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El balance de datos publicado por el Ministerio de Interior habla de tipologías como delitos contra la libertad e indemnidad sexual, agresión con penetración o cualesquiera otros relacionados. Todos, desde el más leve al más grave -del acoso a la violación-, se han duplicado en ... el último año en Cantabria. Así vista, la cifra podría activar todas las alarmas; pero lejos de eso, supone sin embargo una nota de esperanza en la lucha contra esta lacra: «No es que haya más delitos sexuales. No es que se estén disparando las agresiones. Lo que ocurre es que las mujeres denuncian más, y eso es un avance porque nos ayuda a combatirlo», advierte Diana Mirones, portavoz de la Policía Nacional en Cantabria.
En los seis primeros meses de este año Cantabria registró 130 agresiones de esta naturaleza. Cerca del doble de las que se contaron en el mismo periodo de 2020 -66 -. Y muchas más, también, de las 92 que se cuantificaron de enero a junio de 2019. Un año, este último, que sirve de referente más fidedigno en la comparativa, dado que 2020 mutó por la pandemia hacia una realidad casi distópica, especialmente los meses del confinamiento.
Los esfuerzos de Policía Nacional y Guardia Civil han ido enfocados en los últimos años a visibilizar esta problemática; y para lograr eso es fundamental denunciarlo. «Lo primero ante un caso de estas características es la protección de la víctima, y si no hay denuncia, no existe manera legal de proceder. Por eso es tan importante que los casos que existen realmente salgan a la luz», explica Mirones.
PROTECCIÓN LAS 24 HORAS
ROBOS EN VIVIENDAS
Son innumerables los ejemplos de víctimas arrepentidas, que una vez pasado el primer susto, deciden no seguir adelante con un proceso judicial que resulta doloroso de cualquier manera y en el que se mezclan sentimientos contrarios hacia el agresor. «El arrepentimiento es la peor decisión que se puede tomar, porque tenemos comprobado que es una conducta que en innumerables ocasiones ha conducido a desenlaces muy poco deseados porque el delito no sólo se repite sino que además se vuelve más grave cada vez», advierte la agente.
Tanto Guardia Civil como Policía Nacional vienen años realizando programas de educación a través de las Unidades de Atención a la Familia y la Mujer (UFAM). Han desaparecido tabúes, los delitos están cada vez mejor tipificados y ahora es más fácil identificarlos. «Había conductas que antiguamente se podía dudar de si eran delictivas o no; y finalmente caían en el cajón de sastre de las coacciones. Ahora ya no es así, todo está mejor identificado y están bien contempladas en el código penal, lo que nos facilita a nosotros poder perseguirlas», señala la portavoz de la Policía Nacional.
«Tenemos muy claro que lo primero es velar por la seguridad de la víctima. Hay incluso personas a las que se les asigna un agente las 24 horas del día. Es importantísimo en casos donde la integridad de la persona corre serio peligro». Pero de nuevo, si no hay denuncia, este protocolo no puede activarse, y en el pasado esa limitación ha traído no pocos disgustos. Por eso en los últimos años el esfuerzo se ha puesto en la formación, en la concienciación. En explicar bien a cada persona que sufre estas agresiones que la denuncia es un trámite ineludible para salir del agujero. Y que no hacerlo puede traer consecuencias lamentables.
Si se atiende al detalle, por tipologías, lo más reseñable en este registro delictivo es el incremento de las violaciones con penetración que se han instruido en estos seis primeros meses del año en la región. De enero a junio hubo once denuncias, casi tres veces más que las cuatro contadas en el mismo periodo de 2020. Es este uno de los tipos de delito que más preocupan a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado junto a las agresiones físicas, que pueden derivar en episodios de extrema violencia.
«Llevamos años trabajando para poner todas las facilidades posibles para que las víctimas se sientan seguras a la hora de dar el paso. Deben saber que van a tener apoyo, que están respaldadas y estamos viendo en las cifras que el resultado es positivo», asegura Mirones, que no obstante mira de reojo otros delitos, que forman parte del trabajo diario de los gentes en la región.
Concretamente otro epígrafe, el de los homicidios dolosos o asesinatos en grado de tentativa, que suben también de tres a ocho en el último año; aunque es otro de esos datos que deben ir acompañados de una lectura correcta. «Estamos hablando no de asesinatos consumados sino en grado de tentativa. Esto puede ser, sencillamente, una amenaza de muerte. En ocasiones, en meras discusiones, pueden aparecer este tipo de amenazas», interpretan en la Guardia Civil, pues buena parte de estas denuncias se han registrado en el ámbito de la Cantabria más rural.
En los pueblos ha caído también la incidencia de robos con violencia. «Sea en viviendas, en vehículos, en locales... Es algo en lo que debemos seguir trabajando para lograr que esta tónica no se invierta», señalan en la Guardia Civil. Y es que buena parte de los robos en viviendas se han dado tradicionalmente en casas unifamiliares repartidas por toda la región, pues en la ciudad siempre es más complicado. Aunque en Santander también hay un ejemplo en este sentido y es el entorno de la S-20. Una zona residencial donde en los últimos años se habían disparado los robos en viviendas, registra una caída importante de este tipo de delitos. Al menos respecto a 2019; porque el confinamiento de 2020 lo convierte en incomparable en este sentido. Buena parte del mérito la tienen los dispositivos de vigilancia de Policía Nacional y Local, que han estudiado las ubicaciones y horas clave donde se producen y han servido de efecto disuasorio infalible para los ladrones.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad han conocido en Cantabria durante el primer semestre de 2021 un total de 8.542 delitos o infracciones penales, una cifra ligeramente inferior a la registrada en el mismo periodo de 2019, cuando ascendieron a 8.620 delitos entre enero y junio.
La comunidad autónoma registra la séptima tasa de criminalidad más baja del país, con 30,6 infracciones penales por cada 1.000 habitantes. Una cifra que distingue a Cantabria como una de las más seguras de España, solo por detrás de Extremadura (24,6), Asturias (25,1), La Rioja (25,9), Castilla y León (29,3) y Galicia (29,7).
Los delitos contra el patrimonio (robos, hurtos, estafas, sustracciones de vehículos, daños...) han sido los más numerosos durante el primer semestre, con 5.995 sobre el total, lo que ha supuesto un aumento del 23%.
Además, por todas las infracciones penales conocidas en la región durante el primer semestre, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (Policía Nacional, Guardia Civil y policías locales) han detenido e investigado a 2.178 personas y han esclarecido 3.855 delitos.
Por municipios, el Ministerio desgrana aquellos más poblados -los que superan los 20.000 habitantes-. En la capital, Santander cerró el primer trimestre de 2021 con una tasa de criminalidad de 32,3 infracciones penales por cada 1.000 habitantes. En la capital cántabra, el total de infracciones penales conocidas aumentó un 10,4% frente a los seis primeros meses del pasado año. Mientras, en Torrelavega la tasa se sitúa en 32,7, y las infracciones penales conocidas aumentaron un 9,4% frente al periodo de enero a junio de 2020.
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