Devoción a la patrona de Cantabria con gel y mascarilla

«Nos habíamos organizado para ignorar la muerte y ha entrado por la puerta principal», ha afirmado el responsable de la Diócesis, que ha mostrado su preocupación por la crisis sanitaria y económica, y especialmente por la crisis humanitaria que puede provocar el covid-19. El mensaje de Sánchez Monge durante la misa mayor de las 12.00 horas se ha centrado en la esperanza en el futuro frente a una pandemia que «nos ha paralizado, nos ha infundido miedo y no nos permite mirar al futuro». Y ha puesto como ejemplo la figura de la Virgen, el rostro de la «paciencia y perseverancia que creyó, esperó y amó de forma admirable».

Ante eso, el Obispado no quiere ser ajeno a la realidad social. Sánchez Monge ha expresado que durante los siguientes meses, la Diócesis prestará especial atención a través de Cáritas a los que puedan perder su trabajo y pueda tener dificultades: «Echaremos una mano para que las necesidades sean menores y puedan ser aliviadas». Además, ha avanzado que entre las líneas maestras que se marca es dar más protagonismo en las labores de evangelización de las parroquias a los seglares.

Eso, en la parte puramente religiosa. Por lo demás, ha sido, en general, una mañana de celebración distinta, pero no vacía de fieles. De hecho, el comentario general junto al santuario es que ha habido más gente de lo esperado. Menos coches (muchos menos), pero bastante gente. Lo confirmaban los agentes de la Guardia Civil desplegados en la zona. «No hay retenciones de vehículos como otros años y, además, como no hay puestos, hay mucho más espacio aquí arriba. Pero andando está subiendo bastante gente. Lo han preguntado durante toda la semana. Para andar no hay restricciones más allá de llevar la mascarilla, guardar distancias y no formar grupos de más de diez». Suben. Muchos. Aunque la visita arriba sea básicamente entrar a saludar a la Virgen o hacerse alguna foto en el mirador. La Solana, que otros años estaría lleno, permanece cerrado. Además, para las misas que se celebran cada dos horas el aforo es limitado. Y la campa está acordonada. Así que este año la celebración es, básicamente, la subida.

Después de asistir a la misa en el Santuario de la Bien Aparecida, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla emprendió viaje hacia Madrid, para participar en uno de los programas de televisión en los que el dirigente participa. Revilla hizo un alto en al camino en Altube para comer la «tortilla que le ha hecho Aurora» y beber el contenido de un botellín de agua de Solares, tal y como él mismo ha contado en sus redes sociales.