La Unidad de Trasplantes de Valdecilla, premio Cántabro del Año

Pocas veces un galardón fue tan merecido y compartido, porque aunque El Diario Montañés distinguió con el premio Cántabro del Año a la Unidad de Trasplantes de Valdecilla –representada sobre el escenario por Eduardo Miñambres, su responsable de Coordinación–, en realidad rendía homenaje a toda la sociedad cántabra: es la que ha hecho posible que la tasa de donantes regional –95 por cada millón de habitantes– duplique a la nacional, y multiplique por cuatro la mundial.

El mérito del equipo del hospital puede traducirse en cifras: la de los 284 trasplantes realizados el año pasado, la de los 7.585 órganos que han encontrado nuevo dueño en cinco décadas de trabajo el hospital... o la de los 300 profesionales involucrados en la actividad del área, que han hecho de Valdecilla un referente internacional en materia de trasplantes.

Pero, quizás, por encima de estos números, el verdadero valor de la Unidad de Valdecilla sea el mensaje de esperanza que envía con su labor, la que se vio reconocida ayer durante la gala de presentación del Anuario 2024 del periódico. Ese concepto, la esperanza, estuvo presente durante la fiesta, y eso a pesar de que el repaso a los acontecimientos del último año, tan oscuro y marcado por la incertidumbre, parecía que no permitiría atisbar ni un rayo de luz.

Cerca de un millar de personas compartieron en vivo, en el Palacio de Exposiciones de Santander, ese recorrido de noticia en noticia que resume 2024 –también ofrecido en streaming desde la página web del periódico–: una vez más, El Diario Montañés demostró la fuerza de su poder de convocatoria reuniendo a representantes de toda la sociedad cántabra y de cada uno de sus ámbitos, los mismos que se ven reflejados en cada nueva edición del Anuario, y que con esta última entrega ya suma cuarenta.

La alcaldesa de Santander, Gema Igual, anfitriona para la ocasión, se refirió a 2024 como un año de luces y sombras para la ciudad, con avances importantes –el Centro Cívico de Cueto, el Centro de Iniciativas Empresariales, la construcción de la sede del Museo Reina Sofía...–, y duros reveses –como el incendio de La Albericia, en el que perdieron la vida tres personas–. «Bueno y malo, pero con todos los santanderinos se supera todo antes».

El presidente de Editorial Cántabria, Luis Revenga, fue el encargado de dar la bienvenida al público –en realidad, los amigos–, y de abrirle la puerta de El Diario, esa casa de todos, para que pudiera comprobar el rigor con que trabajan sus profesionales. Subrayó la «exigencia» de proteger la verdad en la información que se ofrece a los lectores, desechando «con contundencia la desinformación y los bulos», separando «lo verdadero de lo falso». «Nos exige más: lealtad con nuestros lectores, todos ellos ilustrados y capaces de distinguir perfectamente la veracidad de la información firmemente anclada en la realidad de los hechos».

«La raya azul que aparece todos los días en nuestra cabecera tiene un tono claro que quiere simbolizar la esperanza y la confianza en nuestra sociedad y en nuestra región, en nuestro entorno. Simboliza el cielo luminoso de los días de nordeste, el de la bahía cuando se ve realzada por el brillo del sol. Pero simboliza sobre todo nuestro deseo de continuar todos los días con ustedes, transmitiendo sus mensajes publicitarios y ofreciéndoles un periódico serio, riguroso e independiente del que toda la sociedad, especialmente la cántabra, pueda sentirse orgullosa. Navegamos en un entorno cada vez más complejo, que necesita agua limpia. Si a lo largo de la historia hemos sabido y podido superar momentos de extrema dificultad, estamos seguros de que, todos juntos, podremos conseguirlo de nuevo», manifestó en su intervención.

Pilar González, Laura Ruiz Masegosa y Álvaro Machín, todos ellos periodistas de la casa, fueron los responsables de conducir la gala del Anuario, con guion de otro compañero, José Carlos Rojo y que tuvo como banda sonora a la banda cántabra The Spanish Peasant. «Estamos viviendo tiempos de incertidumbre», explicaron. Una incertidumbre que se advierte cada día al abrir las páginas del periódico o al asomarse a la edición digital, y que el trío de reporteros abordó en tres grandes bloques. La tragedia de la dana valenciana, con el dramático balance de más de 200 víctimas, fue el primero de ellos, quizás la noticia que más ha marcado el año y que también tiene su reflejo en el Anuario 2024, que lleva por título 'Una dana devastadora'.

El incierto panorama geopolítico al que se enfrenta el mundo tras el regreso de Donald Trump a la presidencia de los EE UU –mientras las guerras en Gaza y Ucrania continúan acumulando víctimas– y los nuevos retos de la sociedad y de la prensa ante la avalancha de desinformación con la que amenaza el mal uso de las redes sociales y la inteligencia artificial, completaron ese examen a los aspectos más sombríos de la actualidad.

Pero, ¿qué sería de un periódico y de una sociedad sin buenas noticias? Afortunadamente, El Diario Montañés pudo contar muchas en 2024: el reconocimiento a Costa Quebrada como geoparque de la Unesco, el buen papel de Santander como escenario de la Conferencia de Presidentes, los datos turísticos, los triunfos del deporte cántabro, los hitos culturales –entre ellos, el Premio Cervantes a Álvaro Pombo, Cántabro del Año en la anterior edición del Anuario–,... Un catálogo de buenas noticias que se completó con el papel tan relevante de Cantabria y Valdecilla en donación de órganos y trasplantes.

El director general de Editorial Cantabria, Ignacio Pérez, y el director de El Diario Montañés, Íñigo Noriega, fueron los encargados de entregar el premio Cántabro del Año, un galardón que recogió Eduardo Miñambres en nombre de toda la Unidad de Trasplantes de Valdecilla.

En su discurso, Miñambres, quien se confesó «profundamente orgulloso y agradecido» por la distinción, hizo hincapié en que el puesto puntero que ocupa el Valdecilla de hoy en donación y trasplantes se explica por todo el trabajo realizado anteriormente, gracias al cual el hospital consiguió destacar en un tipo de intervenciones inicialmente concebidas «para ciudades grandes». Dijo que si Valdecilla se ha convertido en un gran centro de trasplantes se debe a que ha contado con profesionales pioneros, a que el hospital siempre colaboró con las comunidades vecinas y, especialmente, a la alta tasa de donaciones en Cantabria. «Eso es lo que constituye el éxito de hoy día. Es un ejemplo de lo que todos juntos podemos conseguir».

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