Secciones
Servicios
Destacamos
Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, habló, hace unos días, de la posibilidad de dejar de utilizar la mascarilla en espacios exteriores. Sin entrar en muchos detalles, vino a decir que en las comunidades autónomas con una incidencia acumulada a catorce ... días por debajo de 150 casos podría empezar a revisarse su uso en breve plazo. Además de revelarse como una efectiva defensa contra la infección por covid, junto a otras medidas básicas como el distanciamiento social y la higiene de manos, el uso generalizado de la mascarilla está detrás del radical descenso de casos de gripe de esta temporada, e incluso está protegiendo a los alérgicos durante la primavera. ¿Será razón suficiente para que no desaparezcan cuando dejen de ser obligatorias?
«La pandemia ha traído algunas prácticas que se van a mantener -opina Pedro Herrera, subdirector de Cuidados del SCS-; antes ya habíamos visto cómo muchos turistas orientales la llevaban cuando visitaban España, por hábito de higiene y para protegerse de la polución. Puede que, a partir de ahora, si eres usuario del transporte público en invierno pienses que la mascarilla te puede hacer un buen servicio. Los niños en edad escolar se están familiarizando con estos hábitos y van creando un halo alrededor: pueden llamar la atención en casa si ven que alguien no se lava las manos. Creo que esta cultura de la higiene se va a quedar, no sólo por el covid, sino por esa sensación de contaminación, de estar rodeados de microorganismos. No es descabellado pensar que un alojamiento, junto a la descripción de servicios que ofrece, como el wifi, detalle también una serie de medidas higiénicas adaptadas a lo que hemos vivido».
«La eficacia de la mascarilla en exteriores va unida a la distancia social -explica la jefa del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Valdecilla, Henar Rebollo-; puedo estar de acuerdo en que la mascarilla no tenga mucho sentido si estás solo en el monte o en un sendero, pero estoy harta de ver en la playa a cuatro personas tumbadas y mirando juntas un móvil: es la playa, pero es igual. Aquí siempre hemos sido poco de mascarillas, y a mí no me parecería mal que se siguiera utilizando en ciertos sitios, como los hospitales o las residencias de ancianos, donde hay gente más susceptible».
PROPUESTA
UTILIDAD
El director del Observatorio de Salud Pública, Adrián Hugo Aginagalde, opina también que la efectividad de las mascarillas es menor al aire libre. «Sabemos que en el exterior la renovación del aire, la luz ultravioleta y la corta estancia en un mismo sitio reduce brutalmente la transmisión», lo que no impide que la congregación de muchas personas suponga siempre un cierto riesgo.
Otros aspectos, como la recuperación del ocio nocturno, necesitarán de un trayecto progresivo y largo. «Se irán ajustando aforos, horarios y situaciones, pero va a tardar. Diseñar espacios suficientemente seguros no es fácil, y la socialización y el alcohol dificultan el cumplimiento de las medidas. Los brotes asociados al ocio nocturno el año pasado provocaron situaciones complicadas en algunas comunidades autónomas».
Juan Carlos Zubieta, catedrático y sociólogo de la Universidad de Cantabria, ofrece otro punto de vista sobre el asunto. «Cuando desaparecen ciertas normas legales y sociales, y el castigo correspondiente por su incumplimiento, algunos comportamientos obligados también desaparecen», de ahí la proliferación de fiestas y botellones entre los jóvenes en cuanto se ha podido recuperar la costumbre, pese al «rechazo social» a estos comportamientos. «El miedo es contagioso, y también lo es la sensación de ausencia de peligro. Si los compañeros de trabajo, los vecinos y los amigos se reúnen en grupo, van de fiesta, salen de vacaciones, y comprobamos que todo les va bien, es muy probable que imitemos sus comportamientos».
Zubieta considera que, por otro lado, es probable que «la tendencia de mirar con recelo al desconocido» se mantenga, como también la consciencia de la necesidad de proteger a las personas más frágiles de nuestro entorno -«hemos aprendido que la gripe del adolescente sano puede contagiar y ser muy grave para su abuela»-.
Según dice, puede que ciertas prácticas higiénicas y saludables perduren, como el lavado frecuente de manos, el evitar tocar las superficies en los espacios públicos, caminar, desplazarse en bicicleta, no fumar... como otros cambios en distintos ámbitos que ha favorecido la irrupción del covid: el teletrabajo, las compras por internet, etc. A su juicio, esta crisis obligará a repensar el papel de la Sanidad, los servicios sociales y la investigación, y también a evaluar la respuesta y la gestión dadas ante una situación tan excepcional.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.