunidad autónoma por su papel trascendental durante la Transición, como vicepresidente del Gobierno de ... Adolfo Suárez). Ahora, ella sigue esta senda que inició su padre, del que tomó el testigo como parte de la Asociación Plaza Porticada, cuyo objetivo es defender el patrimonio de la región y que ve importante trasladar a las nuevas generaciones. Directora ejecutiva de la Fundación Chile-España, son muchas las oportunidades que ve para los empresarios cántabros en el país sudamericano.
–Usted dirige la Fundación Chile-España, cuyo objetivo es el intercambio económico, cultural, académico-científico y social entre ambos países. ¿Qué es lo que le une a Chile?
–Hasta que empecé a ocuparme de la Fundación, no tenía una relación especial. Pero siempre me había parecido un país muy atractivo, por su diversidad cultural, su naturaleza tan variada y llena de contrastes y su estabilidad política e institucional. A lo largo de mi carrera profesional he adquirido experiencia en el impulso de relaciones comerciales e institucionales. Me ocupé de la Cámara de Comercio de Bélgica y Luxemburgo durante catorce años. Así que cuando el entonces embajador de Chile en España, Sergio Romero Pizarro, me propuso hacerme cargo de esta fundación en 2011, no lo dudé un momento.
–¿Tiene Cantabria relación con esta Fundación? ¿Se da algún tipo de intercambio con Chile desde aquí?
–En Chile hay una colonia cántabra relevante. Hay un buen número de apellidos de origen cántabro como Ampuero, Bustamante, Huidobro o Tagle, entre otros, que han dejado huella de la relación histórica que existe. De hecho, en Chile hay dos Casas de Cantabria, una en Temuco y otra en Viña del Mar.
Por este motivo, desde nuestra creación colaboramos con la Asociación Plaza Porticada para realizar cursos de verano en la UIMP que pudieran profundizar en esta relación. Los diez años que llevamos realizando cursos, siempre hemos puesto la mirada en esta relación histórica y cultural entre Chile y España y, en particular, Cantabria.
–Este año su curso en la UIMP ha tratado sobre 'El regreso de Elcano: el Pacífico y la globalización 500 años después'.
–Este año hemos terminado la trilogía con motivo de la conmemoración del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo de Magallanes y Elcano. Los tres cursos los enfocamos desde la perspectiva de los avances que se produjeron para la humanidad, pero con una mirada al futuro desde el pasado.
–¿Qué tipo de empresas o productos de Cantabria podrían tener éxito en Chile?
–Hay bastantes sectores de especial interés en Chile, donde las empresas o productos de Cantabria pueden ser relevantes, como el sector agroindustrial. Chile es el primer país del mundo en exportación de uvas, arándanos, ciruelas y manzanas deshidratadas, y el segundo en cerezas, nueces y salmón, pero necesita implementar mejoras para aumentar su eficiencia y competitividad, lo que constituye una fuente de oportunidades de negocio para empresas proveedoras de tecnología españolas. También en el ámbito de la transformación de los alimentos, como por ejemplo en el sector lácteo. Por último, en todo lo que se derive las industrias del mar. Chile destaca por su amplio litoral y una industria pesquera muy relevante, pero hay oportunidades de desarrollo de la industria conservera y el cultivo sostenible de algas, como producto alimentario y farmacéutico, es un sector de gran potencial tanto en Cantabria como en Chile.
–Acaba de ser nombrada vicepresidenta de la Asociación Plaza Porticada. ¿Qué retos se marca?
–En la última junta general se acordó ampliar los objetivos de la asociación e incorporar, entre otros temas, el desarrollo sostenible para impulsar el equilibrio entre el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar social, así como incrementar la colaboración científica, tecnológica y las relaciones internacionales. La incorporación de estos objetivos complementa perfectamente los ya existentes, y abre nuevas posibilidades de desarrollo de actividades con una perspectiva más amplia y transversal. Para ello, es muy importante seguir incrementando la colaboración público-privada.
–Su padre fue uno de los impulsores de esta asociación, adoraba su tierra. ¿Siente que ese espíritu perdura en las nuevas generaciones o ahora más que nunca son necesarias asociaciones como la suya?
–Ahora más que nunca es importante buscar vías alternativas para la defensa de los valores iniciales de la asociación, como es defender y difundir la cultura y el patrimonio de Cantabria, un reto inexcusable, e impulsar el desarrollo económico y social de la comunidad. Lograr que se involucren los jóvenes en ello es uno de nuestros grandes retos. Y haciendo referencia a la labor de mi padre en la Transición, me encantaría que las nuevas generaciones se involucraran más con un talante más abierto hacia el diálogo, respeto a las instituciones y con una visión de largo plazo y sentido de Estado.
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