![«Hemos dejado que El Cabildo se pudriera delante de nuestros ojos»](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202106/06/media/cortadas/64984637-kToG-U140607504602JGG-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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Como friso de su nueva etapa como decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria (Coacan) elige «un colegio profesional y claramente enfocado»; y como fundamento y esencia, «la responsabilidad». Moisés Castro (Santander, 1968) renovó su mandato durante los tres próximos años tras las ... recientes elecciones. El nuevo reto como Colegio, subraya, es dar acceso a sus servidores informáticos a todos los Ayuntamientos de Cantabria «para facilitar sus procesos en beneficio de todos los ciudadanos y contribuir así a agilizar el proceso de licencias». Castro, que defiende la figura del 'arquitecto de cabecera', está convencido de que la Administración «está bastante por detrás de la sociedad que administra y no llega a dar soluciones efectivas a los problemas más comunes».
-¿Cuál es la identidad de un arquitecto en el siglo XXI, en un contexto de pandemia?
-Profesionales dedicados a la habitabilidad y la calidad del espacio construido. La pandemia no deja de ser una circunstancia extrema que tan sólo refuerza nuestro compromiso.
-¿Las crisis sucesivas, casi solapadas, han permitido resquicios por los que el sector respira, o ya todo es mera supervivencia sin posibilidad de grandes planificaciones?
-El sector de la arquitectura tenía una renovación pendiente desde antes de la crisis para responder al cambio social con nuestro modelo profesional y organizativo. La crisis hizo acelerar esa renovación y que fuera aún más difícil. Esta crisis inaudita ha venido cuando aún no nos habíamos recuperado de la anterior. La planificación de nuestro futuro viene marcada por las necesidades y aspiraciones sociales a las que damos respuesta, que marcan muy claro el camino hacia la rehabilitación, la sostenibilidad, la regeneración urbana, una movilidad distinta.
-¿Cuáles son en síntesis los mayores retos del sector?
-Actualmente la rehabilitación integral incorporada en el Plan de Recuperación Económica. Es un reto en línea con todos los otros que mantiene la profesión: la regeneración urbana, la calidad del espacio construido, la movilidad, la conservación del patrimonio, la defensa de la arquitectura popular y vernácula, la sostenibilidad.
-¿Sigue existiendo una distancia demasiado pronunciada entre el arquitecto y el ciudadano?
-Creo que no. Hay una enorme diversidad de perfiles, arquitectos y arquitectas jóvenes, y muchos mayores que han entendido que la cercanía era lo que la ciudadanía demandaba. Ya no hay un 'arquitecto' único desde el que medir esa supuesta distancia hace tiempo superada. Si que existe mucha idea preconcebida y bastante sorpresa entre los que nunca anteriormente han sido clientes de arquitectura.
PATRIMONIO LOCAL
ADMINISTRACIÓN
-Desde la autocrítica, en el trato arquitecto y sociedad (administración), ¿qué problemas persisten, están enquistados y en qué se ha avanzado?
-Igualmente creo que la Administración está bastante por detrás de la sociedad que administra y no llega a dar soluciones efectivas a los problemas más comunes, agilización de licencias, planeamiento urbanístico, viviendas obsoletas, patrimonio abandonado en nuestros pueblos, movilidad... Creo que lo que más ha avanzado y mejorado es la sociedad civil y mientras tanto la Administración va a remolque, incluso, a veces, a regañadientes.
-Una pregunta mantra: ¿Qué radiografía traza del presente arquitectónico en la comunidad?
-Vivimos un momento de renovación urbana intensa que va a dar frutos positivos, y va a cambiar la manera en que vivimos nuestras ciudades y pueblos, nuestro territorio. Defendemos un creciente recurso a los concursos de arquitectura que, además de ser más transparentes, inciden en la mejora del resultado. Es una de nuestras reclamaciones permanentes.
-Como los médicos, ¿para cuándo un arquitecto de cabecera?
-Ya existe y cada vez más compañeros se presentan así. Es una figura muy recomendable. Un arquitecto cercano, preventivo, mantenedor, que ayude a los propietarios y a las comunidades a establecer una estrategia de mantenimiento, mejora, evolución o transformación de las condiciones de salud de sus edificios o la reforma de usos en los mismos.
-Con un patrimonio paisajístico como el que goza Cantabria, ¿no faltan intervenciones de toma de conciencia en cuanto a preservación?
-Existe ya una conciencia social extensa sobre la preservación del paisaje, pero falta una comprensión y una ordenación del territorio como soporte para la vida comunitaria, social y económica. El paisaje que vemos no es una naturaleza inalterada sino la expresión de una historia de ocupación, explotación de los recursos y devenir social. Hace falta un marco completo de ordenación y debate en lugar de intervenciones aisladas y fragmentarias.
-¿Sigue habiendo abusos, o se han frenado los excesos en el litoral y las pésimas rehabilitaciones?
-En el litoral se frenó un proceso descontrolado con el POL pero seguimos pendientes del PROT que nos ofrezca un claro modelo territorial. En cuanto a nuestro patrimonio edificado y sobre todo la arquitectura tradicional, que da forma a nuestros pueblos, no tenemos suficiente apego y aprecio social para su rehabilitación y conservación adecuada. No hablo de los grandes monumentos, sino de la arquitectura más humilde y más utilitaria que forma nuestro paisaje. No la apreciamos lo suficiente. Somos muy de derribo.
-Actualmente o en perspectiva, se esperan varias megaobras en Santander ligadas en su mayoría al terreno cultural. ¿Sobra oropel y espejismo y faltan andamios?
-La ciudad está llena de andamios. Estos grandes proyectos están acompañados de una intensa actividad de rehabilitación y de regeneración urbana, que revalorizará nuestra ciudad. La opción por la cultura en la ciudad, y en la región, es una estrategia a mi entender fundamental.
-Da la sensación de que Santander genera debates muy de fachada , y nunca aborda los verdaderos problemas...
-Se emprendió un proceso de participación pública para el nuevo Plan General de la ciudad, en el que ha colaborado el Colegio, y creo que ha sido muy importante para enfocar esos problemas. En el urbanismo se suelen enfrentar problemas 'inabordables', que exceden la capacidad de una planificación urbanística porque requieren acuerdos y condiciones sociales, políticas y económicas. El debate importante es el del marco general, lo otro son discusiones.
-Un conocido profesional elaboró un estudio alternativo a la intervención del arco del Proyecto Pereda. ¿Cómo lo valora?
-Sigo sin entender la iniciativa pero no creo que haya aportado ningún argumento valioso al debate.
-¿Qué opinión le merece el proceso seguido para el proyecto del nuevo Mupac? ¿Y su ubicación de ida y vuelta?
-Participé en el jurado de este último concurso y el nivel de calidad arquitectónica de su emplazamiento y todas las vicisitudes por las que ha pasado el proyecto, incluso el propio solar en el que se emplazará, es fruto de una falta de coordinación entre administraciones que es ya una demasiado larga tradición local.
-¿Un caso como el del Cabildo sonroja a toda ciudad que mira al futuro?
-Más bien sonroja tener un pasado en ese estado y no haber sido capaces de darle uso, continuidad, evolución en el tiempo a una zona central de la ciudad. Hemos dejado que se pudriera delante de nuestros ojos.
-¿En qué lugar y qué intervención le gustaría abordar?
-Es inexcusable e inaplazable abordar la intervención en el Convento de las Clarisas, frente al Parlamento de Cantabria, junto al Cabildo. Un Bien de Interés Cultural monumental que es propiedad pública autonómica no puede estar más tiempo abandonado y deteriorándose.
-En 2018 aseguró que «el gran reto en Santander reside en su ladera norte». ¿Lo mantiene?
-Sin duda. La ladera norte es el gran espacio en el que encontramos todos nuestros retos: la población, las viviendas por mejorar, la falta de accesibilidad, el aparcamiento ubicuo, la falta de servicios y de calidad en los espacios urbanos. El reto de la arquitectura siempre está en la necesidad.
-Con cuentagotas, asoma esa otra ciudad deseada del frente marítimo. ¿Esa es parte de la piedra filosofal del Santander XXI?
-Santander no puede entenderse sin la mar y nuestro frente marítimo es su columna vertebral. Es un espacio potente, urbano, que se ha llenado de tráfico rodado en la segunda mitad del XX y que seguramente se recuperará para la estancia y la convivencia en este XXI. Pero, además, se extiende hasta la misma puerta de la ciudad. Ese frente marítimo pendiente es otro de los retos mayores de la ciudad gestionando la convivencia entre Santander y su Puerto.
-El confinamiento ha alumbrado una nueva relación con la vivienda. ¿Pero cómo puede contrarrestarse la galopante desigualdad?
-La arquitectura responde a las necesidades y aspiraciones de la población. La demanda de vivienda unifamiliar y con parcela propia se podría integrar en una rehabilitación de nuestros pueblos tradicionales, en una recuperación de un modelo territorial mucho más ambiciosa y sostenible que este crecimiento periférico cargado de costes sociales y ambientales. Algunos de estos modelos previos están en cuestión y no ayudan a la ciudad futura.
-La cuarentena habrá permitido descubrir que hay casas muy mal construidas.....
-El parque edificado de España fue mayoritariamente construido en una época de menores medios y con apenas ningún requisito de aislamiento térmico y acústico, ni de accesibilidad. La mayoría de nuestros barrios colectivos está formada por viviendas en las que hay que intervenir sin falta para mejorar sus prestaciones. En nuestras carreteras ya no circulan 600s de modo habitual pero muchas de nuestras casas son de aquella época.
-¿El gran reto es construir no ya una vivienda social, sino cambiar el concepto de las construcciones futuras?
-Gran parte de las construcciones futuras serán rehabilitaciones y transformaciones de construcciones existentes. El reto es atender a las necesidades de cada época en las mismas ciudades y edificios en las que venimos y seguiremos viviendo. Y esas necesidades son el cuidado a una población de mayor edad, la accesibilidad, la sostenibilidad y también el enriquecimiento urbano permitiendo que convivan funciones, actividades y servicios. Una ciudad más rica y más clásica
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Ana del Castillo
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