Desmantelada una red internacional que introducía almeja japónica contaminada en Santander y Huelva

La alarma se disparó el año pasado, a raíz de la intoxicación de 27 personas en varios restaurantes «de la zona de Santander» y de Asturias, lo que llevó a los servicios de Salud Pública a comunicar la incidencia a la Guardia Civil. Tras una larga investigación, la Benemérita ha informado hoy de la envergadura de la operación para vender -sobre todo en Cantabria y en Huelva- almeja japónica contaminada procedente de Portugal: se ha detenido a 12 personas vinculadas a la trama y otras 31 están siendo investigadas, se han intervenido 38,5 toneladas de moluscos de la citada especie y se ha calculado que esta red internacional podría haber generado al año unos nueve millones de euros de beneficio.

En total hay once empresas españolas involucradas, aunque la Guardia Civil no ha informado del número de ellas en Cantabria dado que la investigación sigue abierta. Está tutelada por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 1 de Santander.

La denominada operación 'Txuspas' arrancó el año pasado tras unos episodios de intoxicación y actualmente el servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) ha logrado demostrar la existencia de un grupo organizado dedicado a la pesca ilegal de bivalvos en Portugal que luego se vendían a través de viveros españoles. Según han informado fuentes del cuerpo, las capturas se realizaban en la desembocadura del Tajo, un punto muy contaminado y, por tanto, prohibido para el marisqueo. La banda sometía a las almejas a un breve tratamiento de depuración con agua limpia (con el que no se realizaba una purificación completa) tras lo cual el producto, contaminado con virus, se ponía en circulación en el mercado a través de comercios de venta de moluscos y restaurantes.

La investigación ha permitido conocer la cadena montada, posible gracias a la connivencia entre los suministradores de la japónica y los responsables de los viveros implicados. Estos mezclaban los bivalvos intoxicados con otros adquiridos legalmente, lo que hacía perder la pista de su trazabilidad. Así, ante una posible intoxicación -ha expuesto la Guardia Civil- «resultaría imposible determinar el origen». Los propietarios de los viveros utilizaban documentos falsos de estuarios portugueses para enmascarar la procedencia real de la almeja, que procedía en su totalidad del marisqueo furtivo en Portugal.

El último envío que la organización criminal intentó introducir en España fue interceptado el pasado mes de octubre, momento en que se aprehendieron 2,5 toneladas de almejas contaminadas. Según los investigadores, la situación se ha prolongado en el tiempo debido a la alta demanda del sector hostelero en zonas costeras como las citadas.

Los grupos de furtivos que se dedicaban a la recolección estaban integrados fundamentalmente por personas de distintas nacionalidades de Europa del Este, con escasos recursos económicos. Ahora están detenidos en España y Portugal los cabecillas de la trama y los transportistas que colaboraban con ellos tras ser objeto de control y seguimientos. En total, son 39 españoles y cuatro portugueses, a quienes se han intervenido 80.000 euros en metálico tras localizarse un almacén clandestino donde guardaban la almeja japónica. Se les acusa de delito contra la Salud Pública, pertenencia a grupo criminal, falsedad documental y blanqueo de capitales.

Al hilo de la 'Txuspas' se han realizado un total de seis registros y siete inspecciones. La operación ha estado coordinada por la Europol, que se ha apoyado en agentes del Seprona, aunque también han colaborado la Dirección General de Pesca de Cantabria y sus inspectores, la autoridad portuguesa para la Seguridad Alimentaria y Económica y su homóloga española, la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición.