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Tresviso es el municipio menos poblado de Cantabria. Cuenta con sólo 54 habitantes, así que, entre las consecuencias de la baja población, cualquier pequeño cambio en las cuentas municipales puede provocar un boquete importante. Esta puede ser una de las explicaciones por las que este municipio occidental de la comarca de Liébana lidere la lista de consistorios con mayor deuda pública por habitante. En el hipotético caso de que cada habitante tuviera que saldarla 'a escote', debería desembolsar 1.624 euros para poder hacer frente a los casi 88.000 euros registrados en el debe de las cuentas municipales.
La deuda de este lugar se mantiene desde hace años y el ayuntamiento va librándose de ella poco a poco: respecto al año anterior, consiguieron reducirla un 3,7%, es decir, poco más de 3.300 euros, y así llevan desde que hay registros en el Ministerio de Hacienda, quien publica año a año la relación de este indicador municipal. El peor momento de esta localidad fue en el año 2013, cuando Tresviso llegó a tener más de 187.000 euros de deuda viva: casi 2.700 euros por cada uno de los 70 habitantes censados en aquel entonces.
Alan Ruiz es el nuevo alcalde popular de Tresviso, elegido en las últimas elecciones municipales del 28 de mayo. Entra después de dos décadas de trabajo del regidor socialista Francisco Javier Campo al frente del consistorio. Lleva algo más de un mes al frente del municipio, así que todavía no puede dar una explicación a la deuda que contrajo su ayuntamiento años atrás. «Estamos intentando poner en orden el ayuntamiento y aún no sabemos el estado de las cuentas», se disculpa el alcalde entrante.
Otra situación, aunque no muy distinta, es la que se puede observar en el segundo municipio en el ranking, Valderredible. Aquí la población no llega a los 1.000 habitantes según el censo de 2022, y la deuda por persona se queda en 643 euros al cierre del pasado año. Este periódico ha intentado. sin éxito, ponerse en contacto con su alcalde, Fernando Fernández, para explicar el porqué de estas cifras municipales.
Otros, como Soba, han tenido que echar mano de un préstamo para poder acometer obras públicas hasta que la consejería del Gobierno de Cantabria devuelva el pago. Respecto al año 2021, este municipio de poco más de 1.100 habitantes ha adquirido 150.000 euros de deuda viva hasta llegar a los 180.000. Se trata, como aclara su alcalde Julián José Fuentecilla, de «un anticipo bancario hasta que la administración sufrague lo que debe» al consistorio. Aquí han decidido «dejar el remanente de las cuentas públicas para invertir en mejorar el municipio en lugar de destinarlo al pago de estas obras», resume Fuentecilla.
Alfoz de Lloredo liquidó medio millón en un año
En el lado opuesto está Alfoz de Lloredo. Este municipio de apenas 2.500 habitantes ha eliminado sus deudas de forma casi heroica. De un año a otro ha conseguido liquidar medio millón de euros. Es una operación relevante, ya que este municipio arrastraba una deuda que creció hasta superar el un millón de euros desde 2016. Desde entonces y hasta ahora, poco a poco ha eliminado el 'debe' hasta conseguir en solo un año dejarla a cero.
Este consistorio, liderado por Enrique Bretones, ha aprovechado la eliminación «del techo de gasto y se ha podido utilizar la amortización» para dejar la deuda liquidada. «Teníamos 2,5 millones de euros de amortización y lo hemos destinado a eliminar la deuda completa, otro medio millón para invertirlo en presupuesto del año, ayudas sociales, y acometer una bajada de impuestos y tasas municipales», analiza.
El lastre que arrastraba el consistorio costero viene de antes de que Bretones entrara en el ayuntamiento, hace de esto cuatro legislaturas: un préstamo heredado de la anterior alcaldía que se sumaba a los planes de obra de Francisco Rodríguez Argüeso, el exconsejero de Obras Públicas, «que terminaron en pleito», recuerda Bretones.
Todo ello con una población muy pequeña, pero que demuestra, como señala su alcalde, que «si se administran las cosas como se debe, hasta el país podría cambiar», apunta. «La economía de un pueblo es como la economía de casa, hay que priorizar las necesidades, y no se puede gastar por gastar», resume.
Las cuentas generales
La deuda viva es uno de los indicadores que refleja la buena o mala marcha de la economía municipal. En toda la región, el año 2022 deja más deuda en la región: en concreto de 5,4 millones de euros más, un incremento del 9,4% respecto al cierre de cuentas del año anterior y supera los 63 millones de euros en el montante global. Ahora bien, marca una senda reduccionista: hace una década la deuda contraída con entidades bancarias era de 218 millones de euros. La región ha conseguido así deshacerse del 71% de deuda viva en diez años.
Son 14 los consistorios que incrementan su deuda respecto a 2021, frente a 29 que la reducen y otros 59 que la mantienen a cero. Entre quienes la ven crecer, destacan Torrelavega, que pasa a deber casi 200.000 euros frente a los cerca de 43.000 que registraba en el cierre del año 2021 y cuadruplica así este indicador.
En Santander sube en 6,9 millones de euros en solo un año, un incremento del 17%. Sin embargo, en la última década, el consistorio de Gema Igual también ha sido capaz de reducir de forma tajante la deuda bancaria: de 124,5 millones a los 48 actuales.
Entre los municipios de tamaño mediano destaca Reinosa, donde con una población de apenas 8.600 habitantes, registró una deuda de 3,2 millones de euros, unos 370 euros por persona.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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