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Martina (6 años) - Hija de directora de residencia
La carta a los Reyes de Martina siempre sigue el mismo patrón. Un detalle que le haga ilusión, algo para leer y un regalo que ... necesite. Si los Reyes cumplen, hoy tendrá bajo su árbol una tablet, el libro de Charlie y la fábrica de chocolate y un juego para crear formas y patrones con pequeñas bolitas de colores. Pero más allá de lo material, a sus 6 años tiene claro cuál sería el mejor de los deseos. «Que mi madre trabaje un poco menos para pasar más tiempo juntas», explica mientras reconoce que durante la pandemia ha visto a Cecilia –su madre– «agobiada y cansada» cuando volvía del Centro de Atención a la Dependencia San Miguel, en el que trabaja como directora y pedagoga.
Martina tiene claro que quiere ser astronauta y, en línea con su interés por la ciencia, lanza otro deseo a Melchor, Gaspar y Baltasar: «Tienen que ayudar a los científicos para que descubran más cosas del virus y acaben con él, ahora también con el Ómicron», explica mientras su madre no puede evitar una carcajada.
Mario (9 años) - Hijo de médica de UCI covid
Mario siempre se pone «muy nervioso» con los preparativos para la llegada de Sus Majestades. Este año, sigue vigilante ante el coronavirus, así que además de comer roscón, esta pasada noche los Reyes pudieron cambiarse la mascarilla en la casa de la familia Treus Ruiz. «Mamá, tendríamos que habernos puesto una para dejarles la comida, a ver si se van a contagiar», le decía en la víspera a Ana Ruiz, trabajadora de la UCI covid en Valdecilla.
Con 9 años, una de sus mayores preocupaciones es que «todos nos vacunemos para acabar con esto» y, a la espera de su segunda dosis, sigue insistiendo en las medidas de seguridad. «Mario es más pesado que yo con este tema», bromea su madre, que ha pasado seis olas del virus rodeada de pacientes en estado crítico. Pero no solo hay referencias a la pandemia. En la carta de Mario también hay espacio para la mochila de Pokémon o un volante como accesorio del Mario Kart para recordar que, aunque sus deseos son más propios de un adulto, todavía es un niño.
Álvaro (7 años) - Hijo de policía local
Un balón de La Liga, otro del Atlético de Madrid, o la camiseta de Pablo Torre son algunos de los regalos que aparecen en la carta de Álvaro y que demuestran su gran pasión por el fútbol. Es una de las aficiones que comparte con su padre, David Madera, que trabaja como policía local en Santander: «Me sorprende porque con esto de la pandemia, a veces no se acuerda de algunos partidos del Racing a los que fuimos, y eso que es un fanático». Así lo corrobora el carné verdiblanco que atesora desde antes de tener uso de conciencia.
Álvaro es contundente. Si solo pudiera pedir un deseo sería «que acabase la pandemia de una vez». Aunque si le permiten la licencia de un segundo regalo, no se lo piensa dos veces: «Que suba el Racing», dice con una risa tímida. Pablo Torre es uno de sus «ídolos» futbolísticos, así que a Melchor –su favorito– le pide también seguir los pasos del jugador para cumplir su sueño: «Ser futbolista», además de varios videojuegos y figuras de lucha de 'bakugans'.
Héctor (6 años) - Hijo de profesora de música
Héctor es hijo de músicos pero, aunque él toca el violonchelo, tira más hacia la ciencia. Su madre, Irene Donate, toca el clarinete y es profesora de música en el colegio Cisneros de Santander, pero él tiene claro cuál será su profesión: «Quiero dirigir un museo de dinosaurios». Y ya va recorriendo camino. Como tiene por costumbre, este año solo ha pedido un único regalo, aunque es «el mejor». Un dinosaurio Carnotauro que, si le mueves la cola, da cornadas. No ha sido fácil. La elección ha requerido de un arduo trabajo de búsqueda entre catálogos y revistas. «Es que cambio un montón de veces de cosa hasta que encuentro la perfecta. Así no me pido quinientas y solo juego con dos o tres», explica con voz firme a sus 6 años.
¿Y algo inmaterial? Lo tiene «clarísimo». «Que se acabe el covid». Aunque consciente de la dificultad para conseguirlo a corto plazo, matiza su respuesta. «Que las vacunas se multiplicaran por infinito sólo pulsando un botón y que los test de antígenos sean 100% fiables».
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Ana del Castillo
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