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Desde que en el año 1903 Hermilio Alcalde del Río descubrió en Puente Viesgo la cueva del Castillo, donde se custodian uno de los mejores conjuntos de arte rupestre paleolítico del mundo y un registro arqueológico con testimonios de ocupación humana desde el Paleolítico Inferior, ... el Monte Castillo, desde el que se domina la cuenca del río Pas, no deja de proporcionar sorpresas, nuevos descubrimientos y hallazgos arqueológicos. Su potencial es infinito y desde 2008 cuatro de sus cuevas (El Castillo, Las Chimeneas, Las Monedas y La Pasiega) estás inscritas por la Unesco en el registro de bienes que son considerados Patrimonio de la Humanidad.
Mientras las campañas de excavación arqueológica en El Castillo prosiguen con el fin de desentrañar aspectos sobre la transición entre los neandertales y los sapiens; mientras los investigadores de arte rupestre aplican nuevas técnicas para detectar pinturas o grabados que el ojo humano es incapaz de percibir por el paso del tiempo; y mientras los arqueólogos mantienen el debate abierto sobre la cronología de las pinturas más antiguas (se apunta a que pudieron ser realizadas por neandertales hace más de 60.000 años, algo que la facción más conservadora de la profesión niega con rotundidad), el Monte Castillo proporciona novedades.
Recientemente, con motivo del desbroce de una senda peatonal en el Monte Castillo, salieron a la luz las bocas de sendas cuevas, Coterío I y II, a las que los arqueólogos hasta la fecha no les habían prestado mayor atención. Acceso complicado y apariencia de no contar con yacimiento o arte prehistórico en sus paredes o techos.
Sin embargo, la necesidad de realizar un seguimiento de los trabajos, al estar el camino y las bocas de estas grutas dentro del entorno de protección del conjunto arqueológico del Monte Castillo, aconsejó la realización de una inspección en profundidad.
Y la sorpresa llegó cuando se advirtió la existencia de manifestaciones artísticas en una de las cuevas.
Como consta en el informe presentado por arqueólogos de confianza del departamento de Patrimonio de la Consejería de Cultura, «la inspección de la cueva de Coterío I tampoco arrojó resultado reseñable, más allá de verificar la presencia de una cata» realizada posiblemente en los años cincuenta por peones camineros de la Diputación, y de observarse «la presencia de algunos huesos» de cronología reciente producto de la actividad en la gruta de diferentes tipos de animales.
Continúa el informe destacando que, «sin embargo, la visita realizada a la cueva de Coterío II sí que arrojó un resultado inesperado. Tras observar la presencia de una cata antigua (de los camineros), alguna osera y diversos garrazos de animales, se observaron algunos indicios de trazos rupestres (rojos esencialmente), en general muy desvaídos o embebidos en la roca, pero apreciables a simple vista. La aplicación del plugin DStrech a las fotografías digitales obtenidas ha confirmado esta cuestión».
El principio de esta técnica consiste en la intensificación, plasmada en una imagen de falsos colores, del contraste de diversas variables presentes en un archivo gráfico digital. DStretch facilita la detección de pigmento e identificación de pictografías, ayuda en la definición morfológica de las figuras, permite profundizar en el análisis técnico y estilístico de las pictografías y resulta valioso en el diagnóstico del estado de conservación tanto del registro pictórico como del soporte.
En el informe, al que ha tenido acceso este periódico, se destaca que «al menos se observaron un trazo pareado y algunos trazos, manchas y puntos aislados, en color rojo y, quizás, violáceo». En las conclusiones se apunta a la cronología paleolítica para datar estas manifestaciones artísticas.
Y continúan los expertos a los que la administración confió el seguimiento arqueológico de la limpieza del camino que, «dado que en el objetivo de este trabajo no entraba el estudio de detalle de ningún enclave, se procedió a abandonar la cavidad e informar de este hallazgo que, como es lógico, deberá ser analizado con mayor detenimiento y medios técnicos».
En las puntualizaciones finales del informe, que data del mes de junio, se recomienda al Gobierno de Cantabria que «sería altamente recomendable encargar una prospección arqueológica sistemática del Monte Castillo (al menos de la superficie incluida en el entorno de protección)», algo que, a pesar del potencial arqueológico de la zona, aún no se ha realizado con las tecnologías actuales.
Se pone especial énfasis en las conclusiones que «paradójicamente, y al margen de las cuevas clásicas (El Castillo, Las Monedas, La Pasiega, La Flecha y Chimeneas), se trata de una zona poco conocida y con numerosas referencias -antiguas e imprecisas- a cuevas y restos arqueológicos que deberían ser comprobados. Sobre el interés y conveniencia de esta iniciativa creemos que no hay que insistir demasiado. La escarpada orografía y la cobertera vegetal no deben ser óbice para desarrollar un programa de exploración de este singular enclave de nuestra Prehistoria, tal y como en su día se realizó en el Monte de La Garma (Ribamontán al Mar), tras el reconocimiento del valor arqueológico real del sistema de La Garma».
Recientemente, el Monte Castillo puso al alcance de los historiadores nuevos datos sobre su ocupación en otra etapa, en este caso más reciente: un incendio dejó a la vista un amplio entramado defensivo de la Guerra Civil que fue descubierto por un aficionado a la botánica. Se trata, como se publicó en este periódico el pasado junio, de una larga trinchera en zigzag bien conservada y unas cavidades que sirvieron de abrigo a los combatientes.
uente Viesgo es un pequeño municipio estratégicamente ubicado en el centro de Cantabria, bien comunicado y con una riqueza patrimonial y natural que le han convertido en uno de los ejes turísticos de los Valles Pasiegos. El arte rupestre de las cuevas del Monte Castillo, las aguas termales del Gran Hotel Balneario, la vía verde sobre la antigua ruta del ferrocarril o la pesca del salmón son algunos de sus principales argumentos para captar visitantes. Pero, de cara al futuro cercano, están depositadas grandes esperanzas en la Construcción del Centro de Arte Rupestre de Cantabria, cuyas obras comenzaron a finales del pasado año y cuya primera piedra fue puesta por los representantes de las instituciones el pasado 17 de febrero. Los habitantes del municipio y los responsables de negocios vinculados con el turismo confían que esta nueva infraestructura museística, de gestión y de investigación canalice más visitas no solo a la localidad sino también al conjunto de los Valles Pasiegos.
Las obras de construcción de este centro que ejecuta la empresa cántabra SIEC de acuerdo al proyecto del estudio de arquitectos Sukunfuku Studio (Gijón) tienen un plazo de 18 meses y un presupuesto de cuatro millones de euros. Se trata de un centro ubicado a los pies del monte y mimetizado con el entorno, entre las cuevas y Puente Viesgo.
El pasado mes de julio un total de 2.868 personas visitaron la cueva del Castillo y 2.583 la de Las Monedas. En un año completo, sin las restricciones por el covid, se estima que las cuevas de Puente Viesgo puedan atraer a unas noventa mil personas.
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