La denunciante de una violación: «Hacedme lo que queráis pero no me matéis»

El juicio que se ha celebrado este lunes en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria y que ha quedado visto para sentencia, ha servido para que el Ministerio Fiscal mantenga sus tesis iniciales sobre unos hechos que se produjeron hace más de tres años.

Entre los argumentos para pedir esas penas de cárcel, el fiscal se apoya en el testimonio de la supuesta víctima, que ha insistido en lo que había manifestado durante la fase de instrucción. Según su relato, en el momento de los hechos «no conocía a ninguno de los dos acusados», aunque el principal encausado dice que «la conocía del barrio» y el otro «de vista».

Horas antes de la supuesta violación, la denunciante se encontraba en un bar de copas de Torrelavega con una amiga. «Bebí bastantes cervezas y me dio por bailar». En un momento de la noche, al salir del baño, dice que se empezó a «encontrar mal». «Después me puse a hablar con ellos (los acusados) y no sé de quién fue la idea de ir al garaje (donde presuntamente se produjo la violación)». Una vez dentro del garaje asegura que su amiga se fue y le dejó sola. Entonces dice que les comentó a los dos chicos que ella también se quería ir, «pero el más alto me dijo que no iba a salir y empezó a reírse». Afirmación esta que también mantuvo en su declaración durante la fase de instrucción –hoy no ha comparecido al no ser localizada hasta en cuatro ocasiones y se leyó su declaración-, la amiga de la supuesta víctima.

Una vez que la retuvieron en su contra, según su testimonio, dice la denunciante que la agarraron y la llevaron por la fuerza hasta el baño del garaje. «Me entró el pánico y les dije: 'Hacedme lo que queráis, pero no me matéis». Acto seguido «me desnudaron y uno me agarró de los brazos mientras el otro (el principal acusado) me penetró por la vagina y por el ano. En ningún momento quise tener relaciones sexuales con ninguno de ellos», insistió en varias ocasiones. «Tengo clarísimo quién fue el que me violó. No hay ninguna confusión. Y el otro le ayudó».

A preguntas de su letrado, la denunciante negó que le gustara alguno de los acusados o que se hubiese bajado la ropa delante de uno de ellos cuando fue a orinar al baño del garaje, según manifestó su amiga. «Es más, cuando uno de los chicos que dormía en el local me abrió la puerta, salí corriendo porque tenía miedo a que me mataran o me hicieran algo». Si bien este testigo ha declarado en la sesión que cuando la abrió la puerta del garaje la vio salir con una cerveza en la mano, «pero no oí gritos ni nada extraño».

De camino a casa, la víctima se encontró con una vecina que salía de trabajar y que ha declarado que se la encontró «desencajada». «Me dijo que la habían violado, estaba compungida y no paraba de llorar». Una vez que la supuesta víctima llegó a su casa, en compañía de esta vecina, se presentó en el domicilio la hermana. «Me la encontré con la boca desencajada, como loca, y gritando: 'Me han violado, me querían matar. ¡Socorro, socorro!».

Frente a este relato, los dos acusados, que en su primera comparecencia tras la denuncia se acogieron a su derecho a no declarar y en la segunda negaron que hubiese habido relación sexual, hoy han reconocido -como hicieron en instrucción tras conocerse que había restos de semen de uno de ellos en el cuerpo de la mujer- que sí la hubo pero que fue «consentida». «La idea fue mutua, más de ella que mía», aseveró el principal acusado, que en su derecho a la última palabra apuntó que «en la vida he violado a una persona, y si alguna vez me pasara por la mente, ojalá Dios me lleve». «¿Qué somos, la manada?», se ha preguntado.

Su abogado cree que la mujer los denunció «porque le preocupaba lo que diría su marido cuando se enterase de que había mantenido relaciones sexuales con uno de ellos».