Son las once de la mañana y Marco de la Loma, de diez años, está haciendo algunas fichas de trabajo en el mirador de su casa. Hoy toca matemáticas, pero mañana tocará repasar Inglés o Lengua Castellana. Se supone que este año debería empezar 5º ... de Primaria en el colegio Cisneros de Santander pero su madre, Tayma Gómez, ha decidido seguir los estudios desde casa. Al menos, por el momento. Una decisión compartida por otras familias de la región, aunque representan una minoría. «A Marco le operaron cuando era pequeño y le tuvieron que extirpar el ojo. Tenemos la problemática de que siempre tiende a a tocárselo, entonces tenemos que tener especial cuidado con la higiene de manos. Además, tanto su abuelo como yo somos personas de riesgo».
La seguridad y la tranquilidad son primordiales para la familia de Tayma, compuesta también por su hija Valeria, de 14 años, y su actual marido, Enrique Gambarte. «Quiero que mis hijos vayan a la escuela presencial y que todo siga la mayor normalidad, pero no se bajan los ratios de las clases y yo preveo que va a haber un problema muy grande». Asegura que no está cerrada a que los niños vuelvan a la escuela y que su postura no es cerrada. «Vamos a esperar 15 días o un mes a ver cómo se desarrolla el inicio de curso. Si es verdad lo que dice Educación que los colegios son seguros, yo pido que lo demuestren. Mientras tanto, mis hijos se quedan en casa».
Su hija mayor todavía no ha empezado las clases pero Marco ya está inmerso en la rutina. Sigue más o menos el mismo horario del colegio. «Al ser bastante independiente y responsable, suele hacer la tarea solo y sin pedir ayuda. Luego nosotros se lo corregimos». Al contrario que otros padres, no va a contratar ninguna profesora privada, pero va a seguir los temarios que marca Educación y que están expuestos en el blog del colegio. En caso de cualquier duda, Tayma tiene el correo electrónico de la tutora de Marco. «En el mismo día nos responde. La verdad que desde el centro nos están ayudando mucho y nos dan la opción de trabajar con los niños desde casa al mismo ritmo que en clase».
Valeria y Marco están mentalizados de que hay que hacer un esfuerzo. «Estudiar en casa y sin las explicaciones diarias de un profesor cuesta, aunque mi marido teletrabaja y les ayuda cuando tienen dudas», cuenta su madre. Aparte del esfuerzo 'extra', los niños echan de menos a sus amigos. «Marco tiene mucha ganas de verlos aunque entiende que en esta situación, y con todos los compañeros ya en clase, todavía no se puede», añade.
Sin apoyo del centro
Para María (nombre ficticio), la vuelta al cole está siendo un quebradero de cabeza. Prefiere mantener su identidad en el anonimato porque su hija Julia, de seis años, no va a empezar 1º de Primaria en el colegio y va a hacer sus estudios, por el momento, en casa. Sin embargo el colegio –cuyo nombre tampoco quiere hacer público–, no les facilita los deberes de clase y la va a denunciar por absentismo ante la Consejería de Educación. «Nos costó mucho tomar la decisión, pero al final hemos pensado que tenía que prevalecer el bienestar de los niños por encima de todo y se va a quedar en casa. Esperábamos más apoyo por parte del centro. Vamos a ver si podemos reunirnos con ellos la semana que viene», señala.
Hasta ahora, ella y su marido se están arreglando con los libros que tienen y leyendo los currículum públicos de cada asignatura. «Le estamos preparando nosotros lo que tiene que hacer, pero preferiría que fuese acorde a sus compañeros no vaya ser que cuando se incorpore vaya por delante o por detrás de ellos», expone la madre quien, además, no cierra la puerta a llevar a su hija a la escuela si mejora la situación sanitaria. «Yo prefiero que esté en el colegio. Si la cosa va a mejor y vemos que las medidas son efectivas, volverá a clase», apunta su madre.
Por su parte, Paula Gómez tampoco llevará a su hijo Rodrigo al aula de dos años. «Como no puede usar mascarilla y la distancia de seguridad para esta edad no existe, no le llevo». Además, el pequeño ha sufrido un par de episodios de neumonía y bronquiolitis. «Me da pena que se pierda la parte social de ir a clase pero la recuperará el año que viene».
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