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Las pajitas de plástico son una de las señaladas por la Unión Europea. DM
«Los plásticos que no reciclamos acaban en nuestro estómago»

«Los plásticos que no reciclamos acaban en nuestro estómago»

La Unión Europea ha declarado la guerra al plástico y aquí, en Cantabria, Seo Birdlife y MARE también aconsejan «dejar de utilizar en la medida de lo posible» vasos, platos y pajitas fabricados con este material

Ana del Castillo

Santander

Lunes, 9 de julio 2018, 12:56

Bruselas acaba de declarar la guerra al plástico. Atacará en dos direcciones: en primer lugar, intentará que todos los plásticos sean reciclables para 2030 y, en segundo lugar, que se prohíban los vasos y platos de este material, los bastoncillos y las pajitas, que representan «el 70% de la basura marina», según la Unión Europea. Un objetivo difícil de alcanzar, sobre todo ahora que se acercan las fechas estivales y más se utiliza este tipo de menaje de un solo uso.

Un reto todavía más complicado para Cantabria, que si ya va a ralentí con respecto a otras comunidades españolas en el reciclaje de envases, ahora tiene que asumir que todos y cada uno de los vasos y plásticos que vaya a utilizar en las barbacoas y fiestas de este verano tengan que ir a parar al contenedor amarillo. Aunque lo ideal, según los expertos, sería «dejar de utilizarlo». La responsable de las instalaciones de MARE (Medio ambiente, Agua, Residuos y Energía de Cantabria), Beatriz González, explica que hay que «intentar prevenir y en caso de tener que usar esos productos de plástico depositarlos en el contenedor amarillo lo más limpios posibles».

Cada cántabro deposita en ese contenedor, el amarillo, un total de 9,3 kilos de envases de plástico, latas o briks de media al año, y 17 kilos de papel y cartón. Puede parecer una cifra elevada, pero no lo es en comparación con el resto del país. Cantabria se encuentra tercera por la cola de las peores comunidades, solo superada por Valencia y Canarias. Según el último informe de Ecoembes, el año pasado se generaron en España 111 millones de toneladas de residuos y se reciclaron el 29,7% del total de residuos sólidos urbanos.

Fuente: Ecoembes

Uno de los problemas principales -al margen de la mala educación en gestión de residuos- es que los ciudadanos no son conscientes del daño que el plástico provoca en el medio ambiente y también en la fauna marina, como los peces que después consumimos... «Cuando los plásticos se exponen a la luz o al agua sueltan sustancias tóxicas que pasan de ríos a mares. Así acaban en los estómagos de los peces y a su vez de las personas. Nos estamos comiendo ese plástico, lo demuestran todos los estudios y no somos conscientes de la gravedad del problema. Que tiremos plásticos al entorno natural acaba afectando a nuestro organismo de manera negativa», explica a este periódico Felipe González, delegado territorial en Cantabria de Seo Birdlife.

En la región está implantada desde hace años una recogida de cuatro contenedores: papel-cartón (contenedor azul), envases ligeros (contenedor amarillo), vidrio (contenedor verde) y fracción resto. Cualquier tipo de plástico debe depositarse siempre en el contenedor de envases ligeros -el amarillo-, siempre y cuando esos productos tengan el «punto verde», explica Beatriz González. Se refiere al símbolo de las dos flechas (una blanca y otra verde) entrelazadas que suelen tener la mayoría de productos en el dorso y que significa que la empresa envasadora ha pagado por el reciclaje de ese producto, cumpliendo así con la legislación ambiental vigente.

Una vez en el contenedor amarillo, los plásticos se dirigen a una de las dos plantas de selección de envases (en Santander o Torrelavega), donde se separan por tipo de material y se envían a un gestor autorizado para su reciclaje. Allí, los plásticos se catalogan en base a cuatro tipos: Pet(Polietileno tereftalato), «como el que se usa en botellas de agua y refrescos», apunta la responsable de MARE; Pead (polietileno de alta densidad), como por ejemplo los detergentes; Pebd (polietileno de baja densidad), usado en films y bolsas de plástico; y plástico mezcla, donde precisamente acaban los vasos, platos y pajitas, de difícil reciclado.

Vertedero de Meruelo. Andrés Fernández

Durante 2017 en Cantabria, se han seleccionado y enviado a reciclaje más de 800 toneladas de envases ligeros de la fracción plástico mezcla procedentes del contenedor amarillo, que a su vez son transportados a la Planta de Tratamiento Integral de Residuos de Meruelo, donde se incineran y se obtiene energía eléctrica que se vende a la Red.

El plástico tarda cientos de años en descomponerse, según el tipo de plástico. «Por eso para evitar daños al ecosistema, es importante depositarlo en el contenedor amarillo (si posee 'Punto verde') o en el contenedor de fracción resto», insiste González.

«Bruselas anuncia esa medida alertada y asustada por los estudios científicos que muestran el grado de contaminación q hay en nuestro entorno», apunta el responsable en Cantabria de Seo Birdlife.

Playa de Portio llena de plásticos. Alberto Aja

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