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El escándalo de los chats con contenido pornográfico y vejatorio que se ha destapado esta semana en Guipúzcoa ha salpicado a Cantabria. Entre los mil menores participantes en los grupos de WhatsApp en los que se difundían imágenes sexuales aparecen algunos cántabros, aunque desde ... la Ertzaintza -encargada de la investigación- no pudieron detallar ayer a este periódico cuántos son y cuál es el centro escolar en el que cursan sus estudios. «La investigación está aún en una fase muy inicial y por el momento no se dispone de esa información. Además estamos ante un asunto de menores», se limitaron a señalar fuentes de la Policía autonómica vasca.
En San Sebastián Una madre avisó al colegio de que su hijo había sido incluido en uno de los grupos de contenido «altamente desagradable»
En Cantabria La Consejería de Educación no tiene información sobre los menores cántabros que estaban en los chats
En la Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria tampoco tienen información sobre esta asunto, más allá de lo que ha salido publicado en diferentes medios de comunicación; ni han recibido la llamada de los investigadores ni de afectados.
Este caso se destapó el pasado viernes, cuando un colegio donostiarra recibió el aviso de una madre cuyo hijo había sido incluido en uno de los grupos de contenido «altamente desagradable». Tras buscar información entre sus propios alumnos, el centro en cuestión comprobó que había 200 escolares en esos foros. Entonces se pusieron en contacto con la Ertzaintza y enviaron una carta a las familias desde 5º de Primaria (11 años) para comunicarles la existencia de los foros y del problemático contenido por su dureza. Después procedieron a interponer la correspondiente denuncia. A la que se sumó la de otro centro educativo donostiarra, donde también había alumnos afectados.
Por el momento, este escándalo salpica ya a diez colegios de San Sebastián y otro de Irún, que se han puesto en contacto con las familias para advertirles de que entre su alumnado, sobre todo de Secundaria, había jóvenes a los que habían invitado a participar. Todos piden su colaboración para comprobar el teléfono móvil de sus hijos y, en caso de que estén dentro, acudan a los centros educativos para gestionar las denuncias. También hay menores de Baracaldo en esos foros, si bien no se descarta que haya más casos de vizcaínos, teniendo en cuenta que los promotores de estos chats invitaban a los jóvenes a agregar de forma masiva a amigos y conocidos.
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Los dos grupos de chats con «porno duro» estarían gestionados por personas adultas ajenas a los centros. La forma de actuar sería por invitación. Una vez que consiguen que un menor se quede le piden que invite a todos sus conocidos para hacer más grande el grupo cuyos nombres no dejan lugar a dudas: 'Meter gente hasta llegar a un millón' y 'Meter gente hasta que se haga famoso'. Este último fue creado el 11 de noviembre y desde hace dos semanas está circulando por los teléfonos móviles de los menores, con edades comprendidas entre los 11 y los 16 años. El contenido va desde la pornografía hasta la homofobia con insultos sexistas, comentarios vejatorios e incluso proclamas políticas.
La Fiscalía de Guipúzcoa ya se ha puesto en contacto con la Ertzaintza para conocer detalles del tsunami de investigaciones que se cierne, y se da por hecho que el atestado acabará llegando a su buzón y que «va a requerir un trabajo de investigación policial arduo». El hecho de que buena parte de las personas inscritas en esos foros sean menores hace que el mismo delito resulte imputable por cada una de las víctimas, lo que da pie a peticiones de penas de muchísimos años de cárcel. Y el mero hecho de contactar personal o telemáticamente con un menor de edad -como sería el hecho de añadirle a un grupo de WhatsApp sin su consentimiento- con la intención de embaucarle para emitir imágenes de tipo sexual, ya sería constitutivo de delito, penado con entre seis meses y dos años de cárcel.
En el supuesto de que un menor participe en la divulgación de pornografía infantil, podría enfrentarse a penas de 1 a 5 años de cárcel, aunque los menores de 18 años no entran en prisión.
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