Cantabria crece menos que el resto, pero con una base sólida de empleo y formación

Lo que acaban de leer es un resumen en pocas líneas de un trabajo amplio y, sobre todo, ambicioso. Se trata del Barómetro de la Economía de Cantabria. Un informe que examina lo que fue el año 2022 y el primer semestre de 2023 para, primero, describir la situación y, después, hacer previsiones. Amplio porque es minucioso. Un estudio que arranca en el contexto internacional para centrarse en lo que pasa aquí. De lo general a lo particular (porque todo está conectado). Y ambicioso porque este trabajo nace con vocación de continuidad. De ofrecer una foto del panorama año tras año.

Es la idea de El Diario Montañés, que encargó la tarea al Colegio de Economistas con la colaboración del Banco Santander. Los tres se ocuparon este viernes de presentar en sociedad el resultado. En un acto con representantes de toda la sociedad cántabra, sobre todo empresarios (casi doscientas personas), que se celebró en el Gran Hotel Sardinero y que se pudo seguir en la web del periódico (ahí está disponible tanto el evento como el documento completo).

Dos datos básicos entre las previsiones. Los autores del trabajo prevén un cierre de año con un crecimiento del PIB en Cantabria de entre el 1,8% y el 1,9%. Estará, de cumplirse, algo por debajo de lo estimado por el último Gobierno de Cantabria (2,1%) y también es menor que la previsión para el conjunto del país (igualmente un 2,1%). Todo, dentro de un contexto nacional de «cierta desaceleración» en el segundo semestre frente al primero, y marcado por las incógnitas «del comportamiento de la demanda interna» y del fin del «sobreahorro» que se generó durante la pandemia (comido en buena parte por las subidas de precios). «El endurecimiento de la política monetaria y de la concesión de préstamos, que añadirá dificultades a las pymes para obtener financiación, unido a los riesgos geopolíticos que aún permanecen con la guerra en Ucrania» están detrás de esta posible desaceleración, según los economistas. A eso hay que añadir –segundo dato– la previsión de una evolución positiva del empleo en Cantabria, con una tasa de paro del 9,2-9,3% para cerrar el año, lo que supone una leve mejora respecto a los datos de la Encuesta de Población Activa al cierre de 2022.

A partir de ahí, centrados en lo nuestro –el trabajo hace también una descripción interesante del contexto mundial y se detiene con precisión en las previsiones en España–, fortalezas y debilidades. «En general, Cantabria sale favorecida en la comparación con otras comunidades: en la mayoría de las variables se encuentra en un lugar intermedio, siendo positiva su clasificación en cuanto a tasa de paro, poca necesidad de financiación y en el incremento del IPC», señaló junto a una de sus imágenes Luis del Amo.

En el estudio de la competitividad regional, Cantabria termina octava. Zona media de nuevo. Mejor en aspectos como mercado de trabajo, capital humano o entorno institucional que en infraestructuras básicas, eficiencia empresarial, innovación o entorno económico. La región destaca por los niveles de población con Educación Secundaria o, en general, por las posibilidades de la universidad, el número de graduados... Aunque esos parámetros son bastante peores si refieren a la formación (y la inversión) en Tecnologías de la Información y la Comunicación. Y tampoco en el apartado 'facilitar' (si el entorno facilita o no la generación de talento) la nota es buena.

Más fortalezas. Que «Cantabria se situó como la cuarta comunidad con menor déficit presupuestario en 2022» o que «la producción industrial se comporta, de manera general, mejor que para el conjunto de España». Y más debilidades. «El sector servicios denota una mayor volatilidad que la del conjunto de España, siendo especialmente dependiente del turismo de verano». Aquí, dos aspectos muy importantes. Es previsible cierto «estancamiento» y muy necesaria esa desestacionalización de la que se lleva hablando años (vital para que el empleo no se engrose a base de fijos discontinuos).

También merece prestar atención a este dato: «Cantabria, para el último año disponible (2021), dedica 227,9 euros por habitante al gasto en I+D, siendo 363,8 euros para el conjunto de España». Y, nuevamente, el aviso de «una pirámide de población de tipo regresiva». Más acusada aquí que en el resto del país. Y esto, más allá de un indicador puntual, es un problema casi estructural.