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La investigación por la mortal agresión en el apeadero de Boo de Piélagos que tuvo lugar en febrero de este año y en la que falleció Carlos Cubillas, un joven de 21 años de Polanco, sigue su curso.
Después de que la Fiscalía imputara ... a los dos detenidos un delito de homicidio y descartara otro de omisión del deber de socorro, el instructor del caso, el magistrado Luis Enrique García, dio a las partes un plazo de cinco días para que propusieran la práctica de nuevas diligencias de investigación. Pues bien, una de las defensas, en concreto la de Ángel R. C., ha solicitado la práctica de dos testificales con las que pretende acreditar que existe una «enemistad» de una de las dos testigos claves del caso –que mantiene que los acusados arrojaron a la vía intencionadamente a la víctima– con su cliente.
La intención de esta parte es desacreditar el relato que ofreció esta testigo durante su declaración ante el juez. Una comparecencia en la que esta joven reconoció que conocía a Ángel R. C. de haber jugado con su hermano al fútbol en el Racing y que ella y los padres de ambos tuvieron una relación de amistad, pero ahora ya no.
Según relató, tanto los detenidos como la víctima y la amiga que la acompañaba cogieron el tren que salió de Santander a las 06.35 horas, que llegó a Boo de Piélagos «sobre las 07.00 h» (el médico certificó la muerte de Cubillas a las 07.25 h). Ella y su amiga habían estado de fiesta en la capital cántabra y en su caso aseguró haber tomado «dos copas».
Aunque declaró que no vio que se produjera una pelea o incidente dentro del vagón (ella y su amiga iban en otro distinto al de la víctima y los detenidos), sí presenció como los dos investigados «salían del tren agarrando de la ropa a un persona (la víctima), como de la zona de los hombros; lo sacaron del vagón».
Nada más bajarse, dijo que los dos detenidos empezaron a «golpearle, dándole varios puñetazos». «El chico agredido lo que hacía era taparse la cabeza. Le dieron puñetazos en las costillas. Pero no recuerdo si cayó en el andén inconsciente o porque los otros chicos lo tiraron». En ese momento, esta testigo vio como los agresores comenzaron a «dar patadas» a Cubillas en la «espalda», pero no vio que alguna de ellas impactara en la cabeza. Por la «impresión» de los golpes, esta joven dejó de mirar durante unos segundos. Cuando levantó la mirada de nuevo, «vi una última patada muy fuerte que es la que provocó que cayera a las vías». Eso sí, no pudo precisar quién de los dos implicados, Ángel o Rubén, dio esa última patada, que puede ser clave en este caso. «La agresión duró entre tres o cinco minutos, pero a mí se me hizo eterna», reconoció.
Según han informado fuentes cercanas al caso, el instructor ha señalado para finales de este mes las dos testificales solicitadas por la abogada de Ángel R. C, que también interesó hace unas semanas una reconstrucción de los hechos, pero el magistrado que lleva el caso la descartó al entender que no iba a aportar nada nuevo a la investigación.
Una vez que se practiquen estas dos testificales, todo parece indicar que el siguiente paso en el procedimiento será que las acusaciones presenten sus correspondientes escritos de acusación y las defensas el suyo.
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