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Los descamisados

Olga Agüero

Santander

Viernes, 22 de septiembre 2017, 07:21

El presidente Revilla ha desbordado la plétora de su palpitante peronismo purriego con un desacertado predicado: «Si no diésemos la renta social, esas personas ... serían potenciales delincuentes». Se refiere a nosotros, a cualquiera, a quienes alguna vez nos tembló o temblará el empleo o se nos tiñeron en rojo los números negros y el futuro. La realidad se encarga de desmentir tales prejuicios. La ausencia de necesidad económica no inmuniza contra el latrocinio: la ética es la única vacuna eficaz. Sobran ejemplos de los ‘potenciales delincuentes’ que dice Revilla. Pero los más conocidos son de su gremio, no del nuestro. Imputados políticos que seguían robando cuando ya tenían las manos llenas, cuando percibían generosos salarios públicos y sillones vitalicios que no colmaban su desaforada codicia. Alguna responsabilidad tendrán, también, su gestión y sus hurtos en la quiebra del país y de aquel añorado malestar mileurista. En parte, por ello, cinco mil cántabros necesitan percibir la renta social que es un derecho, no una limosna. La humilde puerta giratoria de los desfavorecidos que –pese a la complaciente política social– siguen dependiendo además de Cáritas y Cruz Roja.

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