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. Con las titulaciones educativas, como todo en la vida, funcionan los ciclos. La Formación Profesional (FP) vivió sus peores años con el bum del ladrillo. Quienes optaban por un camino alternativo a la universidad trabajaban para la industria que derivó en burbuja para estallar ... años después. Luego llegaron los cambios, espoleados principalmente por las sucesivas crisis que se han ido encadenando desde entonces. Sobre todo tras las dos más importantes:la financiera de 2009 y la de la pandemia de 2020. Y ahora, después de todo eso, la FPvuelve a ser atractiva para muchos jóvenes y también para muchos veteranos que buscan reinventarse o bien reengancharse al mercado. Para hacerse una idea, en Cantabria ha habido este año más de 7.000 solicitudes para cursar alguno de los 604 cursos que se ofertan en los 58 centros que imparten estas enseñanzas en la región.
Es sólo el dato de los programas presenciales, porque con las enseñanzas a distancia –una cifra que se conocerá más adelante porque la matrícula está abierta hasta el mes de octubre– el número podría duplicarse para alcanzar una cota de las más elevadas de los últimos ejercicios. Tanto es así que para este año ha sido necesario crear 740 nuevas plazas en cuatro ciclos y dos cursos de especialización; programas ya existentes pero que han comenzado a funcionar en más centros.
Las razones de este impulso son varias y tienen que ver con la mejora de la imagen de este tipo de enseñanzas, con su alta inserción laboral, la economía de matrícula y de tiempo invertido que suponen respecto a las enseñanzas universitarias y con la flexibilidad que ofrecen sus programas. «Se dan un cúmulo de circunstancias que hacen que seamos más atractivos no sólo para los alumnos más jóvenes, sino también para los más veteranos», afirma Cristina Montes, directora General de Formación Profesional y Educación Permanente del Gobierno de Cantabria.
129 títulos
de FP,en sus diferentes modalidades, se imparten en Cantabria este año
604 cursos
componen la oferta que contempla también monográficos de especialización.
Por un lado, muchos jóvenes optan por un ciclo formativo de grado medio o grado superior en lugar de aventurarse a probar suerte en la universidad. «Es más seguro probar con una enseñanza que supone 2.000 horas y dos años para ver cómo te desarrollas en ese tiempo antes de acceder a un título universitario», concreta Montes. También hay estudiantes que hacen el camino inverso. Estudian en la universidad y ante la dificultad de encontrar trabajo, ingresan en FP en busca de la especialización «a sabiendas de que además tendrán unas prácticas en empresa garantizadas, lo que les abre la puerta de la empleabilidad». Este pasado curso el porcentaje de inserción en el mercado laboral superó el 85% entre todos los alumnos titulados por la FPcántabra.
Son más también los jóvenes que no terminan la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y realizan algún curso de FP básica, que les sirve para convalidar este nivel educativo obligatorio. «Los más demandados en este aspecto, que son eminentemente prácticos, son el grado de peluquería y estética, el de mantenimiento de vehículos, cocina y restauración, electricidad, electrónica e informática y comunicaciones», enumera la directora general.
Se imparten este año en Cantabria hasta 129 títulos –104 de FP básica, 238 de grado medio;250 de grado superior y 12 de especialización– que están abiertos también a los adultos. «Muchos profesionales que llevan años desempeñando su oficio pero no tienen titulación, u otros muchos que perdieron su trabajo y están reinventándose para reingresar en el mercado laboral, optan por estudiar alguno de nuestros programas», continúa Montes. Sobre todo porque la flexibilidad horaria y de matrícula permite estudiar de forma modular, «es decir, matricular sólo ciertos contenidos para que así sea más sencillo compaginar el trabajo con los estudios». Esto genera en las aulas una sinergia interesante, según la responsable de la FPcántabra, «porque se junta la experiencia de los veteranos con las ganas y energía de los más jóvenes», explica. Algo que es un reflejo de lo que la empresa demanda en estos momentos en toda España, «y es que muchos alumnos de otras comunidades vienen a Cantabria por la amplia oferta que tenemos para cursar».
85% de inserción
laboral de los alumnos de FP en Cantabria.
740 plazas
nuevas se han creado este año entre cuatro ciclos y dos cursos de especialización.
Hay programas que sólo se cursan en esta comunidad y que no existen en las limítrofes. Se trata del Grado Medio en Actividades Ecuestres,el Grado Superior en Ganadería y Asistencia Animal o el Grado Superior de Comercialización de Productos Alimenticios, por poner sólo tres ejemplos.
Lo saben bien en el centro La Granja (Heras), especializado en estas materias, que el pasado año recibió la mención de excelencia por su programa formativo dedicado a estas ramas. «Concretamente lo conseguimos por un plan de innovación que consiste en la recuperación de la vaca roja, autóctona de Vega de Pas, que serviría para poner en marcha un mercado creciente en la fabricación de queso, mantequilla, yogur y otros derivados lácteos», explica el director del instituto, Carlos Mico. En La Granja cursan sus estudios más de 450 alumnos que han decidido especializarse en el sector ganadero, forestal, de jardinería, paisajístico y de las industrias agroalimentarias. «Con este impulso que le estamos dando a estos cursos lo que hacemos también es combatir la despoblación rural», dice el responsable del centro.
Resulta curioso que con el contexto actual, la demanda de la formación vinculada a la ganadería sea una de las más destacadas. «Hasta 80 alumnos han quedado fuera por falta de espacio», confirma Mico, que explica que la mayor bondad de la FPes que «aprendes haciendo. Con una base teórica, pero practicando, que es como deben aprenderse estos oficios».
El otro centro de excelencia que existe en la región está en Peñacastillo. El Centro Integrado Número Uno acaba de inaugurar un hangar para aviones. «Lo que vamos a impartir en este espacio es el módulo de mantenimiento aeromecánico para aviones y helicópteros», señala la responsable del centro, María Eugenia Antón.
Tienen cinco familias profesionales:electricidad y electrónica,transporte y mantenimiento de vehículos, fabricación mecánica, instalación y mantenimiento,y marítimo pesquera. «Es un centro industrial, por eso funciona bien». Tanto que cuando se entra allí, más que talleres parecen salas de una factoría. «En nuestro caso notamos mucho que cada vez más jóvenes buscan la especialización y cada vez más adultos y profesionales se ven impulsados a mantener la formación a lo largo de la vida porque es la mejor manera de garantizar un trabajo». Es una demanda que está ahí y a la que damos respuesta, y por eso está funcionando», concreta Antón.
La conocida como formación a lo largo de la vida crece a medida que la innovación se implanta en la empresa. «Las firmas se ven obligadas a actualizar los conocimientos de sus trabajadores para mantener la competitividad y ahí somos cruciales», cuenta Cristina Montes. Es un perfil de alumno adulto que opta por el formato telemático o a distancia. «Hay muchas titulaciones centradas en la digitalización de muchos sectores que tradicionalmente habían estado más apartados de la modernización», confirma la responsable de la FPcántabra. De hecho, prácticamente la mitad de su alumnado cursa los planes de estudios telemáticos. «Cantabria es la comunidad con más proporción de oferta a distancia por población del país», confirma Montes, que ve en la captación de este alumnado una cuestión estratégica.
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