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Siete horas de retrasos y cancelaciones, pero no hubo que lamentar ningún daño personal. Este jueves, en Heras un tren de Feve descarriló, el tercero en este año -que se haya hecho público- lo que pone en tela de juicio y lanza serias dudas sobre ... estado de los trenes y las vías tanto de Renfe como de Feve en Cantabria. Hace algo más de nueve meses, otro accidente de un tren en Renedo acabó con 15 heridos leves. Un tren procedente de Santander y en el que viajaban 40 pasajeros chocó contra un tope en una vía muerta y descarriló. Iba a poca velocidad y las consecuencias no fueron graves, pero un informe entregado en el juzgado detectó un fallo en el freno del convoy. El pasado mes de agosto, otro incidente, que, por fortuna, sólo se quedó en un susto. Dos trenes de Renfe colisionaron en el apeadero de Viérnoles. Uno de ellos estaba vacío y estacionado en la vía 2 de la estación de Tanos y como estaba mal inmovilizado, se puso en marcha debido a la pendiente que une dicha estación y el apeadero de Viérnoles. En ese punto y tras más de media hora moviéndose sin control, chocó contra otro tren procedente de Los Corrales de Buelna, que previamente había sido desalojado, de forma urgente, cuando se vio que el choque era inevitable.
El tren de Feve que este jueves a las 7.30 horas de la mañana descarriló a la altura de Heras fue retirado de la vía a las 14.20 horas y a partir de ese momento comenzó a normalizarse la circulación, después de siete horas en las que los usuarios sufrieron cancelaciones y retrasos. El suceso se produjo a primera hora de la mañana, cuando uno de los vagones de un tren de la línea Santander-Liérganes se salió del carril, a unos 100 metros de la estación de Heras. No se produjeron daños personales ni materiales en el descarrilamiento, pero centenares de pasajeros que diariamente utilizan el tren como medio de transporte entre la localidad de Liérganes y la capital cántabra (personas que cogen el tren en Ceceñas, La Cavada, Solares, Orejo, Heras, Astillero o Maliaño) e incluso los que venían en Renfe desde Torrelavega a Santander -estos pasajeros hacen transbordo de un tren a otro por las obras de la duplicación de la vía entre Muriedas y Santander- vieron trastocados sus planes y sus horarios durante las siete horas que duró el corte de la vía. «Tanto Renfe como Feve, una vez más, no nos han dado ninguna explicación ni ofrecido ninguna disculpa por una situación que día a día se repite», se quejaban amargamente los pasajeros.
Estudiantes, trabajadores, turistas... Todos los usuarios que a esa primera hora de la mañana llenaban los trenes hacia Santander o en dirección contraria para ir a pueblos como Solares o Liérganes se han vuelto a quedar tirados. Sólo este año hay que recordar que ha habido, aparte de averías, retrasos y cancelaciones, dos accidentes con trenes en los que no hubo daños personales, pero si afectó a la circulación. El pasado mes de agosto, un tren vacío y estacionado en la vía 2 de la estación de Tanos se puso en marcha a las 20.45 horas por estar mal inmovilizado y acabó colisionando con otro convoy procedente de Los Corrales de Buelna, poco después de que este último fuese desalojado. En enero, un tren de Feve de la línea entre Oviedo y Santander descarriló tras arrollar una vaca y los viajeros también fueron trasladados en autobús.
El incidente de este jueves, cuyas causas se están investigando, obligó a interrumpir la circulación ferroviaria de Feve entre Heras y Astillero y a usar el autobús para llevar a los viajeros desde El Astillero o San Salvador hasta Liérganes o desde Liérganes a El Astillero. A las 14.25 horas se pudo restablecer la circulación, según informaron fuentes de Renfe, pero las siete horas que la vía estuvo ocupada por el tren descarrilado han generado numerosas quejas entre los usuarios, a quienes en un primer momento no se informó de la avería, según ellos han contado a El Diario Montañés.
En concreto, a las 7.20 horas se produjo la salida de un eje en el último coche de una unidad de Cercanías a la salida de la estación de Heras, dirección Santander, en la línea C3 de Cantabria (Santander-Liérganes). Tras el suceso, se envió otro tren al lugar para hacer un transbordo, pero así todo los viajeros tuvieron que esperar casi una hora dentro del tren. Hasta las 8.30 horas no se subió a los pasajeros al otro convoy.
A partir de ese momento, Renfe optó por tirar de autobuses. Se estableció un plan alternativo de transporte por carretera entre Astillero o San Salvador y Liérganes, para evitar el tramo de Heras en el que estaba varado el tren. De esta forma, los viajeros que salían de Liérganes hacia Santander eran desplazados en autobús hasta El Astillero y, desde ahí, en tren. Y quienes se subían al tren en la capital, tenían que bajarse en Astillero o en San Salvador y, desde este punto, llegaban a sus destinos en un autobús que hacía las mismas paradas que el tren que debería haberles transportado.
También desde primera hora, técnicos de Renfe y Adif se desplazaron al punto del suceso para resolver la incidencia, aunque ninguno de los 15 operarios que iban y venían por las vías desde el punto del descarrilamiento a la estación de Heras, quiso hacer declaraciones sobre las causas del accidente. El panorama en la estación de Heras a las 10.45 era de calma total. Una decena de trabajadores de Adif ataviados con uniformes fluorescentes caminaban por la estación, algunos con las manos en los bolsillos y otros con carpetas en la mano. Eso sí, ningún pasajero en el andén esperando al tren. «Ya les hemos mandado a todos que vayan a la carretera general para coger el autobús», decía uno de ellos pensando que una era una viajera más, pero cuando le digo que soy periodista de El Diario Montañés, enseguida se atropella para soltar que no me puede decir nada mas y que tengo que preguntar al servicio de comunicación de Renfe.
En una pared de la estación, dos carteles de tamaño folio, avisaban de que no había servicio ferroviario en esa estación y que había que utilizar el autobús, tanto si los pasajeros querían ir a Liérganes o como si viajaban a Santander. «Por interrupción del servicio ferroviario, transbordo en autobús. Parada de autobús en la carretera general», decía la escueta nota informativa.
Para salir de la estación sólo hay un camino posible, muy estrecho y por el que sólo cabe un coche. La carretera va a dar a una verja de entrada del IES La Granja de Heras y a la carretera CA-145. Justo en ese punto, un grupo de estudiantes, en su mayoría menores, van y viene de un lado a otro de la famosa 'carretera general', en busca de la parada del autobús que les lleve al menos hasta El Astillero. Juan, Daniel, Ismael, Anthony y Sebastián estudian un módulo de FP de carpintería en Solares y todos ellos viven en Santander. «Cogimos esta mañana el tren en Santander y nos dijeron que teníamos que bajarnos en Astillero. Y allí nos subimos a un bus y nos trajo hasta aquí (a Heras), aunque nosotros íbamos a Solares». Entonces hoy no han ido al Instituto ninguno, ¿no? «No, pero en Renfe nos han dado un justificante», explicaban los adolescentes mientras uno de ellos enseñaba el papel que Renfe les había expedido.
Junto a la verja exterior del IES La Granja, Iris, otra de las estudiantes que este jueves tuvo dificultades para llegar a su centro de estudios, fuma un cigarrillo con una compañera. Estudia un grado medio de Producción Agroecológica en Heras. Vive en Santander y este jueves estaba en la estación de la capital para coger el tren que partía a las 7.50 horas con dirección a Liérganes. «Pero no salió ninguno y nadie nos explicaba nada. Nos dijeron que la circulación de trenes estaba suspendida y que había que esperar. Como no me podía llevar nadie, esperé. Y a las nueve y pico nos dijeron que salía un tren para Astillero y que podíamos cogerle. Cuando llegamos a Astillero nos cogieron en un autobús y nos llevaron hasta Heras. Al final he llegado al instituto casi a las 10.30 horas y entraba a las 8.30. Tarde, pero he llegado. Hay gente que no venido o que les han tenido que traer sus padres en coche», explicaba Iris, a la que lo que verdaderamente le preocupaba era cómo iba a regresar a Santander esta tarde, cuando salga de clase. «Nos han dicho que igual para las 14.30 horas, que es cuando salimos, se arregla, y que si no nos podrán un autobús para ir a Astillero y desde allí en tren a Santander. No sé lo que haremos», comentaba resignada.
Para ella y los otros escolares que estudian en La Granja no es la primera vez que ocurre esto. «Siempre pasa lo mismo. Lo de hoy ha sido un descarrilamiento, nos han dicho, pero siempre tienen una disculpa. O se avería el tren en Astillero o sale tarde de Santander por problemas técnicos... Nunca se sabe si vas a llegar a tiempo a clase», comenta Gonzalo C., que estudia Bachillerato.
El caso de César Abad es el de uno de esos cientos de trabajadores que todos los días tiene que rezar al San Cristóbal (el patrón de los transportistas) o al santo encargado de velar por los pasajeros del ferrocarril, para llegar a tiempo a su puesto de trabajo. «Yo vivo en Torrelavega y trabajo en Santander. Con el rollo de las obras de la duplicación de la vía entre Santander y Muriedas (comenzaron ya a principios en junio) tenemos que venir en el tren de Renfe hasta Muriedas y ahí cambiar al tren de Feve para llegar a Santander. Pues hoy cuando hemos llegado a la estación de Maliaño, sobre las 8.30 nos han dicho que no había servicio para ir a Santander ni tampoco para Liérganes y que había que esperar una hora al menos para que pudiese llegar un autobús u otro tren. Así que todos nos hemos empezado a buscar la vida. Ha habido gente a la que la han venido a buscar y otros hemos cogido el autobús de línea para Santander. Pero así todo hemos llegado tarde a trabajar», se queja este usuario, que no ve una solución al problema de los trenes en Cantabria. «Cuando no falla Feve es Renfe y si no son las dos. Llegas tarde o no llegas, tienes que hacer transbordos y lo peor de todo es que no informan la gente de nada ni tan siquiera piden una disculpa por el mal servicio que tenemos diariamente en los trenes de Cantabria. Les da igual nuestros trabajos, nuestro tiempo... Es una vergüenza, pero no es ni la primera vez y sabemos que no va a ser la última por desgracia«.
En la estación de Astillero y con ganas de llegar a su casa en Solares espera Eulalia Hernández. Son las 11.30 horas. «No han dicho que vamos en tren hasta San Salvador y desde allí nos llevan a Solares y también a Liérganes en autobús». Una trabajadora de la estación está dando explicaciones a todos los pasajeros que llegan a la taquilla. Además sale una o dos veces al andén para seguir dando instrucciones. Dicho y hecho. Ocho minutos después del anuncio de la empleada de Feve, llega el tren y se montan tres pasajeros. Unos minutos después, el convoy para el el apeadero de San Salvador. Un trabajador de Renfe destinado en ese punto tiene que entrar en el tren y gritar que todos deben bajarse, que esa es la última parada. Se apean cerca de 20 pasajeros. En fila, todos ellos suben desde el apeadero a hasta la carretera general (la inicio de la recta de Heras) donde les espera un autobús en el que pone 'FEBE'. El trabajador de Renfe del apeadero de San Salvador le dice al conductor del autobús que Feve es con V. «Ya -contesta- es que con las prisas, mi jefe lo ha puesto mal. Ya lo cambiamos».
A dos ingleses que están en Cantabria de turismo y este jueves querían ir a Liérganes, el descarrilamiento les ha cambiado un poco los planes. «Do you speak english, english? (¿Hablas ingles?)», preguntan. Quieren saber si hacen bien en subirse al autobús para llegar a Liérganes. El operario de Renfe en San Salvador les dice que sí y que suban rápido. «Estos pobres turistas no son conscientes de que han llegado a Cantabria, donde los trenes nunca funcionan, qué vergüenza», lamenta otra pasajera que va hacia Solares para hacerse un reconocimiento médico para el carnet de conducir. «No sé si llegaré antes de que cierren», comenta antes de subirse al bus.
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